Cuando el abogado se marcha, entro a mi nueva oficina y pido al personal de recursos humanos que me consiga un nuevo secretario. Alguien que sepa sobre el trabajo administrativo y específicamente que sea hombre. Después pido que avisen al personal que está enfermo y que asistió al compromiso de mi esposo que, si no vuelven al trabajo con un certificado médico que avale su licencia, los días serán descontados. La jefa de recursos humanos se queda sorprendida después de escucharme.—Gracias, Silvia, es todo por hoy —le digo, y la despido de mi nueva oficina justo a tiempo para responder la llamada del señor Li.—Podría quedarme con ellos —me dice y sonrío—. Adoptarlos será difícil, pero para mí nada es imposible. Necesito casarme con uno de los padres, y así podré solicitar la custodia parcial.Su broma me anima un poco.—Eso será complicado, uno de los tutores está muy enganchado con unas faldas color carmín y la otra no quiere que se le acerque nadie en este momento —bromeo.—Es una p
—¿Qué me pongo para la cena? —le pregunto a Alma al móvil.—Usa algo lindo, te presentaré a mi prometido —me dice y me pongo feliz.—Que tal un vestido negro con hábitos de monja —bromeo.—No seas tonta, ya no soy una niña celosa. Ponte linda, siéntete cómoda contigo misma —me pide y le doy las gracias mientras firmo unos documentos y luego suspiro—. ¿Qué te pasa?—Es que tenemos que conseguir a una estrella para la portada de diciembre y no sé a quién acudir. Tu hermano vendió casi un millón de copias en dos días y quiero impresionar a los socios con el número de diciembre —le comento, sin ninguna buena idea en la mano. Los empleados no están dando su mejor esfuerzo. Es entendible, ya que no me quieren en la presidencia. —Creo que puedo ayudarte con eso —me dice y antes de colgar me pide que a la noche lleve una entrevista prearmada.—¿Qué se trae entre manos mi amiga? —me pregunto en voz alta y suspiro. Con Alma se puede esperar cualquier clase de cosas.Cuando el día termina regre
Invité al señor Li a tomar un café y compartimos un beso que me recordó a una parte de mi vida muy importante de mi pasado. El temor se apoderó de mí, y lo aparté de manera brusca.—Lo siento —me disculpo.—Es mi culpa, por favor no te enojes ni te alejes —me pide casi a modo de súplica, mientras sostiene mis manos que están en su pecho marcando distancia entre nosotros.Ambos estamos sin aliento, con nuestros corazones latiendo al unísono. Sabemos que cruzamos un límite, pero ninguna fuerza en el mundo podría negar la intensidad de lo que acabamos de compartir. Aun así, no estoy lista para sentirme atrapada nuevamente por un hombre que me produce esta sensación de ahogo cuando lo beso.—No haré nada para dañarte —me asegura.—Es muy pronto para estar así con alguien —declaro, y él suelta mis manos y al fin se aparta. Lo que no me genera ningún tipo de tranquilidad.—Será mejor que me vaya —indica y sin darme cuenta tomo su mano. Él me mira y no puedo evitar sonrojarme.—No quiero que
Después de enterarme de lo que Paul les dijo a los abogados que envié a concretar el divorcio, creo que esto será más difícil de lo que esperaba. Paul no quiere dinero, insiste en que podemos resolver nuestras diferencias. Sin embargo, yo ya no quiero verle, ni tener contacto con él que no tenga que ver con los niños.Esperaba poder viajar a Tierra del Fuego para Navidad, y después de pasar unos días con mis hijos ahí, contarles que ya no vamos a vivir con su padre. Esperaba que, en la emoción de pasar las fiestas juntos, en un sitio tan hermoso, hiciera menos duro para ellos escuchar que sus padres ya no estarán juntos, pero si Paul sigue insistiendo me hará quedar como la mala de la película. Y no soporto pensar en que mis hijos me odien por querer separarme de su padre. La adolescencia está tocando sus puertas y lo que sea que ocurra en este momento va a definirlos como personas. Tampoco quiero que odien a su padre, aun así, ya no sé qué es lo que voy a hacer.Además, Lisandro está
Lisandro vuelve a entrar a la casa, me arrincona contra la puerta y me besa como antes, solo que sostiene mis brazos a los lados de mi cabeza, luego los acerca a su cuello y siento cómo se encima sobre mí. Con una de mis piernas me aferro a su cintura y dejo que me sienta. Él hace lo mismo, su miembro presiona en sus pantalones y puedo notarlo.—Vas a matarme —me dice y después de eso aparta mis piernas y mis brazos, se pone de rodillas y noto cómo me besa las piernas a través de mi vestido.—¿Qué haces? —le pregunto confundida.—Calmarte —dice y su lengua me acaricia.No puedo…No me sostengo…Mis piernas tiemblan al sentir como él me roza en esa zona. No puedo evitar levantar el tono de mi voz mientras su lengua entra en mí. ¿Qué es esta sensación? No puede ser.Más…Quiero más…No deseo que se detenga…Sin embargo, una electricidad empieza a recorrer todo mi cuerpo desde el centro de sus besos. Hace mucho que no me pasa algo así. Creo que la primera vez fue en la fiesta en la secun
No logro concentrarme en el trabajo. El recuerdo de las cosas que Lisandro me hizo anoche me tiene distraída. No puedo creer que exista un hombre tan atento y encantador como él. Aún no entiendo que fue lo que vio en mí, pero no me haré ilusiones con él. Sé que puedo ser todo, menos algo duradero en su vida. Aun así, disfrutaré lo que sea que nos prepare el destino.—Señorita Montiel —me llama mi secretario.—Sí, dime —respondo cerrando la computadora que tengo en el escritorio.—Ya está todo listo para la entrevista. ¿A quién quiere enviar? —me pregunta y me deja unos documentos que tengo que firmar.—Iré yo —comento, y me queda viendo—. ¿Qué pasa?—Nada, es que usted es la directora, no quedaría bien que fuera en persona —me indica.—Son amigos míos, no creo que quieran que alguien más le haga preguntas personales. Que preparen el coche —pido y me levanto de la silla.—Como usted ordene —dice y se va.Es así que termino en la mansión de los De la Renta haciéndole una entrevista a Ul
Cuando desciendo, prendo el móvil, tengo varias llamadas perdidas de Lisandro, seguramente sus empleados le dijeron que tomé prestado su avión. Aun así, prefiero ignorarlo por ahora. Necesito resolver las cosas con Paul antes de que los niños salgan dañados o termine quedando mal con la familia de Avril. Un coche me espera, el hombre se presenta como Oliver De la Torre.—Mucho gusto. Soy Kiara Montiel —digo y él sonríe.—Sé quién eres, Kiara, mi familia no deja de hablar de tu talento para el periodismo, hiciste ver a mi ex cuñado como un tipo formidable en tu revista —comenta sonriendo.—Lamento lo que ha sucedido con mi exesposo —digo y él me pide que no me preocupe.—Mi hermana nos contó que aún sigue insistiendo, es típico manotazo de ahogado cuando te das cuenta de que perdiste —me indica y sonrío levemente.Ojalá sea solo eso, pero con Paul nunca se sabe. Cuando llegamos a la casa de los padres de Avril me sorprendo, es una mansión prácticamente. Los De la Torre parecen nadar e
Al día siguiente y llevando la misma ropa, vamos a la casa de los De la Torre junto con Arthur y Paul. En la entrada nos reciben Avril y Philippe, este último al ver a su hermano lo abraza con fuerza.—Me alegro mucho de que Arthur esté mejor. ¿Qué les dijeron en el hospital? —pregunta Avril y cuando voy a responder Paul lo hace por mí.—Parece que no fue grabe, solo una indigestión —dice él y Avril me mira.—¿Por qué no se quedan y nos cuentan cómo fue todo en el hospital? —pregunta ella y Paul se niega.—Será mejor que regresemos a casa. Kiara y yo tenemos que resolver muchas cosas —le indica Paul y aunque Avril sonríe sé que está actuando y que en realidad está muy nerviosa, quizás tanto como yo.Philippe va a hacer un motín, pero después de ver lo mal que luce Arthur, decide no decir nada y venir con nosotros. Viajamos de regreso a casa, aunque esta vez lo hacemos en un avión comercial, por lo que tardamos el triple del tiempo. En todo momento, Paul se muestra cariñoso con nuestro