35. El Juicio
La mañana del juicio llegó con un aire pesado que parecía llenar cada rincón de la casa. Abrí los ojos antes de que sonara la alarma, sintiendo la presión de un día que podía cambiarlo todo para Chasse y para mí. Él ya no estaba en la cama, pero escuché ruido en la cocina, un indicio de que estaba intentando calmarse con la rutina.Me levanté, tomé una ducha rápida y me vestí con un conjunto sobrio, apropiado para el día. Cuando llegué a la cocina, lo vi de pie junto a la cafetera, sosteniendo una taza con ambas manos. Su mirada estaba perdida, fija en algún punto imaginario.—Buenos días —dije en un tono suave, no queriendo romper su concentración.—Buenos días —respondió, girándose hacia mí con una pequeña sonrisa que no alcanzaba a sus ojos. Me acerqué y tomé su mano. Estaba fría, a pesar de la taza caliente.—Va a salir bien, Chasse. Estamos listos. —Él asintió lentamente, pero no respondió. Sabía que las palabras no serían suficientes para calmarlo, así que simplemente me quedé
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