Cuando la demanda se conoció entre la familia de Owen, la primera en estallar fue Lali. Ella la detestaba, la odiaba con todo su corazón; por su culpa su primo había sufrido tanto, por su culpa se había quedado solo con Eva. Estaba lívida, furiosa, con la cara roja y los ojos llenos de lágrimas. Le dolía profundamente ver la expresión distante y sufrida de Owen.—¡Dime dónde está, que le enseñaré modales! ¡Víbora! —escupió con veneno en la voz.— No te preocupes, Lali. Lo manejaré, no sucederá nada. No podrá ver a Eva —trató de calmarla Owen.—¡No es por eso! ¡Por supuesto que no verá a Eva! ¡Le romperé la cara antes!—¡Lali, ya cálmate! —la regañó su madre.Lali era una jovencita alegre, risueña, simpática y muy dulce; pero cuando el carácter Walker emergía en ella, la rabia la dominaba.—¡Pero mamá, esa mujer no tiene vergüenza, ni dignidad, ni corazón, no tiene nada!"—Eso ya lo sabemos, hija, pero rompiéndole la cara no lograrás nada.—Es lo que está buscando, para eso regresó… —l
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