Jamás algo se le había hecho tan difícil a Brian Lancaster como subir aquella empinada cuesta para salir de su terruño, cuando llegó a la parte más alta, aún se podía ver la iglesia, y más allá se veía gran parte de la creciente ciudad. Apretó las mandíbulas, le dio la espalda a lo que dejaba atrás y encaró el camino que tenía por delante, al igual que lo haría en los años posteriores.Se dirigió derecho hacia la carretera nacional, donde tomaría el bus que lo llevaría a la capital. Brian sentía el dolor, pero ya no lo padecía. Era como si su mente se negara a quedarse en ese lugar de dolor, entonces, al igual que su cuerpo, su mente dejó atrás todo, menos el dulce recuerdo de Charlotte.En lugar del dolor nació el odio, el deseo de venganza, las ganas de justicia, de desquitar el mal que habían hecho, aunque no tenía idea de todo lo que le faltaba padecer por ello.Las primeras semanas en la capital fueron desafiantes, pero él se enfrentó con valor a cada obstáculo que se le ponía ad
Leer más