CHASSEDesperté con una sensación extraña en el pecho, como si algo estuviera fuera de lugar. Extendí mi mano hacia el lado de la cama donde Harmony solía dormir, pero no la encontré. Mis dedos solo tocaron las sábanas frías, y eso me hizo abrir los ojos de golpe.—¿Harmony? —llamé, incorporándome en la cama.El apartamento estaba en completo silencio, un vacío que parecía gritar. Mi corazón comenzó a latir más rápido, y una sensación de ansiedad me invadió. Salté de la cama y revisé el baño, la sala, la cocina. Pero ella no estaba.Fue entonces cuando lo vi: un pequeño papel doblado sobre la mesa de la sala. Mi respiración se detuvo al reconocer su letra. Mis dedos temblaban mientras lo tomaba y comenzaba a leer."Chasse:Necesito tiempo para pensar. No te preocupes, estoy bien, pero ahora mismo necesito espacio. No es algo que tenga que ver contigo, sino conmigo misma. Te llamaré cuando esté lista.Harmony."Leí la nota una y otra vez, esperando que las palabras cambiaran, que revel
CHASSEEl silencio era lo primero que sentí al despertar. Un silencio ensordecedor que parecía envolverlo todo. Mi cuerpo estaba rígido, como si no hubiera movido un solo músculo en horas. La luz tenue del amanecer se filtraba entre las cortinas de la habitación, iluminando el espacio con un resplandor melancólico.Giré lentamente en la cama, sintiendo cómo el dolor punzante en mi pecho regresaba como un viejo enemigo al que no podía esquivar. Al estirar el brazo, lo supe al instante: estaba solo otra vez.—Harmony... —murmuré su nombre en la penumbra, como si al pronunciarlo pudiera invocarla. Pero la realidad me golpeó de frente. No estaba allí.Me incorporé, mis pies descalzos tocando el suelo frío del hotel. Mis ojos buscaron desesperadamente alguna señal, algo que indicara que había sido un mal sueño, pero todo estaba en su sitio: la maleta aún cerrada, la habitación ordenada, y el aire... el aire cargado de ausencia.Caminé hacia la pequeña mesa de noche y, con el corazón latien
El tren se detuvo con un ligero chirrido metálico, y la voz del conductor anunció nuestra llegada a la pequeña ciudad que ahora llamaría hogar. Miré por la ventana, dejando que el paisaje que me recibía se impregnara en mi memoria: calles tranquilas, casas alineadas con jardines floridos, y un cielo despejado que parecía ofrecerme la paz que tanto anhelaba.Me ajusté el abrigo y tomé mis maletas. No eran muchas, pero contenían lo suficiente para empezar de nuevo. Al descender del tren, el aire fresco golpeó mi rostro, y por primera vez en semanas, respiré profundamente, intentando dejar atrás el peso que había cargado durante tanto tiempo.Mi mano descansó instintivamente sobre mi vientre, como lo hacía cada vez que necesitaba recordar por qué había tomado esta decisión. Mi bebé. La única razón por la que seguía adelante, incluso cuando todo dentro de mí me pedía que me rindiera.Caminé hacia la salida de la estación, sintiéndome extrañamente ligera, como si este nuevo comienzo tuvier
CHASSEHabían pasado semanas desde aquella mañana en la habitación del hotel, desde que desperté para encontrarme solo. El espacio vacío junto a mí en la cama me recordaba constantemente lo que había perdido. Había leído y releído la nota de Harmony hasta casi desgastarla, pero ninguna palabra, ningún rastro de tinta, me decía dónde buscarla. Su despedida era definitiva, pero no podía aceptarlo.Me puse de pie y lancé un golpe al escritorio. El eco de mi frustración retumbó en la habitación. ¿Cómo había permitido que todo llegara a este punto? No podía permitirme ser derrotado por su silencio, ni por la ausencia de pistas. Harmony era mi vida, y la encontraría, sin importar cuánto tiempo me llevara.El primer lugar al que acudí fue su apartamento. Toqué la puerta una y otra vez, pero no obtuve respuesta. Finalmente, me arriesgué a abrir con la llave que ella no sabía que todavía conservaba.El interior estaba vacío. Cada rincón carecía de vida, como si nunca hubiera habitado allí. Lo
Tres años Después….El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de mi pequeño apartamento, anunciando el inicio de un nuevo día. Me desperecé con cuidado, intentando no hacer ruido para no despertar a Emma, quien dormía profundamente en su cuna junto a mi cama.Había algo angelical en su rostro cuando dormía. Sus mejillas redondeadas, sus pequeñas manos cerradas en puños, y esa ligera sonrisa que a veces aparecía en sus labios, como si soñara con algo hermoso. Cada vez que la miraba, sentía una mezcla de emociones: amor, orgullo, pero también un dolor punzante que nunca desaparecía del todo.Chasse. Su rostro aparecía en mi mente, como lo hacía todos los días desde que me fui. Había huido pensando que la distancia y el tiempo borrarían todo, pero no podía evitar recordar. Cada vez que Emma sonreía, veía un destello de su padre en ella.Suspiré, obligándome a dejar esos pensamientos de lado. Tenía que ser fuerte, por ella y por mí.La rutina diaria era agotadora. Después de pr
El sol apenas había salido cuando me encontraba ya sentado en mi oficina, rodeado de pilas de documentos y el brillo de la pantalla de mi ordenador. Había pasado meses intentando seguir adelante, tratando de llenar cada minuto de mi día con reuniones, contratos, y decisiones empresariales.Era mi manera de anestesiar el dolor, de convencerme de que, si mantenía mi mente ocupada, no tendría tiempo para pensar en Harmony. Pero, por mucho que lo intentara, el vacío que había dejado no desaparecía.Desde que Harmony se había ido, mis días seguían un patrón monótono pero implacable. Llegaba temprano a la oficina, revisaba correos electrónicos, asistía a reuniones interminables y, al final del día, volvía a casa solo, demasiado exhausto como para hacer otra cosa que no fuera caer rendido en la cama.—Señor Michels, tiene una llamada de la junta directiva —me informó Danna mi asistente, asomándose por la puerta. Asentí sin levantar la vista de los papeles frente a mí.—Pásamela.La voz al ot
Desde el momento en que Harmony desapareció, mi vida se convirtió en una rutina mecánica. Cada amanecer traía consigo una sensación de vacío, como si el mundo hubiera perdido su color. Sabía que no podía seguir así, pero encontrar una salida parecía imposible. Fue entonces cuando mis amigos y familiares decidieron intervenir, aunque no les había pedido ayuda, y sinceramente, no estaba seguro de quererla.—¿Sabes que estás actuando como un idiota, verdad? —Ryan soltó esa frase sin preámbulos al entrar a mi oficina.Había perdido la cuenta de cuántas veces Ryan había aparecido sin invitación desde que Harmony se fue. Cerró la puerta detrás de él y se sentó frente a mi escritorio, con su típica expresión de exasperación.—Estoy ocupado, Ryan —le respondí, sin apartar la vista del informe que estaba leyendo.—No, no lo estás. Estás enterrándote en papeles para evitar enfrentar tus sentimientos. —Sus palabras me molestaron más de lo que quería admitir.—¿Y qué esperas que haga? ¿Que me sie
Los días transcurrían pesadamente desde que Harmony había desaparecido de mi vida. Era un vacío insostenible, un agujero que devoraba cada partícula de esperanza que me quedaba. Mi búsqueda hasta ese momento había sido infructuosa, pero una pista inesperada trajo consigo un leve resplandor en medio de la oscuridad.Fue Ryan, como muchas veces, quien me ofreció un rayo de luz. Apareció en mi oficina mientras yo estaba sumido en mi trabajo, intentando ahogar en números y estrategias la desesperación que me carcomía por dentro.—Chasse, creo que encontré algo —dijo con tono cauteloso, pero sus ojos reflejaban emoción.Lo miré, casi sin esperanza. Había recibido tantas pistas falsas, tantos callejones sin salida, que me costaba creer que esta vez sería diferente.—¿Qué encontraste? —pregunté con un dejo de escepticismo. Ryan tomó asiento frente a mi escritorio y sacó su teléfono.—Revisé algunos registros financieros que podrías reconocer. Encontré una transacción reciente, vinculada a lo