El día del veredicto llegó más rápido de lo que imaginaba. La sensación en el aire era pesada, casi densa. El sol apenas comenzaba a aparecer en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos, pero todo lo que yo sentía era frío. A pesar de que Chasse y yo habíamos estado juntos durante toda esta pesadilla, la incertidumbre de lo que iba a pasar aún me tenía atrapada. Sabía que el juicio había terminado, que todo estaba en manos del juez, pero la idea de esperar una respuesta tan importante era como una carga de hierro sobre mi pecho.Me desperté antes de lo habitual, la oscuridad de la habitación apenas rota por los primeros destellos de luz. Al girarme en la cama, vi a Chasse dormido a mi lado, con el rostro relajado y la respiración tranquila. Pero a pesar de su calma exterior, podía sentir su inquietud. Sabía lo mucho que le había afectado todo esto, y aunque él intentaba ser fuerte para los dos, yo veía la verdad en sus ojos cada vez que se miraba al espejo.Me levanté con cuid
Las primeras luces de la mañana se colaron por las cortinas de la habitación, proyectando sombras tenues sobre las paredes. Abrí los ojos lentamente, sintiendo el calor del cuerpo de Chasse a mi lado. Sus brazos estaban envueltos alrededor de mi cintura, su respiración profunda y rítmica me indicaba que seguía dormido. Por un instante, me permití disfrutar de la tranquilidad del momento, algo que, después de todo lo que habíamos vivido, sentía como un lujo.Estábamos en un punto de nuestra relación en el que todo parecía tomar forma nuevamente. La tormenta había pasado, y aunque las cicatrices aún eran visibles, estábamos aprendiendo a sanarlas juntos. Había días buenos y otros no tanto, pero la certeza de que nos teníamos el uno al otro hacía que todo valiera la pena.Con cuidado, me deslicé fuera de la cama, intentando no despertarlo. Tenía la sensación de que necesitaba ese descanso tanto como yo necesitaba unos minutos para pensar. Me puse una bata ligera y caminé hacia la cocina.
El aire olía a sal y a promesas de tranquilidad. Podía escuchar el sonido rítmico de las olas rompiendo en la orilla incluso desde nuestra suite. Estábamos en una pequeña isla tropical que apenas aparecía en los mapas, lejos del caos y las preocupaciones que habíamos dejado atrás.Chasse había cumplido su promesa: unas vacaciones, solo él y yo. Un lugar donde nada ni nadie pudiera interrumpirnos. Habíamos aterrizado temprano en la mañana, y tras un breve trayecto en bote, habíamos llegado al resort. La vista era como de postal: arena blanca, aguas cristalinas y una cabaña privada que se asomaba directamente al océano.Mientras deshacía las maletas, no podía evitar sentirme ligera. Era como si esta isla no solo estuviera aislada del mundo, sino también de los problemas que habíamos enfrentado. Ese viaje era más que una escapada, era un reinicio, una oportunidad para redescubrirnos.—¿Listas tus cosas? —preguntó Chasse desde la puerta, con una sonrisa relajada que hacía mucho no veía en
El sol brillaba intensamente sobre la isla, y las olas rompían con una cadencia que parecía marcar el ritmo de un día perfecto. Sin embargo, dentro de mí, una tormenta comenzaba a formarse. Aunque Chasse había prometido no dejar que los problemas de su oficina interfirieran en nuestras vacaciones, algo en su actitud me decía que las preocupaciones aún lo seguían.Habíamos pasado la mañana en la playa, nadando y jugando en la arena como si fuéramos niños. Sin embargo, cada vez que lo miraba, lo encontraba distraído, con el ceño fruncido y una mirada que parecía viajar kilómetros lejos de aquí. Sabía que debía preguntarle, pero también temía que hacerlo pudiera arruinar este frágil oasis que habíamos creado.Cuando volvimos a la cabaña para almorzar, Chasse se disculpó para atender una llamada. Traté de no darle importancia, pero mientras lo escuchaba hablar desde la terraza, algo en su tono me hizo sentir que estaba ocultándome algo. Decidí enfrentar mis dudas. Cuando terminó, lo encon
Desperté con la sensación de que algo estaba fuera de lugar. A mi lado, Chasse todavía dormía, su rostro se mantenía relajado a pesar de todo lo que estaba sucediendo. Habíamos pasado la noche hablando sobre posibles estrategias para enfrentar la situación, pero la incertidumbre seguía acechando como una sombra.Me levanté con cuidado para no despertarlo y me dirigí a la terraza. El aire fresco de la mañana me ayudó a aclarar un poco la mente. Miré al horizonte, donde el sol comenzaba a alzarse sobre el océano, y me prometí que no permitiría que esto nos derrotara. Habíamos superado tantas cosas juntos; no íbamos a caer ahora.Mientras contemplaba las olas, escuché el sonido de la puerta corredera detrás de mí. Chasse salió con una taza de café en la mano, su cabello desordenado y su mirada todavía somnolienta. Aun así, se veía tan perfecto que mi corazón dio un vuelco.—¿No puedes dormir? —preguntó con voz ronca, acercándose a mí.—Demasiadas cosas en mi mente —admití, aceptando la t
El día había llegado con la promesa de respuestas, pero también con el peso de un desafío que parecía insuperable. Había un silencio inquietante en nuestra casa mientras Chasse y yo nos preparábamos para enfrentar la segunda ronda de la auditoría. Aunque la junta había aceptado posponer decisiones, esta era nuestra oportunidad definitiva para demostrar la verdad.Nuestro viaje había quedado en segundo plano, y en cuanto los documentos se filtraron a la prensa, tomamos el primer vuelo de regreso a casa. Me senté frente al espejo, tratando de dominar mis nervios mientras terminaba de peinarme. Chasse pasó detrás de mí, ajustándose las mancuernillas. Su expresión era un reflejo de la determinación que había visto en él muchas veces antes.—¿Lista? —preguntó, encontrando mi mirada a través del espejo. —Asentí con firmeza.—Siempre. Pero, ¿tú lo estás? No quiero que todo esto te consuma.—Lo único que importa es que esta compañía y nuestra vida juntos salgan de esto intactos. —Se inclinó
Había algo en el aire esa mañana que me mantenía en alerta. Chasse y yo habíamos pasado los últimos días recopilando información, intentando reconstruir lo que había sucedido con su sistema de seguridad. Sin embargo, cuanto más investigábamos, más confuso parecía todo.El teléfono de Chasse vibró sobre la mesa, sacándonos a ambos de nuestros pensamientos. Se inclinó para mirar la pantalla y suspiró profundamente.—Es Eleanor —dijo, con un tono pesado. —Quiere que nos reunamos con ella en la oficina. Dice que ha encontrado algo más.—¿Algo más? —repetí, sintiendo un nudo formarse en mi estómago. —¿Qué puede ser ahora?¿ —Chasse no respondió, pero su mirada era suficiente para saber que él también estaba al borde del agotamiento mental. Nos preparamos rápidamente y nos dirigimos hacia la oficina, ambos en silencio. Sabíamos que cada paso que dábamos nos acercaba más a la verdad, pero también a posibles consecuencias que podían ser devastadoras.Eleanor nos recibió en su oficina con una
El aire en la oficina se sentía más denso de lo habitual cuando llegué esa mañana. Después de los eventos de los últimos días, mi intuición me decía que el día sería decisivo. No había dormido bien pensando en las implicaciones de lo que habíamos descubierto sobre Clarke, Dana y el uso indebido de las credenciales de Patrick.Chasse ya estaba en su oficina cuando entré. Su mirada fija en la pantalla de su computadora no me sorprendió, pero lo que llamó mi atención fue la presencia de Eleanor, quien estaba sentada frente a él con una expresión de seriedad absoluta.—Buenos días —dije mientras me acercaba, dejando mi bolso sobre una de las sillas.—Buenos días, Harmony. —Chasse apenas desvió la vista de la pantalla. —Eleanor tiene algo que debemos discutir antes de decidir nuestros próximos pasos.—¿Es algo que no puede esperar? —pregunté, tomando asiento. Eleanor asintió, entrelazando sus dedos sobre la mesa.—Anoche, mientras revisaba nuevamente los registros, encontré algo que creo q