Aunque el sensato hombre pudo liberarse de las garras de la insistente mujer, igual tendrá que soportar su presencia durante una cena de bienvenida ofrecida por Elena, madre de los gemelos Constantino. La matriarca es una mujer de sociedad y tiene que hacerle sentir a la alta alcurnia su regreso al país que tanto detesta. Los Estados Unidos no es su lugar preferido en el mundo, aun cuando fue el sitio que le dio notoriedad a nivel internacional a su familia. Elena tiene muchas razones por las cual debería odiar el país, la más notable: las constantes infidelidades de su difunto esposo. Su excusa favorita era viajar hacia Orlando para supervisar el Atenas Palace. Lo que no decía a su regreso, era que se acostaba con todas sus empleadas que tenían menos de treinta años. Fue vergonzoso ver la osadía de una de ellas al viajar a Grecia, exigiendo ver a Theodor Constantino dentro de su féretro, así como la herencia que supuestamente le dejó al hijo de ambos, cosas que ella no permitió. El
Desde lo más alto del cielo comienzan a caer gotas de lluvia que convierten toda la ciudad en un caos. La acción de estar sentada en la parte trasera de un taxi, mientras te conduce hacia una inmensa mansión donde se encuentra un atractivo y fascinante hombre de treinta y ocho años, es apasionante. Se vería como un gesto romántico, ¿no es así? Bien, la realidad es que Ann, se dirige hacia la propiedad a petición de una mujer que, según Maya, no quiere hacer su trabajo. Las mismas energías que gastó Eleonor en llamar a la joven, son las mismas que pudo haber invertido en comunicarse con el gran jefe y solicitar su firma. Es electrónica, estaba de más que la chica de veintidós años saliera de la calidez de su hogar hacia la impetuosa noche, y para colmo de sus males, a las dos se les olvidaron traer los paraguas. Así que Ann asegura el iPad dentro de su hoodie color rosa pastel con una imagen del disco de Taylor Swift, 1989. Y junto a Maya corren hacia el portón de la mansión, esperan
Todos quedan atónitos ante la falta de educación que, según ellos, presentan las jóvenes al interrumpir su cena. Aunque no faltan las miradas lascivas hacia Ann y Maya por parte de ciertos caballeros que no respetan que sus esposas se encuentren a su lado. No se puede esperar menos de una casta que solo finge ante la sociedad ser seres pulcros e intachables. Demitrius se levanta de su asiento con su porte autoritario e intimidante. Camina hacia los tres, mientras arregla su saco, mostrando una apariencia exquisita ante los ojos de cualquier mujer. Se detiene frente a su hermano con mirada amenazadora. Odia cuando este deja a un lado sus advertencias y termina haciendo justamente lo contrario a lo que dice. —Hijo, no creo que sea prudente atender a las… - Elena trata de buscar las palabras correctas para referirse a Ann y Maya, mientras las mira con desagrado. —De hablar con las señoritas, en este momento. Tenemos visita - termina diciendo entre dientes. —Madre, no te preocupes, t
Al día siguiente… Una espléndida mañana reluce en una de las hermosas ciudades de Florida. Las aves cantan, las flores desprenden su aroma natural y el cielo está despejado. Ni una nube gris entorpece en el bello amanecer. Es un clima completamente diferente al que Ann tuvo que soportar la noche anterior. Todo parece estar de mil maravillas hasta que… —¡Aaaa…chuuu! Se escucha un fuerte estornudo en el pequeño apartamento. Resulta que la lluvia tuvo sus consecuencias y terminó afectando a la dulce joven, quien intenta terminar de vestirse para ir al trabajo. —Sabía que te ibas a resfriar. Te dije que tomarás un antigripal para evitar el malestar - le reclama Maya a Ann. —Cuando llegamos anoche no tenía nada… aaa…chuuu - se vuelve a escuchar. Maya niega con la cabeza y le pasa el té que le preparó a la joven. Es que era de esperarse que las dos o por lo menos una de ellas se enfermaran. Ayer fue un día ajetreado que terminó con ellas empapadas por la lluvia. —No te preocupes, esta
A medida que avanzan los días, de esa misma forma se crea una sinergia entre Ann y Demitrius. La energía de ambos se acopla de tal forma que parecieran tener años trabajando juntos. Una semana después, todo parece marchar a la perfección en el conglomerado Constantino. Eleonor ha limitado sus exigencias hacia Ann luego de que el gran jefe le advirtiera de las consecuencias que traería su falta de sentido común. Claro que la mujer no se tomó muy en gracia su primer regaño por parte de Demitrius, y sin duda en el momento que sea oportuno, no lo pensará dos veces para vengarse de la joven que, cree ella, es la causante de todos sus males.Por otro lado, está Andreus, quien se ha visto muy cercano a la dulce joven. A pesar de que ella ha intentado detener dichas interacciones en el hotel, él no considera lo mismo. Siente que puede tener la oportunidad de que en algún momento Ann se deje tentar y caiga en sus redes de seducción, creyendo que ella lo disfrutaría de la misma forma que él lo
En un espacio de veinte metros cuadrados rodeado de ventanas con cristales en tonalidades azules, que deja a preciar la ciudad de Orlando. La sala de juntas cae en un sepulcral silencio que, desde el último piso, se logra escuchar los vehículos transitar en las avenidas. Demitrius se ve incrédulo como cada día que pasa, y según avanza la confianza entre su asistente y su hermano, así mismo aumenta falta de interés por guardar las apariencias por lo menos delante de él. Ann, avergonzada, disimuladamente, da un paso hacia atrás a apartándose de Andreus. No puede negar que le gusta la cercanía del incorregible; sin embargo, no le agrandan las demostraciones de afecto en el trabajo. Es una falta de respeto y un acto muy poco ético. —Buenos días, señor Andreus, que bueno verlo bien.Responde ella sin mirarlo, mientras ruega que su jefe, quien llegó de muy buen humor a la empresa, no se moleste por la acción de su gemelo. —Ann, ya te dije que no tienes que cambiar tu forma de tratarme so
Ann y Andreu se sumergen en un profundo beso donde sus labios no se quieren soltar. La indiscutible química que hay entre ellos se hace notar en todo el ascensor, de donde se verán brotar juegos artificiales, mientras de fondo se escucha Love Story de Taylor Swift. No es el primer beso de la dulce joven; sin embargo, es la primera vez que un hombre como el incorregible le muestra de la forma más feroz el deseo de querer caer en la pasión de la carne y unir sus cuerpos durante toda una noche. No obstante, es algo absurdo que no puede pasar. Su relación sería de lo más predecible entre el hermano del dueño de un imperio y su asistente. Por esa razón, Ann se llena de valor y con todas sus fuerzas empuja a Andreus hacia una esquina. Él choca contra la pared de metal, mientras se puede divisar su pecho, subir y bajar, así como su respiración agitada. Por su parte, ella se encuentra en un estado parecido. Sus labios se ven hinchados por el beso y sus mejillas están ruborizadas, como si una
En ocasiones nos levantamos con la duda de si estamos haciendo las cosas correctamente, si en realidad los pasos que estamos dando nos llevarán a estar donde se quiere. Esas son partes de las inquietudes que no dejan dormir a Ann Gutiérrez en toda la noche. La salida al concierto de Taylor fue muy especial, se vio divirtiéndose junto a la hija del gran jefe y su hermano por un extenso momento que terminó con los tres yendo a un McDonald's a disfrutar de unas deliciosas hamburguesas. Allí le pareció pertenecer al mundo de los Constantino; sin embargo, ¿sería prudente tener ese tipo de cercanía con una familia tan poderosa como ellos? No quiere hacerse falsas ilusiones con un hombre que antes de ahora salía todos los días en portadas de revistas con una mujer diferente. La dulce joven no pretende ser de las mujeres que rescatan al hombre y lo vuelve un mejor ser humano. No, esa no será ella, ¿o sí?—Ann, ¿estás despierta? Llegaremos tarde. ¿Recuerdas lo que te dije anoche de Daniel? É