Cierro la puerta y me quedo congelada contra ella, repaso mis labios con los dedos, hacía mucho que no sentía lo que sentí con su beso, sus labios sobre los míos, desde que el padre de Joaquín me besó por primera vez, éramos adolescentes, fue un romance juvenil, hermoso, sentía mariposas; la emoción de verlo cada vez, y un temblor en el cuerpo que he vuelto a sentir en los brazos de Sergio.Es una locura, no puedo permitírmelo, es el hermano de Mauricio, mi hijo está por medio, no puedo pensar en esas cosas, ¿enamorarme? Es una locura. Soy madre, me debo a mi hijo, es todo a lo que debo aferrarme.Subo y voy a su cuarto, está dormido aferrado a su almohada. Beso su frente, ver su carita, me calienta el corazón, el alma y me da sosiego, él es mi plan, mi objetivo y mi futuro, nada más.Me meto a la cama y repaso cada conversación con Sergio, suspiro pensando que sí, es muy tentador salir con un hombre como él, guapo, elegante, inteligente, encantador, amable y dulce, el hombre perfecto,
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