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Todos los capítulos de Esposada al Magnate: Capítulo 41 - Capítulo 50
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41. Juego de Poder
El día había llegado con la promesa de respuestas, pero también con el peso de un desafío que parecía insuperable. Había un silencio inquietante en nuestra casa mientras Chasse y yo nos preparábamos para enfrentar la segunda ronda de la auditoría. Aunque la junta había aceptado posponer decisiones, esta era nuestra oportunidad definitiva para demostrar la verdad.Nuestro viaje había quedado en segundo plano, y en cuanto los documentos se filtraron a la prensa, tomamos el primer vuelo de regreso a casa. Me senté frente al espejo, tratando de dominar mis nervios mientras terminaba de peinarme. Chasse pasó detrás de mí, ajustándose las mancuernillas. Su expresión era un reflejo de la determinación que había visto en él muchas veces antes.—¿Lista? —preguntó, encontrando mi mirada a través del espejo. —Asentí con firmeza.—Siempre. Pero, ¿tú lo estás? No quiero que todo esto te consuma.—Lo único que importa es que esta compañía y nuestra vida juntos salgan de esto intactos. —Se inclinó
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42. Traicion Silenciosa
Había algo en el aire esa mañana que me mantenía en alerta. Chasse y yo habíamos pasado los últimos días recopilando información, intentando reconstruir lo que había sucedido con su sistema de seguridad. Sin embargo, cuanto más investigábamos, más confuso parecía todo.El teléfono de Chasse vibró sobre la mesa, sacándonos a ambos de nuestros pensamientos. Se inclinó para mirar la pantalla y suspiró profundamente.—Es Eleanor —dijo, con un tono pesado. —Quiere que nos reunamos con ella en la oficina. Dice que ha encontrado algo más.—¿Algo más? —repetí, sintiendo un nudo formarse en mi estómago. —¿Qué puede ser ahora?¿ —Chasse no respondió, pero su mirada era suficiente para saber que él también estaba al borde del agotamiento mental. Nos preparamos rápidamente y nos dirigimos hacia la oficina, ambos en silencio. Sabíamos que cada paso que dábamos nos acercaba más a la verdad, pero también a posibles consecuencias que podían ser devastadoras.Eleanor nos recibió en su oficina con una
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43. Confrontación
El aire en la oficina se sentía más denso de lo habitual cuando llegué esa mañana. Después de los eventos de los últimos días, mi intuición me decía que el día sería decisivo. No había dormido bien pensando en las implicaciones de lo que habíamos descubierto sobre Clarke, Dana y el uso indebido de las credenciales de Patrick.Chasse ya estaba en su oficina cuando entré. Su mirada fija en la pantalla de su computadora no me sorprendió, pero lo que llamó mi atención fue la presencia de Eleanor, quien estaba sentada frente a él con una expresión de seriedad absoluta.—Buenos días —dije mientras me acercaba, dejando mi bolso sobre una de las sillas.—Buenos días, Harmony. —Chasse apenas desvió la vista de la pantalla. —Eleanor tiene algo que debemos discutir antes de decidir nuestros próximos pasos.—¿Es algo que no puede esperar? —pregunté, tomando asiento. Eleanor asintió, entrelazando sus dedos sobre la mesa.—Anoche, mientras revisaba nuevamente los registros, encontré algo que creo q
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44. Game Over
El sol comenzaba a ocultarse detrás de las altas torres de la ciudad mientras me dirigía a la oficina de Chasse. Después de la tormentosa confrontación con Clarke el día anterior, sabía que el peso de las decisiones recaía sobre nosotros. No se trataba solo de limpiar el nombre de la empresa, sino de planificar cómo reconstruirla después del daño. Y en medio de todo eso, estaba nuestra relación, que se había convertido en el ancla que me mantenía firme.Cuando llegué, la puerta estaba entreabierta, y escuché su voz mezclada con la de Eleanor. Decidí entrar sin anunciarme.—Necesitamos asegurarnos de que cada transacción sea revisada antes de hacer cualquier movimiento público —decía Chasse, su tono firme pero agotado.—Lo entiendo, pero será un proceso largo —respondió Eleanor. —Además, el impacto mediático será inevitable. Necesitamos preparar un comunicado para la prensa.Me aclaré la garganta, y ambos voltearon hacia mí.—Perdón por interrumpir. ¿Puedo unirme? —pregunté, sosteniend
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45. El regreso del pasado.
El sonido de mi tacón resonaba en los pasillos del edificio mientras caminaba hacia la oficina de Chasse. Era una mañana tranquila, casi demasiado para mi gusto, como si algo estuviera a punto de romperse en esa calma. La noche anterior habíamos hablado hasta tarde, soñando con el futuro, pero desperté con una inquietud inexplicable en el pecho.Entré a la oficina de Chasse y lo encontré frente a su escritorio, concentrado en su laptop. Su ceño estaba fruncido, una señal clara de que algo no iba bien.—Buenos días —Saludé, dejando mi bolso en la silla cercana. Él levantó la mirada, y una sonrisa fugaz cruzó su rostro antes de desaparecer.—Buenos días. —Su tono era neutro, casi distante.—¿Qué ocurre? —pregunté, acercándome.Él suspiró y giró la laptop hacia mí. En la pantalla había un correo electrónico con un remitente que reconocí al instante. Mi corazón se detuvo por un segundo.—¿No creíste necesario mencionarme que tu antiguo novio estaba de vuelta en la ciudad? —preguntó Chasse
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46. Decisiones
Me desperté antes de que el sol asomara por el horizonte, mi cuerpo aún acurrucado en el lado derecho de la cama, como si instintivamente tratara de mantener distancia. Chasse estaba del otro lado, su figura inmóvil en la penumbra. Era extraño cómo la distancia entre nosotros parecía haberse ampliado, incluso en la cercanía física.Me levanté con cuidado, intentando no despertarlo, y me dirigí al salón. Necesitaba claridad, y eso significaba distancia. El silencio del apartamento era casi opresivo, pero también me dio espacio para enfrentar la maraña de emociones que llevaba dentro.La noche anterior había sido una de las más tensas desde que empezamos esta relación. Todo comenzó con una discusión aparentemente trivial: un comentario mío sobre cómo manejar la próxima reunión con la junta directiva. Chasse lo interpretó como una crítica a su liderazgo, y antes de que pudiera explicarme, la conversación había escalado a gritos.El eco de nuestra última discusión resonaba en mi mente. Ha
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47. Mejor sola...
Después de dejar el apartamento de Chasse, me sentí como si estuviera caminando sobre una cuerda floja, intentando mantener el equilibrio en un mundo que se desmoronaba bajo mis pies. Mi corazón latía con fuerza y mis pensamientos eran un caos. Había pasado la noche en el apartamento de Lucy, mi amiga más cercana, pero ni siquiera la calidez de su hogar lograba calmar el torbellino de emociones que me consumía.Alexander había reaparecido justo cuando mi relación con Chasse comenzaba a tambalearse, y ahora me encontraba atrapada entre dos hombres: el del pasado, que alguna vez me rompió el corazón, y el del presente, con quien tenía una relación compleja y llena de contradicciones.Esa mañana, mientras intentaba ordenar mis ideas, Lucy me miró con esa mezcla de preocupación y paciencia que solo ella sabía expresar.—Harmony, ¿vas a seguir huyendo? —preguntó, entregándome una taza de café—. No parece que este lío vaya a resolverse solo.—No estoy huyendo, Lucy —murmuré, aunque ambas sa
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48. El espacio entre nosotros
El sol apenas comenzaba a colarse por las rendijas de las cortinas cuando me desperté esa mañana, con el corazón pesado y una sensación de vacío que parecía crecer con cada respiración. Habían pasado dos días desde el enfrentamiento en el bar entre Chasse y Alexander, y aunque había evitado el contacto con ambos, el eco de sus palabras seguía resonando en mi cabeza.Me encontraba en un limbo emocional, incapaz de ignorar el peso de mis propios pensamientos. Había sido un error dejar que Alexander volviera a entrar en mi vida, aunque solo fuera momentáneamente, pero también sentía que algo entre Chasse y yo había cambiado irremediablemente.Mientras me preparaba una taza de café, mi teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Chasse."¿Podemos hablar hoy? Es importante."Lo miré fijamente, debatiendo si debía responder. Finalmente, con un suspiro, escribí:"Está bien. ¿Dónde?"Su respuesta llegó casi al instante:"Mi apartamento, a las seis."Coloqué el teléfono boca abajo, tratando d
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49. Distancia
Habían pasado cinco días desde mi último encuentro con Chasse en el parque. Sus palabras todavía se repetían en mi mente como un eco constante, recordándome que quizás había ido demasiado lejos al pedir espacio. Pero, ¿qué otra opción tenía? Estaba atrapada en un torbellino emocional, tratando de reconciliar lo que sentía por él con lo que pensaba que debía hacer para protegerme.Lucy me animaba a hablar con él, a ser honesta y abierta, pero no era tan fácil como parecía. Hablar con Chasse significaba enfrentar mis propios miedos, y no estaba lista para eso. En el fondo, sabía que lo estaba evitando, pero el orgullo disfrazaba mi distancia como una necesidad de claridad.Esa mañana, mientras intentaba concentrarme en el trabajo en casa de Lucy, mi teléfono vibró en la mesa. El nombre de Chasse apareció en la pantalla, pero lo ignoré. No podía lidiar con él en ese momento. Sin embargo, no dejé de mirarlo, preguntándome cuánto tiempo más seguiría intentando.Minutos después, el teléfono
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50. Clausulas del Corazón
El contrato.Era una palabra que había intentado ignorar, un acuerdo firmado en un momento de desesperación que ahora parecía atarnos como cadenas invisibles. Durante semanas, Chasse y yo habíamos esquivado mencionarlo, pero su presencia era ineludible. A pesar de nuestros esfuerzos por acercarnos o distanciarnos, siempre estaba ahí, como un recordatorio de que nuestra relación había comenzado con términos y condiciones, no con amor.Esa mañana, mientras revisaba algunos documentos en la mesa del comedor en casa de Lucy, no podía evitar pensar en él. Los últimos días habían sido un caos de emociones. Chasse seguía intentando demostrarme que podía confiar en él, pero cada pequeño gesto suyo traía consigo la sombra de ese contrato. ¿Cuánto de lo que hacía era genuino, y cuánto era parte de su deber como mi esposo “contratado”?Un mensaje llegó a mi teléfono. Era de Chasse.“Necesitamos hablar. Por favor, no sigas evitándome. Ven a mi oficina.”Suspiré, dejando el teléfono sobre la mesa.
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