Me toca darme una ducha fría, sé que se hace la tonta, pero lo más importante ya pasó. Cayó ante mí, debo tener cuidado, sé que puede estar jugando sus cartas, que no me conviene creer que la tengo donde quiero, porque ella puede estar pensando lo mismo de mí.La verdad no veo la hora de llevármela a la cama, me tenía encendido, su boquita es mucha tentación, debo tener cuidado de no perder de vista mi objetivo, sé que me di permiso de divertirme con ella, pero es peligroso, porque la deseo, no debería desearla, ella me da asco, su cara de mosca muerta, su pose de chica buena, sé que actuaba, la forma como me besaba me lo decía.Debo saber separar las cosas. Debo actuar rápido, no quiero seguir fingiendo que ella me interesa, no quiero escucharla, decir más sus tonterías. Aspiro aire y apago la luz, debo dormir para despertarme al día siguiente con energías, me sentaré con el abogado a ver como impedimos que ella toque el dinero de mi hermano.Al día siguiente, al despertar, tras darme
Dos meses después.Hoy vuelve Sergio, ha ido y vuelto de Alemania de forma semanal en los últimos dos meses. Ha sido un infierno. Su hermana no deja de acosarme, el dinero se acaba y dependo de Sergio para conseguir más. Me da una vergüenza horrible, pero no puedo prescindir del dinero, es para el seguro de Joaquín, su escuela y la mía, más comida y el sueldo de Carmen.Tengo suerte de que sea comprensivo, es ligero de carácter, se ríe y me regaña por no decirle cuando necesito, hace que mi vida sea fácil, nunca había sentido el amor y la compañía de alguien así.—Mami, Sergio, quiere que me quede en casa de Aurelio con su esposa y sus hijas chiquitas. ¿Puedo?—Son sus nietas, sí. Ya lo acordamos. Te llamaré cada cinco minutos, pero podrás ir porque Carmen también irá, tiene instrucción de no quitarte los ojos de encima ni un segundo.Brinca en silencio alzando las manos.—Gracias, mami. Eres la mejor.Acepté solo porque Sergio insiste en quedarnos solos, tener un momento romántico e í
Me mira como cordero asustado, debe ser su mirada ensayada, me quito la ropa sin dejar de mirarla, me contempla detallando cada cosa que hago, me quito los pantalones y quedo en ropa interior delante de ella, me lo quito también y me revelo desnudo, alza las cejas y aprieta sus labios, no se mueve.Me acerco y la tomo por los pies, grita sorprendida, coloca las manos sobre la cama, le quito las sandalias, recorro sus piernas, las abro llego hasta sus muslos, se recuesta en la cama y echa la cabeza hacia atrás, gime, sus piernas están bien torneadas, tomo entre mis manos su ropa interior y la bajo lentamente, ella jadea y trata de detenerme, pero el roce de mis dedos sobre su piel hace que se contonee un poco y se lleve las manos a la cabeza.No tengo decidido cómo hacérselo, quiero ir rudo y fuerte sobre ella, pero debo mantener mi pantalla, aún necesito que me firme cosas, que me acepte sin reservas, así que decido ir gentil, desabotono su vestido desde arriba, libero primero sus pech
Desperté muy temprano, pero no me he movido de la cama, no quiero pasearme por su casa, por su habitación. Desperté con una mezcla de sentimientos, por un lado, me gustó estar con él, por el otro, fue como estar con dos personas diferentes: uno amable y otro rudo.Cierro los ojos y suspiro, siento vergüenza porque me gustó mucho como me tomó en la madrugada: decidido, sin vacilación, como si fuera suya y me reclamara, mi cuerpo estaba deshecho de deseo y placer por él, nunca nadie me lo hizo así, pero me sentí confundida, porque no parecía él. Pienso que quizás quiso enmendar lo que pasó primero, que no me molestó para nada, fue la mejor intimidad que he tenido en mi vida. Tampoco es que tuviera mucha experiencia.Se alumbra la pantalla de mi teléfono, es Carmen, por fin me ha respondido, dice que mi Joaquín aún duerme y que se divirtió mucho la noche anterior. Me preocupa mi relación con Sergio, no sé a donde vaya, no soy solo yo en la vida, también debo pensar en mi hijo.—Buenos día
Estaciono frente a la casa de Aurelio, Joaquín sale corriendo y se abraza a su madre. Habla rápido, está emocionado.—Mami, la pasé súper. ¿Puedo volver?Amelia le sonríe y afirma suavemente con la cabeza. Se suben al auto y me dispongo a llevarlos a su casa, debo volver con Lucrecia y poner en orden muchas cosas.Al dejarlos ella me sonríe con picardía y se despide con un beso en la mejilla, le dejo un beso rápido en los labios sin que Joaquín se dé cuenta. Amelia niega con la cabeza, pero sonríe.—Los dejo, piensa en lo que te dije, por favor.—Lo haré.Me subo al auto y el chofer conduce hasta la casa de Lucrecia. La llamo para avisarle que voy en camino.—¿Crees que no trabajo? Estoy en la compañía. Vente.—Voy. —Cuelgo —, cambio de ruta, vamos a la corporación.—Entendido, señor —responde el chofer.Al llegar los sentimientos se me alborotan un poco, recuerdo a mi padre, a mi madre y a mi hermano, y como solían ser las cosas antes. Comprendo que a veces soy injusto con Lucrecia, e
Un mes después.Ya he recogido mis maletas y las de Joaquín, solo esperamos a que Sergio vuele desde Berlín para venir a buscarnos. No se me hizo difícil tomar la decisión después de Lucrecia, me hiciera la vida imposible, apenas Sergio se subió al avión de vuelta a Alemania.Estoy preocupada, insegura, pero creo que es la mejor opción por ahora, necesito alejar a mi hijo de toda la maldad de Lucrecia Potenza. Será solo por un tiempo, además.Don Aurelio ha sido muy bueno conmigo, insiste en que cuente con él para lo que sea, que lo llame, me asegura que me apoyará, no tengo más que palabras de agradecimiento para él.Suena mi teléfono, es él. Sonrío.—Buenos días, princesa. Ya en Caracas.—Te esperamos, tenemos todo listo. ¿Cuándo salimos?—Mañana temprano, solo necesito descansar y arreglar algunos asuntos. ¿Firmaste los documentos?—Todos.—Perfecto, revisaré eso, dejaré algunas cosas en orden y volaremos a Berlín mañana.—Joaquín está emocionado.—Me imagino. Le tengo muchas sorpre
Despierto en la madrugada y me siento en la cama, miro el reloj: son las 4:00 am. Suspiro, en una hora deberían levantarse para que nos vayamos al aeropuerto.Me cubro el rostro con las manos, me tiene mal la forma como de verdad estaba deseando estar ya con ella, deseaba tenerla debajo de mí, sentir su cuerpo desnudo. Niego y concentro mi vista en la ventana. Sé que solo es sexo, es solo porque la m*****a está buena de verdad, me enciende como se deja hacer de todo, como parece inocente y virgen cada vez que me acuesto con ella.Cuando lleguemos a Alemania las cosas cambiarán, debería dejar de tocarla, ya no sería necesario acostarme con ella, trago salivo y suspiro para aliviar la tensión que acumula mi cuerpo. Nunca debí hacerlo en primer lugar. Evito mirarla y entro a darme una ducha fría, necesito despertar todos mis sentidos.Llevo ya los papeles que prueban que el auto de Mauricio fue manipulado, tengo las fotos de ella hablando con los mecánicos, con ese hombre misterioso, teng
Llegamos a Berlín. Sergio se ocupa de todo, a diferencia de Caracas, no hay guardaespaldas esperándolo, él se ocupa de las maletas, su auto está en el estacionamiento del aeropuerto, sube las cosas y yo miro todo alrededor con expectación, es la primera vez que salgo del país.Abrigo más a Joaquín que no deja de mirar a todos lados como un ventilador que gira, desde que bajamos no ha dicho una palabra más. Lo subo al auto para que se vaya calentando mientras Sergio sube el resto de las maletas.Me siento en el asiento de adelante y abrocho mi cinturón.—¿Mami, te gusta?—Bueno, no hemos salido del aeropuerto, Joaquín, pero se ve lindo todo.—A mí me gusta.Sergio se sube al auto.—Bueno, estamos en casa. Vamos, muero porque vean mi hogar en Berlín.A medida que el auto avanza, admiro todo con ilusión, Joaquín no se despega de la ventana y yo siento mi corazón acelerado, aquí no tengo a nadie más que a Sergio, pero en Venezuela tampoco tenía a nadie.Llegamos a una urbanización muy lind