El día había llegado con la promesa de respuestas, pero también con el peso de un desafío que parecía insuperable. Había un silencio inquietante en nuestra casa mientras Chasse y yo nos preparábamos para enfrentar la segunda ronda de la auditoría. Aunque la junta había aceptado posponer decisiones, esta era nuestra oportunidad definitiva para demostrar la verdad.Nuestro viaje había quedado en segundo plano, y en cuanto los documentos se filtraron a la prensa, tomamos el primer vuelo de regreso a casa. Me senté frente al espejo, tratando de dominar mis nervios mientras terminaba de peinarme. Chasse pasó detrás de mí, ajustándose las mancuernillas. Su expresión era un reflejo de la determinación que había visto en él muchas veces antes.—¿Lista? —preguntó, encontrando mi mirada a través del espejo. —Asentí con firmeza.—Siempre. Pero, ¿tú lo estás? No quiero que todo esto te consuma.—Lo único que importa es que esta compañía y nuestra vida juntos salgan de esto intactos. —Se inclinó
Había algo en el aire esa mañana que me mantenía en alerta. Chasse y yo habíamos pasado los últimos días recopilando información, intentando reconstruir lo que había sucedido con su sistema de seguridad. Sin embargo, cuanto más investigábamos, más confuso parecía todo.El teléfono de Chasse vibró sobre la mesa, sacándonos a ambos de nuestros pensamientos. Se inclinó para mirar la pantalla y suspiró profundamente.—Es Eleanor —dijo, con un tono pesado. —Quiere que nos reunamos con ella en la oficina. Dice que ha encontrado algo más.—¿Algo más? —repetí, sintiendo un nudo formarse en mi estómago. —¿Qué puede ser ahora?¿ —Chasse no respondió, pero su mirada era suficiente para saber que él también estaba al borde del agotamiento mental. Nos preparamos rápidamente y nos dirigimos hacia la oficina, ambos en silencio. Sabíamos que cada paso que dábamos nos acercaba más a la verdad, pero también a posibles consecuencias que podían ser devastadoras.Eleanor nos recibió en su oficina con una
El aire en la oficina se sentía más denso de lo habitual cuando llegué esa mañana. Después de los eventos de los últimos días, mi intuición me decía que el día sería decisivo. No había dormido bien pensando en las implicaciones de lo que habíamos descubierto sobre Clarke, Dana y el uso indebido de las credenciales de Patrick.Chasse ya estaba en su oficina cuando entré. Su mirada fija en la pantalla de su computadora no me sorprendió, pero lo que llamó mi atención fue la presencia de Eleanor, quien estaba sentada frente a él con una expresión de seriedad absoluta.—Buenos días —dije mientras me acercaba, dejando mi bolso sobre una de las sillas.—Buenos días, Harmony. —Chasse apenas desvió la vista de la pantalla. —Eleanor tiene algo que debemos discutir antes de decidir nuestros próximos pasos.—¿Es algo que no puede esperar? —pregunté, tomando asiento. Eleanor asintió, entrelazando sus dedos sobre la mesa.—Anoche, mientras revisaba nuevamente los registros, encontré algo que creo q
El sol comenzaba a ocultarse detrás de las altas torres de la ciudad mientras me dirigía a la oficina de Chasse. Después de la tormentosa confrontación con Clarke el día anterior, sabía que el peso de las decisiones recaía sobre nosotros. No se trataba solo de limpiar el nombre de la empresa, sino de planificar cómo reconstruirla después del daño. Y en medio de todo eso, estaba nuestra relación, que se había convertido en el ancla que me mantenía firme.Cuando llegué, la puerta estaba entreabierta, y escuché su voz mezclada con la de Eleanor. Decidí entrar sin anunciarme.—Necesitamos asegurarnos de que cada transacción sea revisada antes de hacer cualquier movimiento público —decía Chasse, su tono firme pero agotado.—Lo entiendo, pero será un proceso largo —respondió Eleanor. —Además, el impacto mediático será inevitable. Necesitamos preparar un comunicado para la prensa.Me aclaré la garganta, y ambos voltearon hacia mí.—Perdón por interrumpir. ¿Puedo unirme? —pregunté, sosteniend
El sonido de mi tacón resonaba en los pasillos del edificio mientras caminaba hacia la oficina de Chasse. Era una mañana tranquila, casi demasiado para mi gusto, como si algo estuviera a punto de romperse en esa calma. La noche anterior habíamos hablado hasta tarde, soñando con el futuro, pero desperté con una inquietud inexplicable en el pecho.Entré a la oficina de Chasse y lo encontré frente a su escritorio, concentrado en su laptop. Su ceño estaba fruncido, una señal clara de que algo no iba bien.—Buenos días —Saludé, dejando mi bolso en la silla cercana. Él levantó la mirada, y una sonrisa fugaz cruzó su rostro antes de desaparecer.—Buenos días. —Su tono era neutro, casi distante.—¿Qué ocurre? —pregunté, acercándome.Él suspiró y giró la laptop hacia mí. En la pantalla había un correo electrónico con un remitente que reconocí al instante. Mi corazón se detuvo por un segundo.—¿No creíste necesario mencionarme que tu antiguo novio estaba de vuelta en la ciudad? —preguntó Chasse
Me desperté antes de que el sol asomara por el horizonte, mi cuerpo aún acurrucado en el lado derecho de la cama, como si instintivamente tratara de mantener distancia. Chasse estaba del otro lado, su figura inmóvil en la penumbra. Era extraño cómo la distancia entre nosotros parecía haberse ampliado, incluso en la cercanía física.Me levanté con cuidado, intentando no despertarlo, y me dirigí al salón. Necesitaba claridad, y eso significaba distancia. El silencio del apartamento era casi opresivo, pero también me dio espacio para enfrentar la maraña de emociones que llevaba dentro.La noche anterior había sido una de las más tensas desde que empezamos esta relación. Todo comenzó con una discusión aparentemente trivial: un comentario mío sobre cómo manejar la próxima reunión con la junta directiva. Chasse lo interpretó como una crítica a su liderazgo, y antes de que pudiera explicarme, la conversación había escalado a gritos.El eco de nuestra última discusión resonaba en mi mente. Ha
Después de dejar el apartamento de Chasse, me sentí como si estuviera caminando sobre una cuerda floja, intentando mantener el equilibrio en un mundo que se desmoronaba bajo mis pies. Mi corazón latía con fuerza y mis pensamientos eran un caos. Había pasado la noche en el apartamento de Lucy, mi amiga más cercana, pero ni siquiera la calidez de su hogar lograba calmar el torbellino de emociones que me consumía.Alexander había reaparecido justo cuando mi relación con Chasse comenzaba a tambalearse, y ahora me encontraba atrapada entre dos hombres: el del pasado, que alguna vez me rompió el corazón, y el del presente, con quien tenía una relación compleja y llena de contradicciones.Esa mañana, mientras intentaba ordenar mis ideas, Lucy me miró con esa mezcla de preocupación y paciencia que solo ella sabía expresar.—Harmony, ¿vas a seguir huyendo? —preguntó, entregándome una taza de café—. No parece que este lío vaya a resolverse solo.—No estoy huyendo, Lucy —murmuré, aunque ambas sa
El sol apenas comenzaba a colarse por las rendijas de las cortinas cuando me desperté esa mañana, con el corazón pesado y una sensación de vacío que parecía crecer con cada respiración. Habían pasado dos días desde el enfrentamiento en el bar entre Chasse y Alexander, y aunque había evitado el contacto con ambos, el eco de sus palabras seguía resonando en mi cabeza.Me encontraba en un limbo emocional, incapaz de ignorar el peso de mis propios pensamientos. Había sido un error dejar que Alexander volviera a entrar en mi vida, aunque solo fuera momentáneamente, pero también sentía que algo entre Chasse y yo había cambiado irremediablemente.Mientras me preparaba una taza de café, mi teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Chasse."¿Podemos hablar hoy? Es importante."Lo miré fijamente, debatiendo si debía responder. Finalmente, con un suspiro, escribí:"Está bien. ¿Dónde?"Su respuesta llegó casi al instante:"Mi apartamento, a las seis."Coloqué el teléfono boca abajo, tratando d