Luciana salió temprano de la empresa, sintiendo el cansancio acumulado de la jornada. Después de enviarle un mensaje rápido a su padre, se dirigió al estacionamiento. Cuando llegó, se encontró con Peter, quien estaba de pie junto a su coche, con una expresión de disculpa. —Lu, qué pena, pero... ¿podrías llevarme nuevamente a mi casa? —preguntó Peter, su tono inseguro. Luciana vaciló, sintiendo una incomodidad creciente. No quería quedar mal con Peter, pero también sabía que aceptar su petición no sería una buena idea. —Peter, lo siento, pero yo no... —comenzó a responder, intentando encontrar una excusa educada. Antes de que pudiera terminar, sintió una mano firme rodear su cintura. Christhopher apareció detrás de ella, envolviéndola con su presencia dominante. Luciana se tensó de inmediato, sabiendo lo que venía. —Esta noche, Luciana se va a casa conmigo —anunció Chris, su voz profunda y autoritaria—, pero claro que podríamos llevarte. Peter pareció vacilar, claramente in
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