El sol brillaba intensamente sobre la isla, y las olas rompían con una cadencia que parecía marcar el ritmo de un día perfecto. Sin embargo, dentro de mí, una tormenta comenzaba a formarse. Aunque Chasse había prometido no dejar que los problemas de su oficina interfirieran en nuestras vacaciones, algo en su actitud me decía que las preocupaciones aún lo seguían.Habíamos pasado la mañana en la playa, nadando y jugando en la arena como si fuéramos niños. Sin embargo, cada vez que lo miraba, lo encontraba distraído, con el ceño fruncido y una mirada que parecía viajar kilómetros lejos de aquí. Sabía que debía preguntarle, pero también temía que hacerlo pudiera arruinar este frágil oasis que habíamos creado.Cuando volvimos a la cabaña para almorzar, Chasse se disculpó para atender una llamada. Traté de no darle importancia, pero mientras lo escuchaba hablar desde la terraza, algo en su tono me hizo sentir que estaba ocultándome algo. Decidí enfrentar mis dudas. Cuando terminó, lo encon
Desperté con la sensación de que algo estaba fuera de lugar. A mi lado, Chasse todavía dormía, su rostro se mantenía relajado a pesar de todo lo que estaba sucediendo. Habíamos pasado la noche hablando sobre posibles estrategias para enfrentar la situación, pero la incertidumbre seguía acechando como una sombra.Me levanté con cuidado para no despertarlo y me dirigí a la terraza. El aire fresco de la mañana me ayudó a aclarar un poco la mente. Miré al horizonte, donde el sol comenzaba a alzarse sobre el océano, y me prometí que no permitiría que esto nos derrotara. Habíamos superado tantas cosas juntos; no íbamos a caer ahora.Mientras contemplaba las olas, escuché el sonido de la puerta corredera detrás de mí. Chasse salió con una taza de café en la mano, su cabello desordenado y su mirada todavía somnolienta. Aun así, se veía tan perfecto que mi corazón dio un vuelco.—¿No puedes dormir? —preguntó con voz ronca, acercándose a mí.—Demasiadas cosas en mi mente —admití, aceptando la t
El día había llegado con la promesa de respuestas, pero también con el peso de un desafío que parecía insuperable. Había un silencio inquietante en nuestra casa mientras Chasse y yo nos preparábamos para enfrentar la segunda ronda de la auditoría. Aunque la junta había aceptado posponer decisiones, esta era nuestra oportunidad definitiva para demostrar la verdad.Nuestro viaje había quedado en segundo plano, y en cuanto los documentos se filtraron a la prensa, tomamos el primer vuelo de regreso a casa. Me senté frente al espejo, tratando de dominar mis nervios mientras terminaba de peinarme. Chasse pasó detrás de mí, ajustándose las mancuernillas. Su expresión era un reflejo de la determinación que había visto en él muchas veces antes.—¿Lista? —preguntó, encontrando mi mirada a través del espejo. —Asentí con firmeza.—Siempre. Pero, ¿tú lo estás? No quiero que todo esto te consuma.—Lo único que importa es que esta compañía y nuestra vida juntos salgan de esto intactos. —Se inclinó
Había algo en el aire esa mañana que me mantenía en alerta. Chasse y yo habíamos pasado los últimos días recopilando información, intentando reconstruir lo que había sucedido con su sistema de seguridad. Sin embargo, cuanto más investigábamos, más confuso parecía todo.El teléfono de Chasse vibró sobre la mesa, sacándonos a ambos de nuestros pensamientos. Se inclinó para mirar la pantalla y suspiró profundamente.—Es Eleanor —dijo, con un tono pesado. —Quiere que nos reunamos con ella en la oficina. Dice que ha encontrado algo más.—¿Algo más? —repetí, sintiendo un nudo formarse en mi estómago. —¿Qué puede ser ahora?¿ —Chasse no respondió, pero su mirada era suficiente para saber que él también estaba al borde del agotamiento mental. Nos preparamos rápidamente y nos dirigimos hacia la oficina, ambos en silencio. Sabíamos que cada paso que dábamos nos acercaba más a la verdad, pero también a posibles consecuencias que podían ser devastadoras.Eleanor nos recibió en su oficina con una
El aire en la oficina se sentía más denso de lo habitual cuando llegué esa mañana. Después de los eventos de los últimos días, mi intuición me decía que el día sería decisivo. No había dormido bien pensando en las implicaciones de lo que habíamos descubierto sobre Clarke, Dana y el uso indebido de las credenciales de Patrick.Chasse ya estaba en su oficina cuando entré. Su mirada fija en la pantalla de su computadora no me sorprendió, pero lo que llamó mi atención fue la presencia de Eleanor, quien estaba sentada frente a él con una expresión de seriedad absoluta.—Buenos días —dije mientras me acercaba, dejando mi bolso sobre una de las sillas.—Buenos días, Harmony. —Chasse apenas desvió la vista de la pantalla. —Eleanor tiene algo que debemos discutir antes de decidir nuestros próximos pasos.—¿Es algo que no puede esperar? —pregunté, tomando asiento. Eleanor asintió, entrelazando sus dedos sobre la mesa.—Anoche, mientras revisaba nuevamente los registros, encontré algo que creo q
El sol comenzaba a ocultarse detrás de las altas torres de la ciudad mientras me dirigía a la oficina de Chasse. Después de la tormentosa confrontación con Clarke el día anterior, sabía que el peso de las decisiones recaía sobre nosotros. No se trataba solo de limpiar el nombre de la empresa, sino de planificar cómo reconstruirla después del daño. Y en medio de todo eso, estaba nuestra relación, que se había convertido en el ancla que me mantenía firme.Cuando llegué, la puerta estaba entreabierta, y escuché su voz mezclada con la de Eleanor. Decidí entrar sin anunciarme.—Necesitamos asegurarnos de que cada transacción sea revisada antes de hacer cualquier movimiento público —decía Chasse, su tono firme pero agotado.—Lo entiendo, pero será un proceso largo —respondió Eleanor. —Además, el impacto mediático será inevitable. Necesitamos preparar un comunicado para la prensa.Me aclaré la garganta, y ambos voltearon hacia mí.—Perdón por interrumpir. ¿Puedo unirme? —pregunté, sosteniend
El sonido de mi tacón resonaba en los pasillos del edificio mientras caminaba hacia la oficina de Chasse. Era una mañana tranquila, casi demasiado para mi gusto, como si algo estuviera a punto de romperse en esa calma. La noche anterior habíamos hablado hasta tarde, soñando con el futuro, pero desperté con una inquietud inexplicable en el pecho.Entré a la oficina de Chasse y lo encontré frente a su escritorio, concentrado en su laptop. Su ceño estaba fruncido, una señal clara de que algo no iba bien.—Buenos días —Saludé, dejando mi bolso en la silla cercana. Él levantó la mirada, y una sonrisa fugaz cruzó su rostro antes de desaparecer.—Buenos días. —Su tono era neutro, casi distante.—¿Qué ocurre? —pregunté, acercándome.Él suspiró y giró la laptop hacia mí. En la pantalla había un correo electrónico con un remitente que reconocí al instante. Mi corazón se detuvo por un segundo.—¿No creíste necesario mencionarme que tu antiguo novio estaba de vuelta en la ciudad? —preguntó Chasse
Me desperté antes de que el sol asomara por el horizonte, mi cuerpo aún acurrucado en el lado derecho de la cama, como si instintivamente tratara de mantener distancia. Chasse estaba del otro lado, su figura inmóvil en la penumbra. Era extraño cómo la distancia entre nosotros parecía haberse ampliado, incluso en la cercanía física.Me levanté con cuidado, intentando no despertarlo, y me dirigí al salón. Necesitaba claridad, y eso significaba distancia. El silencio del apartamento era casi opresivo, pero también me dio espacio para enfrentar la maraña de emociones que llevaba dentro.La noche anterior había sido una de las más tensas desde que empezamos esta relación. Todo comenzó con una discusión aparentemente trivial: un comentario mío sobre cómo manejar la próxima reunión con la junta directiva. Chasse lo interpretó como una crítica a su liderazgo, y antes de que pudiera explicarme, la conversación había escalado a gritos.El eco de nuestra última discusión resonaba en mi mente. Ha