60. Frustración
El sol apenas había salido cuando me encontraba ya sentado en mi oficina, rodeado de pilas de documentos y el brillo de la pantalla de mi ordenador. Había pasado meses intentando seguir adelante, tratando de llenar cada minuto de mi día con reuniones, contratos, y decisiones empresariales.Era mi manera de anestesiar el dolor, de convencerme de que, si mantenía mi mente ocupada, no tendría tiempo para pensar en Harmony. Pero, por mucho que lo intentara, el vacío que había dejado no desaparecía.Desde que Harmony se había ido, mis días seguían un patrón monótono pero implacable. Llegaba temprano a la oficina, revisaba correos electrónicos, asistía a reuniones interminables y, al final del día, volvía a casa solo, demasiado exhausto como para hacer otra cosa que no fuera caer rendido en la cama.—Señor Michels, tiene una llamada de la junta directiva —me informó Danna mi asistente, asomándose por la puerta. Asentí sin levantar la vista de los papeles frente a mí.—Pásamela.La voz al ot
Leer más