Despierto antes que ella, me doy una ducha rápida y me visto para ir a la oficina, allí, además de mi trabajo diario, acumulo las pruebas en su contra y armo el caso con el que quiero denunciarla a la policía.Salgo del baño y cuando entro a la habitación no la veo por ningún lado. Salgo hasta la sala y la oigo en la cocina. Me asomo, está cocinando y preparando café. Me sonríe cuando me ve.—Buenos días, te preparé desayuno.«Maldita sea, se cree ama de casa, yo ya me cansé del papel de pareja perfecta y hombre enamorado».—Acostumbro comer en el trabajo, tenemos un cafetín con delicias.—¡oh! Pensé que…—Descuida, regresa a dormir.—No, haré algo, limpiar.Bufo.—Ve a dormir.Salgo de la casa y no me molesto en verla dos veces, me reprendo porque la noche anterior lo hice con ella dos veces, me había prometido no tocarla más cuando llegáramos a Alemania, porque lo disfruto, y ella también y no quiero que ella disfrute nada, y no quiero que tengamos esa relación ya. Nunca debí tocarla
Sergio acaba de llegar del trabajo, se mueve molesto por la sala con el teléfono al oído.—¿Pero qué necesitas para mandármelas? Necesito eso, sin eso no puedo avanzar, sé que me estás haciendo un favor, pero espero que entiendas de qué va esto.Me acerco a él y lo saludo con un gesto, hace un gesto con la cara y se echa sobre el sofá.—Gracias, lo espero.Cuelga y me mira abriendo mucho los ojos.—El trabajo, muy pesado, me baño y comemos.Asiento, me acerco a él y me siento en su regazo, juego con su cabello, me mira serio.—Trabajas mucho. Eres tan responsable.—¿Qué pensabas? ¿Qué mantenía el negocio con mi cara bonita?Sonrío y niego.—Quiero ser útil, quizás deba ir y ayudarte, quizás aunque sea limpiando.Se mueve molesto y se levanta, se lleva las manos a las caderas y me da la espalda.—¿Quieres ir a sentirte útil o a vigilarme? ¿Crees que me veo con mujeres y eso?—Claro que no, quiero hacer algo.—Pues ¿limpiar es lo único que sabes hacer? ¿El cerebro no te da para nada más?
Llego a la oficina y me dan la buena noticia de que por fin Rodolfo me ha enviado los videos. Cancelo todo lo demás. Sin embargo, paso el resto del día ocupándome de ambas cosas, de mi trabajo y del caso contra Amelia, como algo rápido mientras miro los videos, en uno veo que interactúa con mi hermano, mi corazón se parte al verlo en las imágenes, ríen y él le insiste para que se sienten, ella lo mira y sonríe fingiéndose tímida.Mi hermano siempre fue tan bueno, tan amable, a diferencia de Lucrecia y de mí, era mucho más amable y buena persona. Veo muchos videos desde cuando se conocieron, mucha gente entraba y salía a esa casa, veo los que me interesan, ella abriéndoles a los hombres que después vi en fotos hablando con ella el día previo al accidente.Debo conseguir a esos hombres. Ella conversa con ellos, le da acceso a la casa y le explica cosas, uno de ellos toma nota. «Está maldita». Pongo en pausa el video, no puedo ver más, decido que es tarde y que debo ir a casa, aunque en c
Dos semanas después.He estado aprendiendo alemán por internet, le pregunto a Joaquín cuando no está Sergio y me enseña, no quiero que él sepa, no nos hablamos desde esa vez que me trató tan horrible.Pienso que tomé una mala decisión, esos arranques de Sergio no me los esperaba, ya no es tierno y lindo conmigo, con mi hijo sigue siendo tan bueno como siempre, pero a mí parece que me desprecia.Reviso mis cosas en busca de mi pasaporte y el de Joaquín, no los consigo por ninguna parte, trato de recordar donde pueden estar y entonces recuerdo que él se ocupó de todo, él los tiene, bufo sintiéndome frustrada, he sido muy tonta, no nos hablamos, pero tendré que preguntarle por los pasaportes.Miro la hora, falta para que llegue a casa, últimamente prefiero que esté fuera, cuando está el ambiente es pesado, no me habla, pero se queja de todo, de que la casa no está limpia lo suficiente, que se le han incrementado los gastos, que el mantenimiento es mayor, si abro las ventanas se queja de q
Trato de concentrarme, pero no puedo. He creado un infierno tóxico en la casa que ni yo mismo me aguanto, debí ser más paciente y no tener ese arranque con ella, ese día simplemente no soporté verla después de haber estado revisando el material que Rodolfo me envío. Ahora solo me queda apresurar las cosas, terminar de recolectar la evidencia para de una vez deshacerme de ella.Recuerdo la madrugada, me rechazó, no ha querido ganarme de nuevo, parece que me tuviera miedo. Creí que intentaría endulzarme, pero no lo ha hecho, parece herida o molesta de verdad. Pienso en lo que me falta y son esos hombres, debo ubicarlos, pero no puedo viajar a Venezuela de nuevo y dejarla a ella con el niño, llamo a Aurelio para encargarle la misión.—Está bien, Sergio. Lo haré hoy mismo, cuéntame: ¿cómo está Amelia? ¿Cómo está Joaquín?—Bien, Joaquín está muy feliz aquí, habla más, es mucho más desenvuelto, ha hecho amigos, juega deportes, incluso creo que es muy popular —le cuento divertido.—Qué bueno
Cuando pasan buscando al bebe, lo entrego, recibo la paga y pienso que debería decirle que no voy a volver, pero no tiene sentido, ni siquiera puedo hablar su idioma.Estoy tan feliz de poder regresar a casa con mi hijo y dejar todo esto atrás, no fue malo, no me mentiré, no fue malo hasta que Sergio se comportó de una forma extraña y distante como si me odiará. No puedo confiar, tengo un hijo, no puedo ser tan tonta.Comienzo a hacer la maleta, recojo todo, pero solo lo que yo compré, lo mío, lo que él me compró, no lo toco. Ya he hecho la maleta de Joaquín e hice lo mismo, sin que Joaquín se diera cuenta, guardé solo lo que trajo, nada de lo que él le compró se lo llevo.Termino de recoger las cosas y solo dejo afuera lo que usaremos mientras no nos vamos, comienzo a limpiar la casa, ya que no consigo en qué ocupar el tiempo, hasta que no nos vayamos no tendré paz.Tocan a la puerta, me apresuro a abrir. Es una mujer rubia que no había visto antes.—Buenas tardes, Amelia —dice.Me so
Lavo los platos y me acerco a la habitación de nuevo, ha dejado de llorar, supongo que se quedó dormida. Entro y cierro la puerta, me acuesto a su lado y la arropo, tiene el rostro rojo y con rastro de lágrimas.Es mejor dejarla ir. Nunca sabré si tuvo que ver con el asesinato de mi hermano, pero ya no estoy seguro de que haya sido así, no se había dado cuenta de lo del dinero, no tenía nada aparte, trabaja para reunir dinero, si lo hizo no fue por dinero.«Alguien mató a Mauricio, pero parece que no fue ella». Entregué los videos que me dio Rodolfo a la policía alemana, el jefe de la policía es conocido mío, harán un examen forense de esos videos, me interesa recuperar el audio de todos.Se queja, la miro y se da vuelta, está inquieta. Apago la luz le coloco otra capa de frazada.—Perdóname, Amelia, quizás te arrastré a un sinsentido cegado por el odio y el dolor. Tú no eres quien creí que eras.Acaricio sus cabellos y la miro dormir. La abrazo y me quedo dormido así.Al despertar cor
Un mes y medio después.Abro los ojos y en lo primero que pienso es ¿Dónde está mi hijo?, miro alrededor y todo se ve muy etéreo, blanco e iluminado, huelo las flores que deben estar muy cerca, es un olor agradable, también huelo frutas, no sé dónde estoy.Una mujer habla, pero no entiendo lo que dice, no reconozco el idioma, mi corazón se acelera. «¿Dónde estoy?», se acerca un hombre mayor de lentes, comienza a hablar en un idioma que quizás se parezca al alemán, no estoy segura.—Mi hijo —susurro como puedo. Las palabras salen, me miran y hacen señas. Se acerca una enfermera.—Hola, soy Claudia Meyer —explica en español — ¿Sabes dónde estás? ¿Quién eres? ¿Qué día es hoy?—Soy… Amelia Núñez y… ¿Dónde está mi hijo?—Tu hijo está bien, está descansando ahora, vendrá en un momento, ya debe saber que has abierto los ojos. ¿Sabes dónde estás?—No, en una clínica, pero, no sé.—Estás en Berlín, Alemania, sufriste un accidente grave hace un mes y medio, ya estás fuera de peligro, tu esposo y