CHASSEHabían pasado semanas desde aquella mañana en la habitación del hotel, desde que desperté para encontrarme solo. El espacio vacío junto a mí en la cama me recordaba constantemente lo que había perdido. Había leído y releído la nota de Harmony hasta casi desgastarla, pero ninguna palabra, ningún rastro de tinta, me decía dónde buscarla. Su despedida era definitiva, pero no podía aceptarlo.Me puse de pie y lancé un golpe al escritorio. El eco de mi frustración retumbó en la habitación. ¿Cómo había permitido que todo llegara a este punto? No podía permitirme ser derrotado por su silencio, ni por la ausencia de pistas. Harmony era mi vida, y la encontraría, sin importar cuánto tiempo me llevara.El primer lugar al que acudí fue su apartamento. Toqué la puerta una y otra vez, pero no obtuve respuesta. Finalmente, me arriesgué a abrir con la llave que ella no sabía que todavía conservaba.El interior estaba vacío. Cada rincón carecía de vida, como si nunca hubiera habitado allí. Lo
Tres años Después….El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de mi pequeño apartamento, anunciando el inicio de un nuevo día. Me desperecé con cuidado, intentando no hacer ruido para no despertar a Emma, quien dormía profundamente en su cuna junto a mi cama.Había algo angelical en su rostro cuando dormía. Sus mejillas redondeadas, sus pequeñas manos cerradas en puños, y esa ligera sonrisa que a veces aparecía en sus labios, como si soñara con algo hermoso. Cada vez que la miraba, sentía una mezcla de emociones: amor, orgullo, pero también un dolor punzante que nunca desaparecía del todo.Chasse. Su rostro aparecía en mi mente, como lo hacía todos los días desde que me fui. Había huido pensando que la distancia y el tiempo borrarían todo, pero no podía evitar recordar. Cada vez que Emma sonreía, veía un destello de su padre en ella.Suspiré, obligándome a dejar esos pensamientos de lado. Tenía que ser fuerte, por ella y por mí.La rutina diaria era agotadora. Después de pr
El sol apenas había salido cuando me encontraba ya sentado en mi oficina, rodeado de pilas de documentos y el brillo de la pantalla de mi ordenador. Había pasado meses intentando seguir adelante, tratando de llenar cada minuto de mi día con reuniones, contratos, y decisiones empresariales.Era mi manera de anestesiar el dolor, de convencerme de que, si mantenía mi mente ocupada, no tendría tiempo para pensar en Harmony. Pero, por mucho que lo intentara, el vacío que había dejado no desaparecía.Desde que Harmony se había ido, mis días seguían un patrón monótono pero implacable. Llegaba temprano a la oficina, revisaba correos electrónicos, asistía a reuniones interminables y, al final del día, volvía a casa solo, demasiado exhausto como para hacer otra cosa que no fuera caer rendido en la cama.—Señor Michels, tiene una llamada de la junta directiva —me informó Danna mi asistente, asomándose por la puerta. Asentí sin levantar la vista de los papeles frente a mí.—Pásamela.La voz al ot
Desde el momento en que Harmony desapareció, mi vida se convirtió en una rutina mecánica. Cada amanecer traía consigo una sensación de vacío, como si el mundo hubiera perdido su color. Sabía que no podía seguir así, pero encontrar una salida parecía imposible. Fue entonces cuando mis amigos y familiares decidieron intervenir, aunque no les había pedido ayuda, y sinceramente, no estaba seguro de quererla.—¿Sabes que estás actuando como un idiota, verdad? —Ryan soltó esa frase sin preámbulos al entrar a mi oficina.Había perdido la cuenta de cuántas veces Ryan había aparecido sin invitación desde que Harmony se fue. Cerró la puerta detrás de él y se sentó frente a mi escritorio, con su típica expresión de exasperación.—Estoy ocupado, Ryan —le respondí, sin apartar la vista del informe que estaba leyendo.—No, no lo estás. Estás enterrándote en papeles para evitar enfrentar tus sentimientos. —Sus palabras me molestaron más de lo que quería admitir.—¿Y qué esperas que haga? ¿Que me sie
Los días transcurrían pesadamente desde que Harmony había desaparecido de mi vida. Era un vacío insostenible, un agujero que devoraba cada partícula de esperanza que me quedaba. Mi búsqueda hasta ese momento había sido infructuosa, pero una pista inesperada trajo consigo un leve resplandor en medio de la oscuridad.Fue Ryan, como muchas veces, quien me ofreció un rayo de luz. Apareció en mi oficina mientras yo estaba sumido en mi trabajo, intentando ahogar en números y estrategias la desesperación que me carcomía por dentro.—Chasse, creo que encontré algo —dijo con tono cauteloso, pero sus ojos reflejaban emoción.Lo miré, casi sin esperanza. Había recibido tantas pistas falsas, tantos callejones sin salida, que me costaba creer que esta vez sería diferente.—¿Qué encontraste? —pregunté con un dejo de escepticismo. Ryan tomó asiento frente a mi escritorio y sacó su teléfono.—Revisé algunos registros financieros que podrías reconocer. Encontré una transacción reciente, vinculada a lo
Los días que pasaron desde que llegué a Charleston fueron una mezcla de caos y momentos de paz. Había decidido quedarme, enfrentar la nueva vida que había elegido para mí y mi hija, aunque todo en mi interior gritaba por lo contrario. El dolor de dejar a Chasse atrás aún era palpable, pero la idea de seguir adelante sin él era lo único que podía hacer. Mi prioridad era mi hija. Nada más importaba.Los primeros días fueron los más difíciles. Los recuerdos de todo lo que habíamos vivido juntos me invadían constantemente, pero también me recordaban lo que había decidido dejar atrás. No podía arriesgarme a que mi corazón volviera a caer en las mismas trampas de antes, especialmente porque ahora había algo más en juego. Mi hija, mi pequeña, la que aún no conocía del todo, pero que sentía en lo más profundo de mi ser.Sin embargo, el proceso de adaptación no fue fácil. Al principio, me costaba manejar todo por mi cuenta: el trabajo, la maternidad, la vida diaria. No podía evitar sentirme ag
El viento cortante me golpeaba el rostro mientras caminaba por la acera, con el pensamiento nublado, sin rumbo fijo. Estaba atrapado, y lo sabía. Había llegado tan lejos, había recorrido kilómetros y más kilómetros para encontrarla. Y ahora que finalmente lo había logrado, no sabía si estaba listo para dar el siguiente paso. La idea de verla de nuevo, de enfrentarla después de todo lo que había pasado, me aterraba.La puerta de su departamento me observaba desde el otro lado de la calle, como un obstáculo imponente, una barrera entre mi dolor y el anhelo que sentía por ella. Había pasado tanto tiempo, pero al verla ahí, tan cerca, las emociones afloraron con una intensidad que no había anticipado.Sabía que la había encontrado, que Harmony estaba allí, viviendo en ese pequeño apartamento que parecía tan ajeno a la vida que había conocido a su lado. Había hecho todo lo posible por encontrarla, pero ahora que estaba frente a ella, me quedaba paralizado. No podía avanzar. No sabía qué ha
ChasseLa conferencia en la que había sido invitado a participar era importante, una de esas oportunidades que no se presentaban todos los días. Era la clase de evento donde se discutían temas de innovación tecnológica, inversiones y desarrollo empresarial. Chasse Michels, como CEO de una de las compañías más influyentes del país, no podía permitirse perderlo. El evento estaba lleno de gente importante, de expertos en el sector que miraban al futuro con ambición y determinación. Sin embargo, mi mente no estaba en los paneles ni en las presentaciones.Había algo dentro de mí que no podía dejar de pensar: Harmony. ¿Dónde estaría? ¿Cómo estaría ella después de todo lo que pasó? Mi corazón seguía latiendo con fuerza cada vez que pensaba en ella, pero había decidido no acercarme. Había encontrado su paradero, y aunque el impulso de ir a buscarla era inmenso, me había mantenido firme en mi decisión de no dar el siguiente paso.El evento transcurría mientras las horas parecían volverse más l