Todos los capítulos de Karma en el Amor (Amores que Renuevan 11): Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1: Los primeros errores
Miro por la ventana de mi oficina, con las manos en los bolsillos, buscando la respuesta a esa duda que he tenido desde hace años.¿Por qué me ha ido tan mal en el amor?Desde pequeño siempre quise ser libre, hacer lo que se me viniera en gana, pero cuando las consecuencias de hacerlo llegaban, no me gustaba para nada. De adulto fue casi lo mismo, solo que las travesuras se convirtieron en errores y las consecuencias fueron más altas que de pequeño.Dejo salir un suspiro mientras espero a que llegue la cita de las tres, una gerente de una nueva empresa de distribución, que ofrece mejores prestaciones, además de más garantías en caso de maltrato o pérdida de los insumos.Para eso falta un rato, pero siento que me va ganando la ansiedad de verla, porque según me dijo Agustín, yo ya la conozco… y desde hace mucho.Y, como casi siempre que estoy así, mi mente se va al pasado, a ese en que cometí muchos errores, incluso algunos que pudieron dañar mi familia. A pesar de todo eso, ellos nunc
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Capítulo 2: La mentira más grande del mundo
Estamos con Isabella en el estudio de trabajo que usamos para nuestras cosas de artes mi padre, mi madre y yo. Es una excelente alumna, aprende rápido y además tiene iniciativa propia. Yo estoy terminando una pintura, que es precisamente de ella trabajando en el busto, se me hace de lo más adorable verla con el ceño fruncido, la trompa estirada y muy concentrada.Llaman a la puerta, se asoma Hellen y sonríe al ver a su hija haciendo su tarea.—Joven, disculpe que lo interrumpa, pero una muchacha lo busca en la sala.—¿Muchacha? ¿Quién?—Me dijo que se llama Mariela y que necesita hablar con usted lo antes posible.—¡¿Mariela?! —digo saltando de la silla, sin poder evitar que caiga con un estruendo sordo.Salgo de allí hecho una furia, porque le dejé claro que no quería nada con ella, ni siquiera en la universidad le he dirigido la mirada, nada. Llego a la sala, con las manos en los bolsillos, mi expresión de odio sin reservas y la voz gélida.—¿Qué haces aquí? ¿Acaso no dejé claro que
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Capítulo 3: La mujer de mi vida
Los meses se van pasando, mientras trato de seguir con mi vida de la manera más tranquila posible, evadiendo las fiestas, periodo en el que me he dado cuenta de que aquellos «amigos» que tenía, nunca lo fueron en verdad.Pero no es algo que me preocupe ahora, porque la relación con mi familia ha mejorado bastante. Ahora los veo de una manera muy diferente, ellos se preocupan de mí y yo de ellos, estamos todo lo que podemos juntos, aun cuando uno de ellos nos falta y al parecer otra más se irá, ya que Pía quiere su propio espacio para estar con Ángello y sus bebés.Hoy se han suspendido las clases en la facultad, por un corte en el suministro de agua que no estaba programado. Me subo al auto pensando en que no quiero ir a casa aún, así que tomo la ruta a uno de mis lugares favoritos, el mirador en el cerro Santa Lucía.Mi madre me dice que allí descubrió dos cosas el mismo día: que mi padre tiene los ojos como el cielo de Florencia en un día de sol, y que él era el hombre de su vida.A
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Capítulo 4: El inicio de un idilio
Estos días se me vuelven una locura, entre todos los preparativos de las fiestas familiares y es que somos tantos, que ya casi no cabemos en ninguna parte.De pronto, recibo un mensaje y veo que es de Melike, me doy una palmada en la frente porque no la he llamado, hace cinco días que nos conocimos y se supone que sería yo quién la llamaría, así que lo hago. Ella responde en el primer repique.—Lo sé, soy un idiota, pero te juro que he estado tan ocupado que olvidé llamarte y… —las palabras me salen una tras otra, pero Melike me interrumpe.—Oye, tranquilo… mi teléfono se dañó y recién hoy pude reponerlo, pero me alegra que seas sincero.—¿Podemos vernos mañana? —le pregunto con una sonrisa y sé que ella sonríe igual.—¿Y no puede ser hoy? —por una razón extraña salto y Piero me ve raro.—Sí, claro que sí, déjame delegar algunas cosas, es que mi madre nos dio ciertas tareas a cada uno y no podemos dejar de hacerlas.—Avísame si lo consigues, en verdad quiero verte.Cuelgo y me voy a l
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Capítulo 5: Una escapada a la playa
Con Melike dejamos pasar las fiestas para vernos, porque estas siempre suelen pasarse en familia y ninguno de los dos quiere incomodar a nadie. Estoy sentado frente a la piscina leyendo un libro sobre historia del arte, uno que me gusta muchísimo. A mi lado llega Isabella con un libro de cálculo y me río al verla tan concentrada. —¿Entiendes algo de lo que allí dice? —No, pero para eso lo estoy leyendo y te digo que voy bastante bien. —¿Tú crees? Podemos llamar a Piero para que te ponga a prueba… —No es necesario, esta cosa tiene ejercicios para resolver y no me he equivocado en ninguno, solo es cuestión de práctica. —Isabella, estás muy pequeña para eso, ¿por qué quieres saber de cálculo? —Quiero estudiar finanzas o contabilidad, si aprendo ahora será más sencillo. Una vez que termine con este, iré con leyes fiscales, ya verás que seré la mejor —veo el orgullo con lo que dice aquellas palabras y me encanta, para ser tan pequeña, sabe lo que quiere. —Muy bien por ti, pero ahora
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Capítulo 6: La primera vez
Luego de comer unos deliciosos platos marinos a la luz del atardecer, con la brisa moviendo el cabello de mi bella novia, salimos del restaurante para seguir paseando por la ciudad. Vemos que la gente camina de un lado para otro riendo, algunas parejas se toman fotografías felices, mientras que yo solo puedo abrazar a mi chica para decirle cuánto amo estar así con ella. Lo que me sorprende de esta relación es que en verdad es sana, es la primera que tengo así y me gusta. No se trata de sexo ni nada superficial, en verdad me proyecto con ella en el futuro y siento que puedo formar una familia tan sólida como la que tienen mis padres, mis tíos y mi hermano. Nunca creí que llegaría a pensar o a querer algo estable, pero ahora que lo tengo, en verdad lo aprecio mucho. —¿Qué piensas tanto, mi amor? —la voz dulce de Melike me saca de mis pensamientos y le sonrío. —Solo pensaba en lo afortunado que soy, eres la mujer más bella del mundo, inteligente… quiero estar contigo todo el tiempo.
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Capítulo 7: Los primero indicios que no vi
La despedida con Melike es bastante triste, pero esa última sonrisa que me dedica antes de tomar un taxi para irse a su casa me sirve para soportar lo que se viene esta semana. Piero me dice que tal vez debería prestar más atención a la seriedad y compromiso que ella muestra con nuestra relación, a veces mi hermano es profundo, siento que por la experiencia que hemos tenido en la familia acerca de los amores. —Hazme caso, si ella aún no te ha presentado a su familia, es por algo en especial, en las relaciones serias normalmente son las mujeres las que dan ese primer paso. —Piero, ya deja a Lorenzo tranquilo —lo regaña Francesca, que está revolviendo huevos para preparar un omelette—. ¿No has pensado que tal vez la chica se avergüenza un poco de sus padres y por eso no ha llevado a Lorenzo para que los conozca? ¿O tal vez no es de una familia tan adinerada como la nuestra y siente vergüenza por eso? No puedes juzgar a las personas sin saber qué trasfondo hay. —Me temo que todo eso
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Capítulo 8: Momentos que son un tesoro
Me encuentro acostado en la tumbona en el jardín mirando a la nada que me ofrece la sombrilla, pensando en cuándo Melike al final va a regresar. Primero me dijo que se iba por una semana, pero luego me envió un mensaje rápido diciendo que tendría que quedarse cinco días más… Y eso fue hace diez días. No puedo evitar dejar salir un bufido absoluto de frustración, me siento la tumbona y veo que frente a mí está mi hermano Piero. —¿Pensando en tu chica que no ha regresado? —me dice ofreciéndome un jugo de naranja frío que me sienta de maravilla. —Sí —le digo mirando el vaso fijamente—, este viaje no me ha gustado para nada, se está tardando en regresar y yo ya estoy desesperado. —Cálmate, seguramente le surgieron algunos contratiempos y es por eso por lo que no ha podido viajar aún. —Como sea, la extraño demasiado ya quiero que regrese y que al fin podamos hacer algo juntos —suspiro con las ganas de que mi teléfono suene ahora mismo, pero por más que lo miro no lo hace—. Muy pronto
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Capítulo 9: Plantado
Me despierto como cada día, con esa sensación de vacío. Es algo extraño porque incluso aquellos días en que pude compartir con Melike, en donde me despertaba con ella a mi lado, aun podía sentir esa sensación. Aunque de todas maneras igual me despertaba feliz. Me levanto con cierta pereza y me voy al baño para darme una buena ducha, me coloco un short de tela y una playera un poco casual, en caso de que Melike quiera que nos veamos en algún momento del día. Bajo a la cocina y me doy cuenta de que nadie se ha despertado todavía. Me meto en la nevera para ver qué es lo que puedo prepararme para el desayuno y me decido por un sándwich sencillo de jamón y queso. Helen aparece con su linda sonrisa de cada mañana. Yo me acerco a ella para darle un beso en la frente y decirle buenos días. —Tan guapo —me dice con esa sonrisa pícara—. ¿Piensas salir temprano? —No lo sé, todo depende de Melike si me llama para que nos juntemos en algún lugar —unto mayonesa a mi pan, porque no puedo vivir
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Capítulo 10: Explicaciones
Escucho los suaves toques en la puerta y dejo que quien sea entre. Yo me mantengo acostado en la cama, mirando al techo. No sé de qué hora estoy despierto, lo que sí sé es que he estado pensando las mil y una posibilidades de lo que pudo haberle ocurrido a Melike. Mi último mensaje sigue sin llegarle y ella no me ha llamado. Como no sé dónde vive, no tengo idea de si está bien o si algo le ocurrió. No tengo motivos para pensar que pudiese haberme dejado plantado a propósito, así que asumo que fue un asunto de último momento. —Te traje el desayuno —la voz de mi madre me saca de mis cavilaciones, me siento en la cama y recibo la bandeja que me ofrece, veo que el desayuno es para tres y en pocos segundos veo que mi padre también entra. Al parecer esto es serio. —Muchas gracias, madre. No deberías molestarte. —La verdad, sí —dice mi padre—. Anoche te notamos que llegaste temprano y sin querer estar con nosotros, asumí que algo había pasado con Melike, ¿tal vez una pelea? —Nada de eso
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