Orlando, Florida… Dentro de su pequeño apartamento, se encuentra Ann, nuevamente parada frente al espejo. Llegó el día, el día en el cual, por fin, verá cara a cara a su jefe, el hombre que admira desde que él fue a su universidad a dar una conferencia. Fue una semana después de la muerte de sus padres. Se suponía que no tenía que ir a dicho evento; sin embargo, sintió que necesitaba distraerse y olvidar por unas cuantas horas su gran pérdida. Y funcionó, desde que lo escuchó hablar, quedó hipnotizada, no de manera romántica, más bien, de admiración hacia su forma de dirigir un conglomerado. Para la ocasión tan importante, Ann opta por un pantalón de pinza talle alto con cinturón, de color azul celeste, que logra resaltar su voluptuosa figura. Elige una blusa blanca de cuello redondo y mangas largas y fruncidas. Esta vez deja su cabello suelto y finaliza con un sutil maquillaje, donde se aprecian sus delicados rasgos, sobre todo su pico de viuda. La joven respira profundo, le da un
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