Santiago estaba en el consultorio, estaba inquieto, pero intentaba disimular —El doctor Bristein no estará disponible, por lo menos en un mes —dijo el doctor Raven —¿Tiene idea de cuando vuelve? —Parece que, a mediados del siguiente mes, creo que será mejor que espere a hablar con él, y que sea el quien revise los resultados. Creo que eso le daría más confianza, señor Sanders. Sanders estaba de acuerdo, solo confiaba en el doctor Bristein, tenían una relación de médico-paciente de más de seis años, y no podía confiar en nadie más. —Es raro que no me haya informado de sus vacaciones. —No son vacaciones, es por su madre, desgraciadamente falleció y tuvo que asistir a su entierro. —No lo sabía. —Sí, fue a Estambul. —¿Habrá alguna manera de localizarlo? —Sí —dijo el doctor, y le entregó en una tarjeta el correo electrónico del doctor Bristein. Allegra esperaba a Santiago en el parque que estaba enfrente. Sentada sobre una banca recordaba aquel día de la gran discusión: «Ella h
Leer más