Me miro al espejo, cabello perfecto, perfume puesto; me dirijo a vestirme y miro dentro del vestidor en el que camino libremente en bóxer, es muy amplio: camisa negra, chaqueta negra, pantalón negro, lo usaré sin corbata, y dejaré dos botones de la camisa abiertos arriba, todo de Óscar de la renta, decido que eso luciré para mi cuñada viuda.Los zapatos son igual de impecables, todo lo que llevo puesto cuesta más que lo que costó la casa donde ella creció, de pronto se sienta en los muebles de cuero de la casa de mi hermano, mi hermano que ahora está muerto.Debo controlar la irá, la rabia, sentarme con ella a comer y sonreírle, seducirla, no veo la hora de humillarla, dejarle saber que conozco todo su plan y que no le compro su carita de mosca muerta. Me imagino como sedujo a mi hermano, pretendió quedarse con todo, por alguna razón él le estorbó.Salgo de la casa, ya está oscureciendo, ha llovido y los grillos hacen su ruido característico, extrañaba ese sonido de Caracas, de casa: g
Cierro la puerta y me quedo congelada contra ella, repaso mis labios con los dedos, hacía mucho que no sentía lo que sentí con su beso, sus labios sobre los míos, desde que el padre de Joaquín me besó por primera vez, éramos adolescentes, fue un romance juvenil, hermoso, sentía mariposas; la emoción de verlo cada vez, y un temblor en el cuerpo que he vuelto a sentir en los brazos de Sergio.Es una locura, no puedo permitírmelo, es el hermano de Mauricio, mi hijo está por medio, no puedo pensar en esas cosas, ¿enamorarme? Es una locura. Soy madre, me debo a mi hijo, es todo a lo que debo aferrarme.Subo y voy a su cuarto, está dormido aferrado a su almohada. Beso su frente, ver su carita, me calienta el corazón, el alma y me da sosiego, él es mi plan, mi objetivo y mi futuro, nada más.Me meto a la cama y repaso cada conversación con Sergio, suspiro pensando que sí, es muy tentador salir con un hombre como él, guapo, elegante, inteligente, encantador, amable y dulce, el hombre perfecto,
La mirada que me lanza Aurelio es de reproche, me será fácil acostumbrarme a esa mirada. Lucrecia aplaude y sonríe con cinismo.—Me encanta como se hizo la dura y llamo a Aurelio primero, y tú, hermanito, eres todo un actor.—Está hecho, se quería hacer la difícil, pero no tengo tiempo de jugar a eso, puedo ser paciente, con ella no me da la gana —explico.—Te la quieres llevar a la cama, es todo, eres un barbarito —comenta Lucrecia y pone cara de asco.Me levanto del sofá y miro a mi hermana a los ojos.—Tendrás que hacerle la vida imposible, no dejes que salga de un juzgado, llénala de demandas, y quejas.—¿Qué crees que hacía cuando apareciste? Esa mujer no puede entrar a la junta directiva de la compañía, o el vago con el que se case en un futuro. Es más, Sergio, tú deberías casarte con ella, aseguraríamos el patrimonio.—Te adelantas, si tengo que hacerlo, lo hago.—Debo irme, Sergio —interrumpe Aurelio.Lo miro con desconfianza. Lo sigo hasta la salida, me fijo en que Lucrecia no
Termino de empacar las cosas de Joaquín, las chicas me ayudan a bajar las maletas.—Lamento esto, quedarán sin empleo de nuevo —me lamento con ellas.—No se preocupe —responde Carmen—, cuídese, cuide al niño y ojalá que todos estos problemas pasen rápido.—También lo deseo.Voy al comedor donde veo que mi hijo aún no ha tocado la comida, acaricio su cabello y lo beso en la frente.—Mi amor, ¿no te gusta la comida?—¿Por qué tenemos que irnos? No quiero irme.—Mi vida, esta casa es muy grande para los dos. Estaremos bien, lo prometo. Sergio nos prestó su casa mientras buscamos una ¿Qué te parece?Sonríe.—¿La casa de Sergio?—Sí, genial ¿Cierto?Afirma sonriente. Tocan una bocina, es el señor Aurelio, ha llegado por nosotros. Salimos con las maletas, los hombres que vienen con él nos ayudan.—¿Cómo están? —pregunta con expresión serio.—Bien, Joaquín no quería dejar la casa, cuando le expliqué que iríamos a casa de Sergio, lo aceptó mejor.—Le cae bien Sergio, ¿No?—Sí. Dice que es su a
Dos meses después.Me echo a la cama, agotado después de un día largo. Por fin se ha inaugurado el restaurante en el que mi estudio trabajaba, se tomó más de lo esperado, pero ha valido la pena. No puedo descuidar mi trabajo por mi venganza personal, además todo ha ido sobre ruedas.Aurelio instaló a Amelia y a Joaquín en una casa que dispuse para ellos, hablo con ella a diario, Joaquín sigue sus lecciones de alemán, yo me ocupo financieramente de ellos, y tengo suficientemente endulzada a Amelia. Regresaré mañana a Venezuela, a llevar a cabo la segunda parte de mi plan. Me voy quedando dormido, cierro los ojos y dejo que el sueño venza.Me despierto con la alarma. Hoy es el día que regreso por ella, me levanto de la cama y entro al baño, tras una ducha y asear mis dientes, me visto de una vez y recojo mi maleta, debo ir al aeropuerto. Estoy agotado por el trabajo duro de las últimas semanas, espero, además, poder relajarme.Hago una parada en un restaurante cercano, como huevos revuel
Debo estar loca, no puedo creer nada de lo que está pasando, pero mi corazón está hinchado, estoy feliz y no puedo ocultármelo, él es hermoso, atento, dulce, pícaro, sensual, todas las cosas a la vez, nunca soñé con estar con alguien como él, la forma como toca mi cuerpo hace que vibre como no sabía que podía.Nunca habría aceptado a nadie así, pero no puedo resistirme a él, a su boca, a la forma como me mira, a como me toca, a como se ocupa de mí y de mi hijo. Como me motiva a ser mejor. Volví a estudiar y fue por él, de no haber sido por él, tampoco tendría paz, ni un techo sobre la cabeza ahora mismo.—¿De qué te ríes? —pregunta.—Nunca me imaginé con un hombre como tú, siempre pensé que alguien como tú sería presumido, preponte, tonto, prejuicioso.Se echa a reír.—¿Todas esas cosas buenas pensabas de mí?—Sí, lo siento, una no sabe cómo es la gente detrás de sus mansiones y sus camionetas blindadas, y tú además —digo y me callo, él alza mi mentón y me mira a los ojos.—¿Yo qué?—A
Me toca darme una ducha fría, sé que se hace la tonta, pero lo más importante ya pasó. Cayó ante mí, debo tener cuidado, sé que puede estar jugando sus cartas, que no me conviene creer que la tengo donde quiero, porque ella puede estar pensando lo mismo de mí.La verdad no veo la hora de llevármela a la cama, me tenía encendido, su boquita es mucha tentación, debo tener cuidado de no perder de vista mi objetivo, sé que me di permiso de divertirme con ella, pero es peligroso, porque la deseo, no debería desearla, ella me da asco, su cara de mosca muerta, su pose de chica buena, sé que actuaba, la forma como me besaba me lo decía.Debo saber separar las cosas. Debo actuar rápido, no quiero seguir fingiendo que ella me interesa, no quiero escucharla, decir más sus tonterías. Aspiro aire y apago la luz, debo dormir para despertarme al día siguiente con energías, me sentaré con el abogado a ver como impedimos que ella toque el dinero de mi hermano.Al día siguiente, al despertar, tras darme
Dos meses después.Hoy vuelve Sergio, ha ido y vuelto de Alemania de forma semanal en los últimos dos meses. Ha sido un infierno. Su hermana no deja de acosarme, el dinero se acaba y dependo de Sergio para conseguir más. Me da una vergüenza horrible, pero no puedo prescindir del dinero, es para el seguro de Joaquín, su escuela y la mía, más comida y el sueldo de Carmen.Tengo suerte de que sea comprensivo, es ligero de carácter, se ríe y me regaña por no decirle cuando necesito, hace que mi vida sea fácil, nunca había sentido el amor y la compañía de alguien así.—Mami, Sergio, quiere que me quede en casa de Aurelio con su esposa y sus hijas chiquitas. ¿Puedo?—Son sus nietas, sí. Ya lo acordamos. Te llamaré cada cinco minutos, pero podrás ir porque Carmen también irá, tiene instrucción de no quitarte los ojos de encima ni un segundo.Brinca en silencio alzando las manos.—Gracias, mami. Eres la mejor.Acepté solo porque Sergio insiste en quedarnos solos, tener un momento romántico e í