Mackenzie. Boston, 2024, Piso de la CEO Mackenzie O ´Sullivan. - “¡Lo quiero muerto!, no mejor, quiero matarlo yo con mis propias manos.”- dije por fin después de más de una hora de silencio incomodo mientras rumiaba mi ira. Desde que fui casi arrojada al coche hasta un poco después de llegar a mi apartamento y ducharme, ni emití un sonido, sólo cuando vi como un aún mojado Carlos, que me esperaba fielmente en mi salón para saber si estaba bien, o cometería otra de mis locuras, fue cuando salir lo que para mí era una sentencia de muerte. - “Hasta que al fin hablas, comenzaba a pensar que aparte de mojarte, ese bombero te había arrancado la lengua.”- me dijo mi asistente haciendo que le dirigiera una peligrosa mirada de advertencia, a lo que él respondió haciendo la señal como si cerrara, en su boca, una supuesta cremallera, para después levantar las manos en señal de rendición, mientras daba unos pasos atrás. - “Ya puedes irte, aquí no haces nada, y vas a coger una pulmonía
Mackenzie. Pero el motivo de mi necesidad de golpear el saco en este momento tenía más que ver con evitar que yo estallara de furia, y me presentara de nuevo en un parque de bomberos, para terminar, usando a un maldito atractivo bombero de sustituto de mi saco de boxeo que, de mi necesidad de ponerme en forma, como hacía cada mañana antes de ir a la oficina. Mis primeros golpes no fueron satisfactorios, ni a la combinación de giro a puñetazos y patadas, ni la fuerza, nada me ayudaba a disminuir mi ira, hasta que mi mente comenzó a confeccionar una pequeña venganza que, si no podría compensar un poco lo que me había hecho el maldito Vader bombero, si podía dejarle claro que iba a por él, que nuestra guerra sólo había comenzado. Puse a funcionar la cámara que siempre tenía en el gimnasio para revisar después mis movimientos y perfeccionarlos. Como decía mi padre, “si se empiezas algo, siempre, pero siempre, hay que terminarlo, e intentar ser el mejor, y si uno no lo consigues, al
Brandon. Boston, 2024, Piso de soltero de Brandon. - “Por fin, termino tú turno de sesenta y dos, B.M. Estarás agotado”- me dijo la señora Carrigan, cuando fui a recoger a Estuco, mi gato, la única compañía que no me es inconveniente cuando tengo mis días de descanso. - “Si señora Carrigan, ahora tengo tres días libres, hasta mi nuevo turno.”- le dije entregándole los dulces que le había comprado por cuidar a Estuco. - “Por cierto, tu madre pasó por aquí, sigue siendo la misma acosadora que cuando perseguía a tu padre, esa mujer no cambia.”- me dijo haciéndome reír. - “Lo sé, al no encontrarme aquí ¿Imaginé dónde fue?”- le dije con una sonrisa. - “¡Increíble! Esa mujer es peor que un terremoto, menos mal que tu padre sólo tuvo un hijo barón, y bombero, o la tendría todos los días tocando mi puerta.”- me dijo refunfuñando mientras me daba varios túperes con comida, y un trozo de tarta de manzana que sabía que yo adoraba. –“Sólo la tarta es mía, el resto es de la acosadora de
Boston, 2024, Piso de soltero de Brandon.Sin pensarlo, accione el video, y ese fue uno de los peores errores que he cometido en mi vida, desde el inicio vi como esa deseable mujer estaba semidesnuda, o por lo menos con una ropa tan ajustada que poco tenía yo que imaginar lo que había debajo de ella, y para colmo le sentaba endiabladamente bien. Me costaba atender a sus palabras mientras mis ojos seguían su figura devorándola, y mi erección comenzaba a subir, demostrando que algo más que mi apreciación por la bella femenina se estaba levantando.-"... te declaro la guerra, espero que te quede claro lo que has provocado, porque nunca hago prisioneros."- fueron las últimas palabras las únicas que capté en mi estado.-"Esta mujer estaba loca, definitivamente. "- dije en alto.Pero eso no fue lo peor, cuando todo comenzó, la maldita exhibición de patadas y golpes se sucedieron ante mis ojos, que en vez de asustarme e intimidarme, por la agresividad de esa mujer, hizo que mi maldito libido
Narrador. Mykonos, 2024, Yate de la familia O ´Sullivan cerca de la playa Psarou Eran las doce de la noche cuando Sean O ‘Sullivan volvía a revisar, a escondidas de su mujer, la grabación que había recibido de uno de sus hombres de confianza, que había infiltrado entre el personal de escoltas nuevos de su hija. Lo que había pasado en el hotel lo había puesto sobre aviso, y aunque sabía que estaba faltando al trato que había hecho con su adorada CEO, no podía evitar sentirse inquieto, pero para lo que no estaba preparado y nunca lo estaría, era para lo que el genio que su hija, heredado por su madre, le llevara a hacer, que como ahora, le hacía cometer algunas estupideces. Comprendía más que nadie, a la presión para la que estaba siendo sometida, sobre todo por culpa de su hermano, y de sus sobrinos, pero al menos esperaba que su hermano, recordara que ella era sangre de su sangre, que era su sobrina, y que lejos de la estúpidas zancadillas que siempre le ponía a su hija, cosa q
Mackenzie Boston, 2024, Despacho de la CEO, en la Torre O ´Sullivan. - “Este el cuarto móvil que tienes nuevo, en tres años, CEO, deberías replantearte, para compensar las pérdidas, comprar acciones de Apple.”- me dijo Carlos cuando me entregó mi nuevo iPhone. - “¿Quién te ha dicho que no las tengo compradas?, desde que perdí el primer móvil, y por cierto son muy rentables.”- le dije sin mirarle, mientras seguía revisando el último informe de la bolsa, en la pantalla de iMac. - “Bueno se puede decir que más que perderlo, se lo arrojaste a la cara a ese estúpido del CEO de industrias LMT, Homer Gordon, por haberte intentado propasarse y besarte sin tu permiso.”- corrigió, como siempre, mi exacto y correcto asistente. - “Bueno yo no tengo culpa que el estúpido tenga la cara tan dura, y que terminará estallando el móvil al golpearlo.”- le dije aún sin mirarlo. - “No, si no la tenía dura, le rompiste la nariz y parte del maxilar, el móvil termino estallando en caer rebotado
Mackenzie. Boston, 2024, calle Charles, cerca del edifico del apartamento de Brandon. Pronto estuve en la calle de la dirección que me había dado Carlos. Aparque mi novia, junto a un BMW, que destacaba en toda la calle. - “Le aconsejo que mejor la ponga en el interior de ese patio, allí pueden darle un golpe.”- oí la voz de una señora mayor que me habla desde la acera. Levanté la vista, y vi como una señora de unos setenta u ochenta años, que venía caminando por la acera, cargada con bolsas de la comprar que casi no podía llevar, sin pensarlo, me bajé la moto, y quitándome el casco, me dirigí hacía a la anciana, para cogerle pesadas bolsas de la mano. -“Vaya pero si eres una dama, y por lo visto muy atractiva.”- me dijo la señora haciéndome sonreír, mientras le dejaba apoyarse en mí, para llevar las bolsas donde ella las llevaba.-“ Me alegro de que en estos tiempos hayan cambiado las cosas, si yo tuviera tu edad, me hubiera encantado conducir esas preciosidad, mi esposo nun
Brandon. Boston, 2024, calle Charles, edificio del apartamento de Brandon. Casi no podía creerlo cuando miré por la ventana de mi apartamento, para ver como la Lunática se bajaba de una moto que era definitivamente, el doble de grande que ella, dudaba que sus pies tocaran el suelo, cuando estaba subida en ella. No suelo ser de los que cuchichea por las ventanas a sus vecinos, la verdad es que prensaba que quién hacía ruido ene patío del edificio era la señora Carrigan. Normalmente me levanto más temprano los viernes, cuando estoy en casa, ya que es el día en el que la señora Carrigan va al mercado sobre las doce del mediodía, justo cuando reponen la mercancía en el mercado. No me gusta que venga cargada con las bolsas, pero hoy me despisté, tras limpiar la casa, y salir a correr esta mañana, antes de desayunar, pensé que, como era mi día libre, mientras esperaba que la señora Carrigan saliera a comprar, jugaría un poco con el único capricho que me he hecho en dos años,