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Todos los capítulos de Atrévete: Capítulo 1 - Capítulo 10
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1. Apuestas
Andrea escapó con la agilidad de una gacela, escuchando la risa descontrolada de su hermana Sara a sus espaldas. El patio se convirtió en un pésimo refugio para esconderse de la ira de su hermana por usar sus botas nuevas sin permiso.La sorpresa la detuvo en seco al ver a Efraín, el mayor de los tres, descender de su Jeep con una gracia despreocupada, pero no se detuvo. No podía.Su hermano mayor se puso las manos en las caderas, pero sustituyó su ceño fruncido por una amplia sonrisa cuando Sara le disparó un chorro de agua directo al pecho para que se quitara del camino. Ella era así de vengativa.—¡Ey, ustedes dos! —exclamó riendo—. ¿Quién empezó?—¡Fue Sara!—¡Fue Andrea! Siempre es ella —acusó Sara sin bajar la pistola de agua—. Es una consentida y le daré una lección.Andrea, en un acto de desafío, le sacó la lengua a Sara y ejecutó un baile burlón azotando su trasero para provocarla. Pero al girar, chocó de frente contra un duro pecho.El dueño de ese compacto muro de piel, la
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2. Ella es...
Javier bajó las escaleras, tratando de olvidar su cuestionable forma de actuar con la hermana menor de su amigo. No era el momento, ni el lugar para usar su lado coqueto, pero el encuentro en el patio lo dejó en un terreno desconocido.Al principio creyó estar cometiendo un error al entrar a su habitación y mentir sobre haberse equivocado, pero las osadas palabras de Andrea no hicieron más que echarle combustible a aquella sensación de desconcierto y atracción.Su intención era amedrentarla por ser tan atrevida siendo tan joven, porque no todos los amigos de Efraín eran como él. Bastaba escuchar a Franco Baumann para conocer el nivel de obsesión con la que hablaba de Andy García, pero ahora sabía por qué. La forma en que Andrea lo miró en el pasillo lo hizo pensar en que tenía una posibilidad.Sin embargo, él estaba en esa casa para ayudar a Efraín y aunque los padres de este sabían de su existencia, porque su amigo se quedó en su casa de Estados Unidos en muchas festividades, sentía
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3. El primer movimiento
Andrea tamborileaba los dedos sobre su muslo mientras sacudía su pierna con desesperación. El reloj en la pared avanzaba con tortuosa lentitud, retrasando el timbre que anunciaba el fin de las clases y la oportunidad que había esperado durante meses.Se burló de la incomodidad de Lucía cada vez que cruzaban miradas y aunque eso hacía menos tediosa la espera, no era suficiente.Ella había caído en su trampa con muy poco esfuerzo y ya no podía escapar de su compromiso. Ese día, el codiciado Alberto Villanegra se fijaría en ella y se convertiría en su novio; tenía a su hermana menor atrapada para lograrlo.El sonido estridente se escuchó al fin y la euforia hizo que Andrea saltara de su asiento, asustando más a la pelirroja, quien parecía a punto de echarse a llorar y huir despavorida.—No seas tonta, Lu —dijo Andrea con una sonrisa ladina, tirando de su compañera del asiento al que se aferraba—. Solo tienes que presentármelo. No es como si fueras a hacer algo malo. Recuerda que gracias
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4. Propuesta
El instante en que Andrea se sentó junto a Alberto y aspiró la mezcla de su loción con su aroma varonil, una descarga eléctrica recorrió su cuerpo.Ignorando la advertencia de Lucía, se inclinó hacia él, acortando la distancia entre sus rostros.—Hola, soy Andrea García, la mejor amiga de Lu —ronroneó, dejando que sus labios rozaran sutilmente la comisura de los de Alberto.Alberto arqueó una ceja, examinándola con una sonrisa ladeada. Su mirada recorrió con descaro cada centímetro de su cuerpo, demorándose en el escote de su blusa.—¿Mejor amiga? No te creo —se burló Alberto, mirando a su hermana por el retrovisor, mientras salía hacia la carretera—. Lucía es un caso perdido en el tema de las relaciones socialesLucía resopló desde el asiento trasero, se colocó los auriculares y centró su vista en la ventana.—¿Qué? ¿Se enemistaron tan pronto?—No es eso, está cansada. Supongo. —Andrea frunció el ceño hacia Lucía, pero esta sólo rodó los ojos.Los hermanos Villanegra no se parecían
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5. Tentado
El impacto hizo que Javier interpusiera su brazo entre Andrea y el tablero, aunque su mano quedó abierta sobre su seno. Se apartó de inmediato, pero se sintió culpable por notar lo pequeño y firme que era.—¿Estás bien? —preguntó con voz tensa, tratando de recobrar la compostura.—Sí… lo estoy. —Andrea tenía los ojos muy abiertos, como si no hubiera notado el contacto.Javier salió del Jeep, y con alivio, descubrió que la colisión fue leve y el otro conductor estuvo de acuerdo en no tomar medidas. Aun así, su corazón latía desbocado, como si quisiera escapar de su pecho.Besarla.Necesitaba aire fresco, algo que lo alejara de la tormenta que Andrea había desatado en su interior en tan poco tiempo. No entendía por qué la siguió después de que Sara le advirtiera sobre ella. La llamada de anoche y lo que presenció con ese hombre no la dejaban en buen lugar.Miró a Andrea a través de la ventana y suspiró con pesadez. Solo era una chiquilla inmadura jugando a ser mujer. No podía permitir q
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6. Por ti 1
Andrea contempló cómo el jeep se perdía en la distancia, y acarició sus labios aún sensibles por su beso. Javier Herrera sabía lo que hacía con esa boca, sí, señor. Una sonrisa se formó en su rostro, pero se desvaneció al recordar cómo se detuvo, la apartó con suavidad pero firmeza, a pesar de la evidente dureza contra su centro. Tuvo tantas ganas de soltar su cinturón y tocarlo, de devolverle un poco de lo que la hizo sentir.Un pitido de su móvil la sobresaltó y ella se lanzó sobre el colchón.Era Alberto otra vez. "Quiero verte esta noche. No he dejado de pensar en ti."El corazón le dio un vuelco, con una mezcla de emoción y nerviosismo apoderándose de ella. Pero entonces recordó a su madre y, con un suspiro, respondió:"No puedo salir, estoy castigada. Acabo de llegar a casa."La respuesta de Alberto no se hizo esperar, cargada de burla."¿Me lo dices en serio? Pensé que estaba hablando con una mujer de verdad. En fin, si cambias de opinión, te espero en el Dark Raven."La ansi
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7. Por ti 2
Andrea se detuvo a unos metros del Dark Raven, confundida al ver a Alberto en la acera, guiándola a un espacio vacío en el pequeño estacionamiento.Él le hizo señas para que subiera a su camioneta y al hacerlo, vio a un grupo de amigos gesticulando a través de la vidriera, llamando su atención.Andrea le sonrió, tratando de ignorar el nerviosismo que la invadía. La mano grande y delgada de Alberto se deslizó entre su cabello, enviando escalofríos por su espalda.—Tus amigos —susurró, señalando con la mirada el lugar que él parecía ignorar a propósito.—No importan ahora. Hoy te quiero solo para mí —dijo, rozando sus labios con los de ella—. No he podido dejar de pensar en ti desde esta tarde. Eres mi pequeña atrevida.Andrea se estremeció ante su tono seductor. Quiso decirle que no lo era, que solo actuaba así por él, pero sus palabras se perdieron cuando sus bocas se encontraron en un beso profundo y apasionado.Cuando se separaron, Andrea notó una mirada intensa en los ojos de Alber
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8. Resultado
Andrea apenas tocó su desayuno, empujando los huevos revueltos de un lado a otro del plato, mientras su familia conversaba con demasiado ánimo para su gusto sobre la celebración del aniversario del banco donde su padre era el presidente. Quizás en otro momento habría sido la primera en proponer un lugar o apoderarse de la conversación para hablar del vestido que se pondría, pero su mente no dejaba de repasar una y otra vez los eventos de la noche anterior con Alberto.—¿Puedo esperar a Sara afuera? —preguntó Andrea en un momento de silencio, ansiosa por escapar del bullicio familiar.Su madre, Miranda, frunció el ceño pero asintió. Andrea se levantó de la mesa, dejando su plato casi intacto, aunque se tomó el tiempo para darle un beso a su padre en la coronilla que este devolvió con unas suaves palmadas en su mejilla. Antes de que preguntara algo, se apresuró hacia la puerta principal.El aire fresco de la mañana la recibió, pero no pasó mucho tiempo antes de que Sara saliera, riendo
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9. Celos
Javier se quedó mirando a Andrea atravesar la calle delante de Sara, pero Efraín le dio un puñetazo en el brazo.—¡Oye! —reclamó, cubriendo la zona dolorida.—No has dejado de mirarla desde que salimos.Javier se sintió incómodo bajo la acusación de su amigo, pero negó.—No es lo que piensas, es que… la noto triste. Me preocupa.Efraín entrecerró los ojos, no del todo convencido.—Pues no tienes que… —antes de que pudiera seguir acusándolo, el teléfono de Javier sonó interrumpiendo la conversación.—Minerva —saludó, sin entusiasmo. Había visto el extracto bancario y ayer se gastó una pequeña fortuna usando la tarjeta de la empresa.—Dijiste que viajabas hoy, pero tu secretaria no sabe nada. ¿Cuándo piensas regresar? —preguntó Minerva con su habitual tono exigente.—Buenos días para ti también —respondió con sarcasmo, pero al notar el silencio del otro lado, agregó—. Pronto. No te preocupes.—Tu madre quiere que asistamos juntos a la inauguración de una galería la próxima semana y me c
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10. Juego peligroso
El sonido de cristales rompiéndose resonó en la casa cuando Andrea y su hermana volvieron de clases. Alarmadas, se apresuraron hacia el despacho, donde el jarrón de la dinastía Ming yacía hecho añicos en el suelo. Javier y Efraín, enzarzados en una pelea, salieron de la habitación sin reparar en su presencia.—¡Basta ya!— gritó Alfredo—¿Qué demonios les pasa a ustedes dos?Andrea observó cómo Javier, con el labio ensangrentado, se apartaba de Efraín.—¿Alguno va a explicar qué está pasando?— insistió Alfredo, pero ambos guardaron un obstinado silencio.—¡Fuera de mi casa! —espetó Efraín, señalando la puerta con un dedo tembloroso.Javier lo fulminó con la mirada, su pecho subiendo y bajando con cada respiración agitada. Por un instante, sus ojos se encontraron con los de Andrea, y ella contuvo el aliento ante la intensidad de su mirada.—Lo siento, Alfredo —dijo Javier con voz ronca, desviando la vista hacia él—. No volverá a suceder.—Se van los dos —espetó su padre, empujando a Efra
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