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PREFACIO
EvanObservo el anillo en mi mano, admirando el resplandor del diamante con la emoción apretando mi estómago. El brillo que centellea con cada rayo de luz que choca con él, es un rayo más de esperanza que infla mi pecho al pensar en un futuro con Sofía igual de glorioso.La puerta de la recámara se abre sin previo aviso, y debo esconder la joya en el bolsillo de mi pantalón al adivinar la presencia de mi padre. No es un secreto para nadie su descontento con mi relación, así que no pretendo comenzar una riña con él después de su última cirugía de corazón.—Perdón por entrar así, vi la luz encendida y…—Está bien, papá. ¿Se te ofrece algo?—Hijo, he estado pensando demasiado en… todo —reflexiona conforme se acerca a mi lado en la cama y toma asiento en el colchón. Su semblante luce cansado y no es para menos con lo lenta que ha sido su recuperación después de haber tenido un infarto hace poco menos de un mes—. Tú y esa muchacha…—Sofía —le recuerdo. Mi tono receloso, a la expectativa de
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1. PERO ME ACUERDO DE TI
Sofía —¿Ya tienes todo, cariño?—Sí, mamá —respondo revisando por última vez mi bolso de mano esperando no olvidarme de nada—. Celular, cartera, llaves…—¿Un cambio extra de ropa interior? —pregunta mamá haciéndome reír—. ¿Qué?, nunca sabes cuándo puede caerte mal una comida y tengas un accidente en la empresa —me recuerda lo mismo que me ha dicho tantas veces durante mi vida, y agradezco el tenerla a mi lado hoy más que nunca, después de tantas cosas por las que he pasado; no sé qué hubiera hecho el último año sin ella y mi padre—. Algún día me lo agradecerás.—Ya lo hago, mami —digo envolviéndola en un fuerte abrazo que la hace respingar—. Sabes cuánto te agradezco todo lo que has hecho por mí.—Sabes que lo hacemos porque te amamos, no tienes nada qué agradecer, eres nuestra bebé —murmura apretujando mis mejillas con cariño, mientras que ahora soy yo la que lucha por escapar de sus brazos.—Mamá… —Un llantito proveniente de la cama nos obliga a separarnos, y voy al encuentro con l
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2. VENCER EL PASADO
Sofía—Ten fe, mi vida, pronto encontrarás un mejor empleo. No te desesperes, sabes que puedes contar con nosotros si lo necesitas y si fuera necesario…—No, mamá, ni se te ocurra decir que vaya a vivir con ustedes; sabes todo lo que me esforcé para poder comprar este departamento, no lo voy a dejar así —murmuro al borde del llanto, recordando todo lo que tuve que aguantar a mi antiguo jefe: sus desplantes, las horas extras, las humillaciones y todas sus odiosas miradas lascivas; pero todo lo hice para poder asegurar un lugar donde poder vivir.—Entonces no te derrumbes aún, espera un poco que algo bueno saldrá, ya lo verás.«Cómo quisiera tener, aunque sea un poco de tu positivismo, mamá». El domingo llega rápido y aún no encuentro nada decente en las páginas de vacantes. En ninguna empresa cuentan con el servicio de guardería, y todas las que he visto que se acercan a lo que busco me quedan bastante lejos como para poder organizar mi día con mi hija.La idea de dejarla en manos de
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3. EL MISMO AIRE
Evan—¿Qué, te vas ya? —pregunta Alexandra desde la cama. Se ajusta la sábana al pecho y se levanta hasta llegar frente a mí.«Como si no hubiera visto mil veces ya su cuerpo desnudo», me digo con fastidio. Termino de acomodar mi pantalón y comienzo a colocarme la camisa sin responder a su pregunta.—Siempre me haces esto, ¿cuándo vas a quedarte a dormir una noche conmigo?, me haces sentir como una cualquiera —me reprocha ganándose una mala mirada de mi parte.—Ya deberías de estar acostumbrada —respondo de manera ambigua provocando un jadeo de su parte.—¿Disculpa?—Si siempre te hago lo mismo, no deberías de sorprenderte de que me vaya —me explico—. Sabes que puedes quedarte cuanto quieras, refréscate un poco y puedes usar lo que gustes de la cocina.—Gracias, supongo —espeta cruzándose de brazos y no me río de su estúpido capricho solo porque me duele la cabeza, pero me parece innecesario, ya que ella sabe lo que tenemos, o, más bien, lo que no tenemos; así que todo reproche de su
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3.1 EL MISMO AIRE
EvanLa mañana llega después de lo que parecieron segundos, pues el cansancio y este terrible dolor de cabeza siguen ahí martilleando con fuerza mis sienes casi de manera insoportable. Decido salir de la cama una hora antes de lo previsto al darme cuenta de que no vale la pena seguir fingiendo que descanso, cuando no es así.Me preparo para la oficina, tomo lo que necesito y salgo de mi casa con bastante tiempo de sobra. Quiero tomar desprevenidos a los empleados de mi nueva empresa, que no piensen que porque no prescindí de ellos ya tienen sus puestos asegurados. Si algo me ha enseñado la vida es precisamente eso: nadie es imprescindible.A pesar de que hagas tu mejor esfuerzo y des todo de tu parte por alguien, siempre habrá alguien que vendrá a reemplazarte sin previo aviso. todo en la vida funciona así.Y los empleados de la agencia no serán la excepción. El que no demuestre su valor simplemente será reemplazado por alguien más.Las alegres calles de la ciudad no me contagian ni u
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4. SATURNO
Evan —Con su permiso…, señor Preston —espeta Sofía cabizbaja y, muy a mi pesar, ignoro la opresión que se instala en mi pecho al verla humillarse ante mí.No respondo y la dejo que salga de la oficina con la esperanza de no volver a verla en lo que resta del día, solo hasta que organice mis ideas y estos malditos sentimientos que se burlan de mi ego dolido, pero descarto la idea al escucharla llamar a la puerta unos minutos más tarde.—Pasa —digo en contra de mi voluntad.Entra de nuevo con algunos instrumentos de limpieza en sus manos. El vestido lo lleva mojado justo donde antes había una enorme mancha de café, como si hubiese estado tratando de desaparecerla con agua. Comienza a recoger la bandeja, los pedazos de la taza que se ha roto al estrellarse en el piso y el resto de los postres que yo no pedí en ningún momento.Recuerdo que ella solía ser así, dedicada en su trabajo, servicial; siempre trataba de dar más de lo que se le pedía y por eso siempre fue venerada por sus superio
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4.1 Saturno
Evan —James… ¿C-cómo estás? —saluda Sofía con nerviosismo y el sonrojo en sus mejillas podría parecerme adorable si no la odiara como lo hago.—¿Qué carajos…? —Él voltea a verme, incrédulo de lo que sus ojos le muestran.—Vamos, el personal nos espera. —Me levanto de la silla y atravieso la oficina hasta quedar lado a lado con ella.Hago una señal a mi amigo para que se adelante y me quedo en mi lugar hasta que quedamos a solas.—¿Se le ofrece algo más? —cuestiona robóticamente y sin mirarme.—Sí —respondo secamente—. ¿cómo debo llamarte?, ¿sigues siendo González, o…? —Me enfoco en sus manos, confirmando que no haya un anillo en su dedo. Ella se da cuenta y baja la mirada avergonzada.—Sí, sigo siendo González —me informa.—Muy bien, señorita González será entonces —digo saliendo de la oficina sin darle mayor importancia, aunque en mi interior vibra el regocijo al saberla soltera todavía. «Y pensar que ahora llevarías mi apellido».Sofía me sigue de cerca y entramos a la sala de junt
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5. Acróstico
Sofía—No puedo creer todo lo que me estás contando, hija. —Niega mi madre, asombrada al saber el día que tuve ayer—. ¿Cómo voy a creer que ese joven tan dulce y amable, el mismo que destilaba amor por ti, se ha convertido en un tirano?—Ya ves, mamá —murmuro con pesar, observando la hermosa carita de mi hija mientras se alimenta de mí, ajena a la situación—. Evan me odia, y no lo culpo.—Pero, independientemente de lo que haya pasado entre ustedes, no puede venir a humillarte así —increpa encolerizada—. Hay leyes, derechos humanos…—Él es el dueño de la empresa, mamá. Puede hacer y ordenar lo que le plazca. —Suspiro derrotada—. Si me pide que le compre un bolígrafo con tinta de oro al otro lado de la ciudad, debo obedecer si quiero conservar mi empleo.—¿Y quieres hacerlo? —pregunta con interés—. ¿En verdad quieres seguir en esa empresa bajo sus órdenes?—No tengo otra opción.—Claro que la tienes, siempre hay otra opción que no sea dejarse mangonear por un jefe prepotente hijo de su
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5.1 Acróstico
Sofía—Buen día, señor Preston. —Me doy la vuelta quedando frente a él, y le ruego a Dios que no note la manera en que mis ojos se pierden sin permiso por su cuerpo.«¿Por qué tienes que ser tan malditamente apuesto?», me pregunto, abochornada.—Pensé que después de lo de ayer, tendría la decencia de no volver a la empresa.Sus palabras filosas me hieren profundamente, pero intento que no se dé cuenta y finjo mi mejor cara de indiferencia al decir:—Lamentablemente hay un contrato que me ata a este lugar, señor.—Mmm… sí, tal vez le pida a James que nos ayude a rescindir ese contrato. —Sujeta su barbilla de manera pensativa, recordándome que nuestro amigo es el nuevo abogado representante de la empresa.—Nos haría un favor a ambos —respondo.—Ya veremos, por ahora acatará cada una de mis órdenes, solo hasta que encuentre a una nueva asistente que la supla.—Desde luego, señor, para eso estoy aquí —espeto secamente.—¿Ese café es para mí? —cuestiona señalando la taza en mis manos.—Sí,
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6. Human
Sofía—Amiga, ¿qué te pasa? —pregunta Katy a mis espaldas al darse cuenta de mi estado.—No es nada —miento—, solo es el exceso de trabajo y que extraño mucho a mi bebé. Han cambiado tanto las cosas en esta empresa en solo dos días —reflexiono en voz alta.—Sí, ya se ha corrido el rumor entre los empleados de que el nuevo dueño es de cuidado.No digo nada por temor a dejar en evidencia mis emociones si menciono a Evan ahora que me encuentro tan sensible, y prefiero aprovechar el tiempo que tengo para dar de comer a mi pequeña que ya comienza a desesperarse.—Ya, corazón, mami está aquí —la tranquilizo en lo que me acomodo en uno de los sillones del lugar—. ¿me extrañaste?, yo me volvía loca por verte.—Sofía, no quieras verme la cara de tonta —dice Katy acercándose a nosotras—. Sé bien que te sucede algo, y está bien si no me lo quieres contar, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti si me necesitas.Las palabras de mi amiga me hacen derramar más lágrimas aún, y no me canso de da
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