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Todos los capítulos de El Ardiente Capricho de la CEO : Capítulo 1 - Capítulo 10
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Prólogo.
Narrador. Michigan, 1.999, Hotel Columbia Gold. Sean O 'Sullivan, desentenderse de su asistente y de los otros ejecutivos, que salió esa noche a celebra por la ciudad el contrato firmado, hoy que relanzaba internacionalmente sus empresas, y se dirigió directamente a su suite en el hotel. No compartía el entusiasmo, ni el interés de los dos accionistas que los habían acompañado, ni de su hermano, de que todo ya estaba hecho. Sólo tenía que recodar, la insistencia de los tres en que fuera con ellos a beber, y lo que surgiera. El CEO, sabía muy bien que significaba su insinuación “a lo que surgiera”, los tres que insistían, incluido su hermano, estaban casados, y en el caso de Ronan, tenía dos hijos de ocho y seis años, pero eso no los detenía a la hora de tener amantes ocasionales, algo que él, siendo soltero, no compartía. Todo el mundo pensaba que Sean, a sus cuarenta y seis años, odiaba a las mujeres, porque no se le había conocido ni amante, ni pareja, incluso algunos pensaba
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Capítulo 1. Como se forma una CEO.
Mackenzie. Boston, 2020, Torre O ´Sullivan. - “Pero papá, no quiero que nadie sepa quién soy, quiero empezar desde abajo, ¿Cómo quieres que dirija el grupo si no conozco cada puesto? ¿O me tratan entre algodones? No quiero que me protejas.”- esa era una frase que había repetido hasta la saciedad desde que tengo uso de razón, desde que con cuatro años mi padre me hizo sentarme en su sillón del despacho. Sé que muchos pensarán, como dejó muy claro mi tío muchas veces cuando era pequeña, que ser mujer, y pretender dirigir el Holding que mi padre había creado desde cero, es totalmente incompatible, pero al contrario de lo que muchos creen, yo siempre he soñado, desde pequeña, con ser la CEO. Quizás fuera motivado por las historias que me contaba mi padre cuando llegaba de sus viajes, sobre sus grandes negocios, o también porque nunca me ha gustado, provocado por la historia del anterior matrimonio de mi madre, que me dirigieran la vida, que me digan lo puedo, o no, hacer, pero decid
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Capítulo 2. Ataques ocultos.
Mackenzie. Boston, 2024, hotel InterContinental Boston IHG.   - “Creo que ya sólo queda firmar los contratos, y todo estará correcto.”- dije al CEO del grupo BH  Tras unas negociaciones arduas, conseguimos que esa empresa en vehículos de deporte y aventuras firmara un contrato millonario para que nos abastecieran, durante veinte cinco años, de sus mejores prototipos de bicicletas de montaña y Quac deportivos para carreras, algo que daría un plus para nuestros bungalow de alta montaña.  La verdad es que había costado mucho conseguir la exclusividad para nuestro grupo de bungalows High Mountain, había muchos competidores, y si encima tenías que luchar interiormente con enemigos que, disfrazados de familiares atentos, te ponían la zancadilla para que tú te estrellaras, y justificar así sus teorías de que una mujer nunca podría ser una buena gestora para el grupo O ´Sullivan, puesta la cosa se ponía aún más difícil.  Justo por eso en vez de hacer la reunión con el grupo BH, en las o
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Capítulo 3. Primer encuentro con una Lunática de pelo rojo. Parte 1.
Brandon. Boston, 2024, Parque de bomberos del distrito doce. - “Si llego saber lo que me esperaba este día, no me hubiera levantado de la cama.”- esta va a ser la frase que me voy a repetir más veces en mi cabeza, y en más de una ocasión, durante todo el día. Un día que empezó como otro cualquiera, excepto porque mientras me despertaba en mi habitación de jefe de la unidad dos de parque de bomberos del distrito doce de la ciudad de Boston, ya mi madre y una de mis hermanas, había venido a incordiar al cuerpo. Quizás no entendáis mi queja, pero sólo el que entienda mi historia entenderá a que me refiero, provengo de una familia mixta, ósea, mi padre es mexicano, de Veracruz, y mi madre era, hasta que conoció a mi padre, lo que mi abuelo llama “gringa pelos de elote”, ósea, mi madre había nacido en una familia norteamericana, rica de Manhattan, en su vida, mi madre había lavado un plato, ni hecho una cama, de hecho, muchos de sus bolsos valían más que el coche que conducía mi pad
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Capítulo 4. Primer encuentro con una Lunática de pelo rojo. Parte 2.
Brandon. Boston, 2024, Hotel InterContinental Boston IHG.  Al llegar, ya nos esperaba la policía y el director del hotel para ponernos en antecedentes. Según el director, la planta se evacuó con celeridad, y todo el hotel, por lo que no había riesgo de víctimas humanas.    Ante esta información desplegué a mis hombres para que hicieran su trabajo, mientras, envié un escuadrón que subiera por las escaleras de emergencias, hasta el último piso, mandé a colocar la escala para que los protegieran con el cañón de agua desde fuera. Estábamos tan atareados que me sorprendido cuando uno de mis hombres me avisó de que un policía, junto con otro hombre trajeado, querían hablar urgentemente conmigo.    - “Déjalos pasar.”- le dije a mi hombre, y vi como rápidamente vinieron hacía mí.   - “jefe Hernández, al parecer aún hay alguien en el último piso.”- me dijo el policía a alarmándome.    - “Si, señor, perdone soy Carlos García, asistente de la CEO del Holding O ´Sullivan Park, la señorita
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Capítulo 5. El final de un mal día: la ira de una CEO.
Brandon. Boston, 2024, Parque de bomberos distrito doce. -” Definitivamente fue provocado”- le dije a mis jefes, que eran los que tenían que asignar a unos de nuestros investigadores para investigar el origen del incendio. -” ¿En qué te basas para esa información, B. M.?”- me pregunto el jefe Peter Hall, mi antiguo jefe, y mejor amigo de mi padre. Como todos los bomberos, el jefe Hall me llaman B.M, no me gusta mi segundo nombre. Yo siempre le decía a todo el mundo que me llamaran Brandon, pero claro en el cuerpo de bomberos de Boston, y después de ser el hijo del gran Benjamin Emiliano Hernández, el mayor bromista del todo el cuerpo, no me lo iban a poner fácil. En su lucha conmigo, y después de algunas peleas amigables a puñetazos con mis compañeros por llamarme Miguel, un nombre que mi padre me había puesto por mi padrino, su compañero y amigo de aquel entonces, hasta que descubrimos de forma muy trágica, cuando yo tenía doce años, que una noche asesino a golpes, a su mujer,
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Capítulo 6. Segundo encuentro con una lunática. Parte 1.
Mackenzie. Boston, 2024, Oficina de presidencia en la Torre O ´Sullivan. - “¿Cómo se te ocurre no llamarme cuando pasan estas cosas, maldita niña desagradecida?”- el tono de voz de mi madre, nada más descolgar el teléfono, anunciaba que la conversación iba ser larga, y llena de reproches. - “No fue nada, mamá, sólo un poco de asfixia debido a la inhalación de humo.”- le dije tratando de quitarle importancia, cosa que desde ya sabía que la señora Céline O ´Sullivan, no iba a dejar pasar. - “¡Increíble! Eres como tu padre, siempre quitas importancia a cosas como estas, ¿Cómo que tu vida no es importante?, ¡Hija mía, de verdad! ¿Crees que no vi ya las fotos de como ese amable y valiente bombero arriesgó su vida para rescatarte del fuego, y te dejaba sobre la camilla para que te salvaran la vida?”- la oí decir de forma lastimera, tono que usaba siempre que se quejaba de su ingrata hija. La verdad, no sé lo que me dolió, y enfureció más, que mi madre me hablara con tanta admiración, y
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Capítulo 7. Segundo encuentro con una lunática. Parte 2.
Brandon.  Boston, 2024, Parque de bomberos distrito doce.  - “¿Quieres levantar, ya de una vez, más alto esa manguera? No estas regando el jardín, idiota, a lo mejor piensas que ella se levantará sola, Calthon.”- le dije a uno de mis hombres, al que había corregido ya dos veces.  Hoy me tocaba el entrenamiento de los novatos de las dos unidades que conformaban el distrito doce, normalmente lo hacíamos días alternos entre el Jefe Allen y yo. Levín Allen, es el otro jefe del equipo del distrito doce, normalmente cuando estamos los dos en el parque de guardia, compartimos habitación. Nos llevamos muy bien, y solemos intercambiarnos las tareas.  El entrenamiento de los novatos del parque le tocaba hoy a él, pero tras las noticias que se habían publicado hoy, con fotos incluidas, y después del relato que tuve que poner en el informe de accidentes sobre la víctima, esa lunática del pelo rojo, las bromas esta mañana al ver las fotos, a la hora del desayuno, hizo que le solicitara a Levín
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Capítulo 8. La venganza del Vader bombero.
Mackenzie.     Boston, 2024, Parque de bomberos distrito doce.      - “Ahora comprendo porque ni siquiera perdió el aliento cuando bajó todos esos pisos, cargándome sobre sus hombros, ese hombre está hecho de mármol, ¡Por dios!”- pensé.  Me alegré de que mis ojos estuvieran cubiertos por mis gafas de sol, y que él no pudiera ver como estos se abrían de forma desmesurada por la sorpresa, al mismo tiempo que yo asistía impotente, como mi mirada, por voluntad propia, y sin ningún control por mi parte, recorría, deleitándose, cada parte del cuerpo de ese espécimen de dios griego que tenía delante de mí.   Era moreno, alto, muy alto, al menos medía el uno noventa. Su cuerpo era musculado, al menos sus poderosos brazos, que era lo poco que deja ver la camisa algo ajustada a ese pecho que dejaba claro que debajo de ella, mucha flacidez no ibas a encontrar. La camiseta era igual a la que llevaba el otro bombero, de color blanco azulado, y como el otro, también llevaba las letras en gran
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Capítulo 9. La venganza del Vader bombero. Parte 2.
Brandon. Boston, 2024, Parque de bomberos del distrito doce. Por otro lado, no soy estúpido, sé el impacto que causo en las mujeres, algo que las amigas de mis hermanas, y las idiotas que mi madre me presenta casi a diario, se han encargado de hacerme ver. La genética de mis padres ha hecho una extraña combinación en mi persona, mi padre, aunque alto, no es de una estatura exagerada, sobre el uno ochenta, pero la familia de mi madre, de la que nunca hablamos en mi casa, es muy alta.   Eso único al color de mis ojos, fue la aportación genética de la señora Hernández, el resto, como dice mi orgullosa abuela mexicana, fue una combinación de siglos de mezcla de razas, fuerza y orgullo mexicano, heredado de mi padre. Aunque también lejos de desmerecer, ha contribuido la obligación que tengo, por mi trabajo, de estar en buena forma todos los días.   No me sorprendió que la lunática apreciara mi atractiva apariencia, lo que no esperaba fue que me provocara orgullo, ganas de sonreír, aun
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