—Tienes un problema serio con las puertas —comentó Isla sin levantar la mirada.Horatio sonrió divertido.Desde que Gio se había tomado sus vacaciones, Horatio había comenzado a visitar la oficina de Isla casi todas las mañanas.En la mayoría de ocasiones, sus visitas terminaban en un enfrentamiento, que disfrutaba más de lo que debería.Isla, por supuesto, nunca lo dejaba ganar. Ella siempre tenía algún comentario ocurrente, a diferencia de su primo que, en su mayoría, se limitaba a ignorarlo.Además, entre ver a Isla o el malhumorado rostro de su primo, no era difícil decir que opción le gustaba más.—Ese sería el menor de mis problemas —dijo y cerró la puerta detrás de él.Avanzó hasta el escritorio de Isla y dejó la taza de café que le había conseguido. Luego se dejó caer en la silla frente a ella y se reclinó en el espaldar.—También soy atractivo, inteligente y…—Tienes un concepto demasiado alto de ti mismo. —Isla le dio una mirada divertida—. No creo que alguna vez hayas escuc
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