—No lo sabía —dijo Megan —¿Sabes que Michael se intentó suicidar? Megan abrió bien los ojos, negó con rapidez y una lágrima resbaló por su rostro —¡Dios mío!, no lo sabía. —Lo destruiste, Megan. —Hablemos adentro —pidió Megan y tomó una bata de baño que se colocó encima. Luego caminó adentro de la casa, guiando a Santiago hasta un salón con ventanales al exterior, por donde podía divisarse todo el jardín. Estaban de pie. Frente a frente. —¿Por qué me abandonaste, Megan? —Por favor, Santiago, no me hagas esto —dijo llorosa —Destruiste a mi mejor amigo, me destruiste a mí, ¿Y ahora pides piedad? —Creí que podía ser feliz al lado de Michael, pero no pude. —¿Por qué? —Porque… Porque te amo a ti, no podía olvidarte —dijo Megan con los ojos suplicantes y el rostro triste Santiago estaba sorprendido, no esperaba aquella respuesta, dio un paso atrás, confundido —¿Qué dices? ¡Me abandonaste, Megan! ¿Cómo podría creerte? —Es la verdad, te amo, aún te amo, Santiago. Me fui con Mic
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