En el estado de letargo, escuchaba voces ininteligibles, incluso, en ocasiones, podía ver, pero no con nitidez, gritaban, preguntaban y hasta lloraban desesperados. Sentí que me transportaban por pasillos angostos e intrincados, después, el sueño, poderoso e implacable, me venció, adentrándome nuevamente en el camino misterioso y oscuro del descanso reparador. Los destellos despejaban un poco las nubes que tenía frente a mis ojos, a veces veía a Mirian, tomándome de la mano, pero no llegaba a sentirla, otras veces James, Mirian, Nelinda y Amara pasaban por mi cama brindándome ese apoyo emocional que tanto necesitaba. No escuchaba las conversaciones ni podía moverme, porque mi cuerpo entumecido no respondía. Quería preguntar por Jerry, gritar hasta ser escuchada, pero no conseguía levantar ni un músculo, haciendo más compleja mi batalla por la supervivencia. Una mañana abrí los ojos, detallando la habitación del hospital que últimamente visitaba con frecuencia, deparé en mi madre,
Leer más