—No necesito de tu protección imbécil, yo puedo arreglármelas sola . —lo desafié con ira. —Adelante, quédate, pero si él regresa por ti, te la arreglarás sola porque no pienso venir de nuevo, niña estúpida. —escupió con rabia.—Iré contigo, pero jamás dormiría en la misma cama que tú. —dije y lo miré fijamente. —, dormirás en el piso.—Cómo digas, vamos, más tarde envío a alguien por tus cosas—dijo con tono autoritario y yo asentí. Salimos a un largo pasillo, en el que había numerosas puertas, hasta detenernos en el final, en una enorme color rojo, y un sello característico de su especie. El abrió la puerta y me empujo hacía él. Me quedé asombrada por tan grande, lujosa y hermosa habitación. —Cuidado babeas mi alfombra. —dijo de manera arrogante. —, es mas costosa que toda tu casucha.—Jodete. —dije con furia. —, Necesito darme una ducha.—Perfecto, yo igual, vamos—dijo señalando la puerta que conducía al baño.Sentí una ráfaga de nervios, que recorrió todo mi cuerpo, él no podía
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