3. Aiden
Me llamaba la atención el bullicio que escuchaba justo antes de entrar a la recepción de mi empresa. Hoy habría despido, sin dudas, el orden aquí es algo que no dejo pasar por alto. A medida que me acercaba, esa voz se volvía más intensa en mis oídos. Me acerqué hasta que mis ojos fueran testigos de total caos. Una mujer, que de espalda no aparenta ni treinta años, con un aspecto común, muy común, estaba conversando con Dafne. Cuando me refiero a conversación, es, que solo ella estaba hablando y el tono de voz era tan alto que me iba a fundir los tímpanos. Di un paso con la clara intensión de detener semejante escándalo, pero mis pies se mantuvieron firmes ante sus próximas palabras...—O como el señor Stone, el millonario que compra autos como si fueran juguetitos y se sienta en su majestuosa silla presidencial a dar órdenes; que vive solamente para su físico, sus trajes de corte italiano, sus relojes Rolex y sus mansiones en Pacific Heights o Cow Hollow.¿Qué coño puede saber ella s
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