28. Labios exquisitos
—¿¡Cómo que otro hombre adoptó al niño?! ¿¡Acaso no repetí una y otra vez que quería que Matías llevara mi apellido?! —Gerardo explota de la rabia. Sin embargo, al darse cuenta qué Sergio está presente agarra una fuerte respiración—, quiero al niño de vuelta. —Lo lamento mucho, señor Montesinos. Pero necesito qué se calme ahora. Haremos todo lo posible para qué éste malentendido se arregle, y, y —Imelda une sus manos, demostrando un enorme pesar—, le explicaremos al señor Montesinos, bueno, al señor Rafael qué ocurrió un enorme error.—Usted y yo teníamos un acuerdo, señora Imelda. Matías tendría mi apellido, yo lo adoptaría. Vine con mi hijo para hacer los últimos trámites y lo que recibo es que Rafael Montesinos ahora es el padre legal y tiene la custodia total de Matías —Sergio se acerca a sus piernas, abrazándolo. Gerardo controla el tono de voz por su hijo. Suspira, cierra los ojos y regresa nuevamente con Imelda—, tiene días para arreglar esto, señora Imelda. No permitiré otr
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