EvelynEl dolor es lo único que existe.Llega en oleadas, abrasador como fuego líquido recorriendo mi espalda. Es una agonía densa, implacable, como si mi piel se hubiera convertido en un lienzo de carne desgarrada.La sangre caliente corre por mi piel, empapando la tela harapienta de mi vestido. Siento el ardor de cada herida abierta, el escozor del aire al tocar las laceraciones.El suelo bajo mí es duro y frío. Mis mejillas están contra la tierra húmeda, y el aroma a polvo y sangre flota en el ambiente. Todo mi cuerpo tarde con una pulsación irregular, mi respiración es superficial, entrecortada, temblorosa.Pero no grito.No lloro.No les daré esa satisfacción.A mi alrededor, la manada observa en silencio, sus sombras alargadas por la luz de la luna. Disfrutan de mi sufrimiento . Puedo sentirlo en la forma en que sus susurros flotan en el aire, de la manera en que sus miradas se clavan en mi piel desgarrada como si fueran cuchillos.El verdugo se mueve, preparándose para el sigui
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