Eva era una niña vivaz e inquieta, llena de preguntas y con una sonrisa enorme que terminaba en dos pequeños hoyuelos sobre las mejillas. Cada día se parecía más a Elena: con su cabello negro y lacio, sus ojos grandes, la nariz pequeña y un diminuto lunar sobre la ceja izquierda.A veces, Owen veía a Elena reflejada en su hija. Sin embargo, la revoltosa le daba pequeños besos en la mejilla, lo abrazaba con fuerza, lo llamaba 'papá', y ahí terminaban las similitudes con su madre. La niña era tan cariñosa y dulce y él era todo su mundo. Eran inseparables, excepto cuando Owen tenía una cita a las 9.Cuando eso ocurría, Eva se quedaba a dormir con sus abuelos, lo que siempre era una aventura para ella. Cargaba su bolso lleno de juguetes y esperaba a sus abuelos en la puerta del jardín de infantes.Él no tenía muchos amigos, de hecho, solo Bob parecía soportarlo; pero tenía a su mejor amiga siempre. Había visto sus primeros pasos, oído sus primeras palabras, y criado solo a esa princesa de
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