El almuerzo terminó, una extraña mezcla de emoción y preocupación se apoderó de mí. Charles era irresistible, de eso no había duda, pero no lograba descifrar si sus intenciones eran genuinas o solo un juego.Me acompañó hasta la salida, su mano rozando la mía durante un instante que pareció eterno.—Gracias de nuevo por venir, Agatha —dijo, besándome la mano—. Tengo muchas ganas de nuestra próxima… charla.Sonreí, intentando parecer indiferente. —Igualmente. Ha sido un placer, señor Campbell.Me giré para marcharme, pero Charles me detuvo.—Por favor, llámame Charles —dijo, rozando mi muñeca con el pulgar.—Sabes —había dicho Charles, inclinándose hacia mí durante el almuerzo—, los amigos de Nathan me contaron todo tipo de historias sobre ti. Decían que eras tímida, callada… aburrida. —Soltó una risita—. Pero no eres nada aburrida, Agatha. Estás llena de sorpresas.Sostenía su mirada, notando la chispa de deseo en sus ojos.—Está bien, Charles —dije, guiñándole un ojo con picardía. ¡
Leer más