El despertador sonó a las seis de la mañana, un pitido insistente que arrancó a Ariadna de un sueño ligero.La casa, una construcción más grande de paredes blancas cerca del campus de la Universidad de Alicante, estaba en silencio a esas horas, pero a lo lejos se podía escuchar vagamente el sonido de las olas.Habían pasado casi dos años desde que dejó Londres, emprendió su camino y empezó a vivir su vida bajo sus propias decisiones, y ahora, en octubre de 2027, estaba en su primer año de medicina, persiguiendo una pasión a la que se había aferrado en las noches de insomnio cuidando a sus hijos. Se levantó de la cama, el cuerpo protestando por las pocas horas de sueño, y se pasó las manos por el cabello rojizo antes de dirigirse al cuarto de Eric y Marc.Los gemelos ya estaban despiertos, sus voces pequeñas llenando la habitación con risas y balbuceos. Marc, con su cabello rojo brillante, estaba de pie en la cuna, sacudiendo un osito de peluche, mientras Eric intentaba trepar por los
Ler mais