A pesar de la tensión que experimentó Amelia al estar en la misma habitación con Bastián, considera que la clase estuvo perfecta. El hombre tiene una didáctica que ni siquiera los académicos de la universidad de Nueva York poseían, era específico, pero exigente a la hora de lanzar preguntas a los estudiantes. Es duro e implacable a su criterio y sin embargo doblegaba su arrogancia al expresar de forma explícita y no demandante como normalmente lo es su tono. — En la biblioteca encontrarán todo lo que necesitan para el reto impuesto, considerando que la tarea no es grupal sino un test para calificar sus conocimientos de la materia – se escuchan murmullos por doquier —, existe un premio – la sala queda en silencio —. Los primeros tres es decir, las tres mejores calificaciones podrán trabajar conmigo codo a codo un día entero – todo lo dice sin mirar a nadie en específico. Amelia no puede negar el magnetismo que tiene el hombre embutido en ese traje a medida, se nota no solo su cuerpo
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