La mirada que me lanza Aurelio es de reproche, me será fácil acostumbrarme a esa mirada. Lucrecia aplaude y sonríe con cinismo.—Me encanta como se hizo la dura y llamo a Aurelio primero, y tú, hermanito, eres todo un actor.—Está hecho, se quería hacer la difícil, pero no tengo tiempo de jugar a eso, puedo ser paciente, con ella no me da la gana —explico.—Te la quieres llevar a la cama, es todo, eres un barbarito —comenta Lucrecia y pone cara de asco.Me levanto del sofá y miro a mi hermana a los ojos.—Tendrás que hacerle la vida imposible, no dejes que salga de un juzgado, llénala de demandas, y quejas.—¿Qué crees que hacía cuando apareciste? Esa mujer no puede entrar a la junta directiva de la compañía, o el vago con el que se case en un futuro. Es más, Sergio, tú deberías casarte con ella, aseguraríamos el patrimonio.—Te adelantas, si tengo que hacerlo, lo hago.—Debo irme, Sergio —interrumpe Aurelio.Lo miro con desconfianza. Lo sigo hasta la salida, me fijo en que Lucrecia no
Termino de empacar las cosas de Joaquín, las chicas me ayudan a bajar las maletas.—Lamento esto, quedarán sin empleo de nuevo —me lamento con ellas.—No se preocupe —responde Carmen—, cuídese, cuide al niño y ojalá que todos estos problemas pasen rápido.—También lo deseo.Voy al comedor donde veo que mi hijo aún no ha tocado la comida, acaricio su cabello y lo beso en la frente.—Mi amor, ¿no te gusta la comida?—¿Por qué tenemos que irnos? No quiero irme.—Mi vida, esta casa es muy grande para los dos. Estaremos bien, lo prometo. Sergio nos prestó su casa mientras buscamos una ¿Qué te parece?Sonríe.—¿La casa de Sergio?—Sí, genial ¿Cierto?Afirma sonriente. Tocan una bocina, es el señor Aurelio, ha llegado por nosotros. Salimos con las maletas, los hombres que vienen con él nos ayudan.—¿Cómo están? —pregunta con expresión serio.—Bien, Joaquín no quería dejar la casa, cuando le expliqué que iríamos a casa de Sergio, lo aceptó mejor.—Le cae bien Sergio, ¿No?—Sí. Dice que es su a
Dos meses después.Me echo a la cama, agotado después de un día largo. Por fin se ha inaugurado el restaurante en el que mi estudio trabajaba, se tomó más de lo esperado, pero ha valido la pena. No puedo descuidar mi trabajo por mi venganza personal, además todo ha ido sobre ruedas.Aurelio instaló a Amelia y a Joaquín en una casa que dispuse para ellos, hablo con ella a diario, Joaquín sigue sus lecciones de alemán, yo me ocupo financieramente de ellos, y tengo suficientemente endulzada a Amelia. Regresaré mañana a Venezuela, a llevar a cabo la segunda parte de mi plan. Me voy quedando dormido, cierro los ojos y dejo que el sueño venza.Me despierto con la alarma. Hoy es el día que regreso por ella, me levanto de la cama y entro al baño, tras una ducha y asear mis dientes, me visto de una vez y recojo mi maleta, debo ir al aeropuerto. Estoy agotado por el trabajo duro de las últimas semanas, espero, además, poder relajarme.Hago una parada en un restaurante cercano, como huevos revuel
Debo estar loca, no puedo creer nada de lo que está pasando, pero mi corazón está hinchado, estoy feliz y no puedo ocultármelo, él es hermoso, atento, dulce, pícaro, sensual, todas las cosas a la vez, nunca soñé con estar con alguien como él, la forma como toca mi cuerpo hace que vibre como no sabía que podía.Nunca habría aceptado a nadie así, pero no puedo resistirme a él, a su boca, a la forma como me mira, a como me toca, a como se ocupa de mí y de mi hijo. Como me motiva a ser mejor. Volví a estudiar y fue por él, de no haber sido por él, tampoco tendría paz, ni un techo sobre la cabeza ahora mismo.—¿De qué te ríes? —pregunta.—Nunca me imaginé con un hombre como tú, siempre pensé que alguien como tú sería presumido, preponte, tonto, prejuicioso.Se echa a reír.—¿Todas esas cosas buenas pensabas de mí?—Sí, lo siento, una no sabe cómo es la gente detrás de sus mansiones y sus camionetas blindadas, y tú además —digo y me callo, él alza mi mentón y me mira a los ojos.—¿Yo qué?—A
Me toca darme una ducha fría, sé que se hace la tonta, pero lo más importante ya pasó. Cayó ante mí, debo tener cuidado, sé que puede estar jugando sus cartas, que no me conviene creer que la tengo donde quiero, porque ella puede estar pensando lo mismo de mí.La verdad no veo la hora de llevármela a la cama, me tenía encendido, su boquita es mucha tentación, debo tener cuidado de no perder de vista mi objetivo, sé que me di permiso de divertirme con ella, pero es peligroso, porque la deseo, no debería desearla, ella me da asco, su cara de mosca muerta, su pose de chica buena, sé que actuaba, la forma como me besaba me lo decía.Debo saber separar las cosas. Debo actuar rápido, no quiero seguir fingiendo que ella me interesa, no quiero escucharla, decir más sus tonterías. Aspiro aire y apago la luz, debo dormir para despertarme al día siguiente con energías, me sentaré con el abogado a ver como impedimos que ella toque el dinero de mi hermano.Al día siguiente, al despertar, tras darme
Dos meses después.Hoy vuelve Sergio, ha ido y vuelto de Alemania de forma semanal en los últimos dos meses. Ha sido un infierno. Su hermana no deja de acosarme, el dinero se acaba y dependo de Sergio para conseguir más. Me da una vergüenza horrible, pero no puedo prescindir del dinero, es para el seguro de Joaquín, su escuela y la mía, más comida y el sueldo de Carmen.Tengo suerte de que sea comprensivo, es ligero de carácter, se ríe y me regaña por no decirle cuando necesito, hace que mi vida sea fácil, nunca había sentido el amor y la compañía de alguien así.—Mami, Sergio, quiere que me quede en casa de Aurelio con su esposa y sus hijas chiquitas. ¿Puedo?—Son sus nietas, sí. Ya lo acordamos. Te llamaré cada cinco minutos, pero podrás ir porque Carmen también irá, tiene instrucción de no quitarte los ojos de encima ni un segundo.Brinca en silencio alzando las manos.—Gracias, mami. Eres la mejor.Acepté solo porque Sergio insiste en quedarnos solos, tener un momento romántico e í
Me mira como cordero asustado, debe ser su mirada ensayada, me quito la ropa sin dejar de mirarla, me contempla detallando cada cosa que hago, me quito los pantalones y quedo en ropa interior delante de ella, me lo quito también y me revelo desnudo, alza las cejas y aprieta sus labios, no se mueve.Me acerco y la tomo por los pies, grita sorprendida, coloca las manos sobre la cama, le quito las sandalias, recorro sus piernas, las abro llego hasta sus muslos, se recuesta en la cama y echa la cabeza hacia atrás, gime, sus piernas están bien torneadas, tomo entre mis manos su ropa interior y la bajo lentamente, ella jadea y trata de detenerme, pero el roce de mis dedos sobre su piel hace que se contonee un poco y se lleve las manos a la cabeza.No tengo decidido cómo hacérselo, quiero ir rudo y fuerte sobre ella, pero debo mantener mi pantalla, aún necesito que me firme cosas, que me acepte sin reservas, así que decido ir gentil, desabotono su vestido desde arriba, libero primero sus pech
Desperté muy temprano, pero no me he movido de la cama, no quiero pasearme por su casa, por su habitación. Desperté con una mezcla de sentimientos, por un lado, me gustó estar con él, por el otro, fue como estar con dos personas diferentes: uno amable y otro rudo.Cierro los ojos y suspiro, siento vergüenza porque me gustó mucho como me tomó en la madrugada: decidido, sin vacilación, como si fuera suya y me reclamara, mi cuerpo estaba deshecho de deseo y placer por él, nunca nadie me lo hizo así, pero me sentí confundida, porque no parecía él. Pienso que quizás quiso enmendar lo que pasó primero, que no me molestó para nada, fue la mejor intimidad que he tenido en mi vida. Tampoco es que tuviera mucha experiencia.Se alumbra la pantalla de mi teléfono, es Carmen, por fin me ha respondido, dice que mi Joaquín aún duerme y que se divirtió mucho la noche anterior. Me preocupa mi relación con Sergio, no sé a donde vaya, no soy solo yo en la vida, también debo pensar en mi hijo.—Buenos día