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Todos los capítulos de Amor, poder y mafia: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Prólogo
PrólogoLa vida del señor Li ha sido una montaña rusa de poder, pasión y peligro. A lo largo de cinco novelas, hemos seguido sus intrincadas relaciones amorosas y su inmersión en el mundo oscuro de la mafia. Sin embargo, ahora nos adentramos en una nueva fase, donde la atención se desplaza hacia su hijo, el heredero de su imperio: Lisandro, también conocido como Junior para su madre.Nacido en cuna de oro, Lisandro lo tiene todo a su disposición. Poder, riqueza y mujeres caen a sus pies con facilidad, pero ninguna ha logrado borrar de su mente a la primera chica de la que se enamoró. Ella lo persigue como un fantasma, recordándole que ninguna otra mujer será suficiente para llenar el vacío que dejó en su corazón.Por otro lado, encontramos a Kiara, una mujer aparentemente feliz en su matrimonio. Su esposo y sus dos hijos le brindan todo lo que cree merecer, pero un encuentro fortuito con el señor Li le hace cuestionar su conformidad. Aunque no comprende por qué el señor Li se fijó en
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Capítulo uno - Una tarde difícil
Lisandro Li, empresario reconocido por ser el heredero de varios imperios en la industria y medicina. Sus padres Lisandro Li y su madre Camila…—Fabiana, ¿recuerdas el apellido de la madre del CEO? —pregunto mientras busco entre mis apuntes.La mujer a mi lado, de cabello negro y curvas pronunciadas, que lleva gafas y un vestido floreado me mira molesta.—Debes ordenar tu escritorio, Kiara, es un desastre —me reclama. Mientras mira entre sus apuntes.—Tú eres ordenada y, sin embargo, no lo tienes —insisto para que se apure. Sé que no debo ser así, pero me gusta verla enojarse. Fabiana es una gran amiga, nos conocemos desde hace más de diez años cuando empezó a trabajar en la revista, la cual está dirigida por mi esposo, aunque pocos aquí saben que él está casado conmigo. Preferimos mantener nuestra vida privada fuera de la boca de los empleados, sobre todo porque muchas veces culpan a su esposa por su mal humor. Siendo que no hay mujer más comprensiva que yo para ese hombre. Aunque d
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Capítulo dos - Entrevista al señor Li
Conseguí la entrevista con el hombre del momento después de un par de altercados. Sin embargo, ahora me encuentro frente a él en un living amplio y elegante, con unas tazas de té preciosas, de color malva y con pétalos de flores dibujados en ellas, sobre la pequeña mesa del centro.—Desea beber algo caliente. Sé que afuera hace calor, pero parece estar temblando. Si quiere puedo hacer que enciendan la calefacción —me dice en un tono amigable.—No se preocupe por mí, sé que su tiempo es valioso, por lo que me gustaría comenzar con la entrevista —digo y él asiente mientras se sirve una taza de té para sí mismo y luego una para mí, pese a mi negativa.—Dígame, ¿cuáles son sus preguntas, señorita Montiel? —dice mientras busco mi bolígrafo para tomar notas.—Deme un segundo más y comenzamos —le respondo sin verlo. ¿Puede ser que me lo olvidara en la oficina?—¿Necesita algo? —me pregunta con impaciencia. La estoy jodiendo de nuevo. Me empiezo a poner nerviosa. —No, es solo que… —digo y re
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Capítulo tres - Nuestros hijos
Bajo a la recepción y me devuelven mi identificación. No sé ni en qué momento me la pidieron. Salgo fuera del hotel y el coche de mi esposo está esperando. Su chofer abre la puerta y me permite entrar. Mi marido está al teléfono y no me presta atención. Vamos de camino a casa cuando nota que mi cabello está suelto y me pregunta por qué lo llevo así.—Hola, creo que sería lo primero que deberías decirme después de colgar —le digo y meto mi móvil en mi bolso.—¿A caso te arreglaste para ver a ese tipo? —me reclama y pongo los ojos en blanco.—¿De qué estás hablando? Tu secretaria se olvidó de decirme que adelantaron la reunión y tuve que correr por el tráfico para no llegar fuera de horario. El calor me tenía loca, por lo que me compré un agua y me la tiré encima. Me até el cabello con una lapicera, ya que esta mañana no me diste tiempo a nada porque tenías una reunión a primera hora —espeto sin siquiera mirarlo. No estoy de humor para sus celos baratos, cuando nunca me presta atención.
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Capítulo cuatro - Pedir disculpas
Cuando salimos de la dirección tomo la mano de mi hijo y delante del señor Li y el pequeño León le pido a Philippe que se disculpe con él, pero se niega. Mi hijo es demasiado terco. Por lo que le pido de nuevo que se disculpe con su compañero y vuelve a negarse. Sin otra opción, me pongo de rodillas frente al pequeño.—Mamá, ¿qué haces? —me pregunta Philippe incómodo al ver que hay personas a nuestro alrededor.—León, soy Kiara, te pido perdón en nombre de mi hijo. Si él fue agresivo contigo frente a una demostración de cariño de tu parte es porque no soy una buena madre y no lo he criado como corresponde. Así que en nombre de mi hijo te pido que me perdones —digo y el niño sonríe levemente y asiente con la cabeza.—Mamá, no tenías que hacer eso —protesta mi hijo y me pongo de pie.—Gracias, León, por ser tan comprensivo —digo ignorando a Philippe.—Mamá, te estoy hablando —me reclama mientras me dispongo a salir de ese sitio.Philippe me sigue y me demanda mientras caminamos. Trato d
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Capítulo cinco - Mi amado esposo
El señor Li y yo estamos hablando y sin darnos cuenta traen la comida. Por lo que debemos dejar las preguntas abandonadas. Los niños comen mientras nosotros compartimos un momento de tranquilidad en la mesa. Sé que será el último de la noche, porque cuando llegue a casa terminaré discutiendo con Paul. No entiendo que es lo que le ocurre y porque se comporta así últimamente. Es como si los niños y yo fuéramos una carga para él.Finalmente, luego de cenar, el señor Li y el pequeño León nos despiden en la puerta del ascensor. Los niños quedan en verse otro día antes de la partida del señor Li del país y yo le agradezco la invitación. En la puerta del hotel nos espera su chofer quien nos lleva hasta casa. En el coche los niños van discutiendo, porque Arthur quiere ser amigo de León, pero Philippe no lo deja. Cuando llegamos a casa bajan y corren a la puerta. Al entrar me encuentro con Paul en el living bebiendo whisky, los niños saben que una discusión se aproxima por lo que suben a sus d
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Capítulo seis - Los premios del espectaculo
Salgo del hotel aun con la cara roja por la vergüenza. No puedo creer que soy tan tonta como para pensar que el señor Li puede querer algo conmigo. El único que se interesa en mí es mi esposo y de una manera ridícula. ¿Cómo es que ha resultado ser tan descarado como para ponerme un virus en mi móvil?De camino a casa le pido al chofer si puede detenerse en una tienda. El hombre me dice que el señor Li le pidió que me lleve a donde yo quiera y que a la vez me espere si se lo pido. Incluso en eso es mejor que mi esposo. Aun no entiendo que diferencia pudo tener con sus esposas, es el hombre soñado por cualquier mujer.Me compro otro móvil y como no puedo usar mi correo electrónico para pasar los números al nuevo, lo hago de la forma antigua y los paso uno por uno. Por suerte no tengo tantas personas importantes en mi vida como para estar mucho tiempo haciéndolo. Al llegar a casa ya he terminado. Por lo que le agradezco al chofer del señor Li que me haya traído y tras bajarme le pido que
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Capítulo siete - Una fiesta diferente
No sé cómo es que terminé en esta fiesta. No conozco a nadie aquí y encima no me puedo ir hasta que mi compañero venga, ya que me quedé con el pase de prensa y él parecía entusiasmado con entrar, si me marcho ahora vendrá en vano. Por lo que me rindo y trato de mezclarme entre la gente mientras lo espero. Es un sitio enorme, magníficamente decorado, me sorprende que sea solo para la prensa, y más aún que haya tan poca gente.Mientras me acerco a una mesa para tomar una copa de vino espumante, escucho a dos mujeres conversar. Las vi en la entrada de los premios, también estuvieron haciendo entrevistas. Una de ellas le dice que es una lástima que hayan preparado algo tan bello y no pudieran asistir ni la mitad de los de prensa.—¿Eso es cierto? —pregunta la otra sorprendida—. Pensé que era mentira.—Claro que es cierto, tengo una amiga que había ido al compromiso donde todos se intoxicaron —dice la periodista mientras bebe su copa, y la otra deja el canapé que acaba de recoger—. No seas
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Capítulo ocho - Mi ex esposo
—¡Mamá! —escucho decir a Arthur desde la entrada del hotel y me acomodo la ropa que el señor Li guardó por mí. La misma que le había devuelto un día atrás. Por la noche dormí en el sofá en bata abrazada a ese maravilloso hombre. Le debo demasiado por haberme ayudado, pero ya es hora de que empiece a valerme por mi cuenta.Mis dos hijos me abrazan y empiezan a hablar a la vez mientras me cuentan lo hermosa que es la casa de la madre de León, y lo bien que la pasaron esa noche.—¿Ustedes también hicieron pijamada? —preguntó la señorita De la Torre a su exesposo y él la miró con molestia. Nunca había visto al señor Li poner esa cara—. Sabes que bromeo, eres un aguafiestas.—Mami, ¿es verdad que iremos a vivir al extranjero? —pregunta uno de mis hijos.—Aún no lo sé. Debo arreglar algunas cosas con su padre hoy. Por lo que se quedarán en el hotel —digo y ellos gritan de felicidad.Después de despedirme de ellos tomo el coche que el señor Li me ha prestado y voy al hospital, donde mi espo
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Capítulo nueve - La nueva yo
Las palabras de mi amiga me dejan pensando pese a que trato de mostrarme tranquila. Lo nota y me ofrece ir con ella por ropa. Le recuerdo la hora, y me asegura que no hay tiempo cuando tienes dinero. Tras hacer cuentas de cuantos cumpleaños no me ha regalado nada ofrece pagar por mi ropa esta noche.—Estás loca —le aseguro cuando me obliga a subir al coche de su hermano.—¿A dónde las llevo? —pregunta el señor Li.—¿Por qué hiciste que tu hermano venga a llevarnos? —le pregunto a mi amiga.—Porque me sacó las llaves de mi coche. Que se esfuerce —dice ella y me obliga a subir delante.—Disculpa, cuando bebe se pone imparable —le confieso al señor Li. No puedo creer que el empresario esté llevándonos por ropa en mitad de la noche.—La conozco desde que nació. Cuando se le mete algo en la cabeza es difícil sacárselo —me asegura él sonriendo.—Tú, solo eres nuestro chofer. No te confundas porque dejé que ella vaya adelante —reclama Alma desde la parte de atrás del coche.—Alma, no le habl
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