Brian fue el primero en apartarse, temiendo perder el control al besar esos labios tan tibios y dulces de su amada.—Estaré bien, amor —le dijo mientras se levantaba y se acomodaba un poco la ropa de nuevo.Ella lo miró sonriente, en especial al notar que estaba evitando perder de nuevo el control. Se lo agradeció en lo más profundo de su corazón, porque se había dado cuenta, al besarlo de nuevo, que no iba a poder contenerlo, ni contenerse, si volvían a empezar.—Ya pronto, mi amor —le dijo con los ojos brillantes, y con una firme determinación en su mente, continuó— Vámonos de aquí, nos casaremos y ya nada importará, podemos estar juntos como deseamos.Un ramalazo de deseo espoleó el ánimo del joven muchacho, se sintió lleno de una nueva fuerza y al ayudarla a levantarse del piso la abrazó con fuerza. Se quedó mirando a la chica que lo veía con el mismo amor que él sentía por ella.—Tenemos que irnos pronto, mi amor —le dijo el joven enamorado.—¿Cuándo? —fue la pregunta inmediata.
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