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Todos los capítulos de Mi destino eres Tú: Capítulo 1 - Capítulo 10
53 chapters
#1:
—Maldita nieve...Kevin redujo a segunda, aminoró la velocidad del todoterreno a veinticuatro kilómetros por hora, soltó un juramento y forzó la vista al máximo; sin embargo, lo único que podía verse más allá del frenético vaivén de los limpiaparabrisas era una pared blanca. Aquella no era una ventisca invernal de cuento de hadas, y los copos de nieve que caían parecían tan grandes y amenazadores como un puño.Sería inútil pararse a esperar a que la tormenta escampara, se dijo mientras tomaba la siguiente curva lentamente. Después de seis meses conocía a la perfección aquella angosta y serpenteante carretera y podía conducir por ella casi con los ojos cerrados, así que podía considerarse afortunado, pero un recién llegado se habría encontrado indefenso. Incluso con aquella ventaja, tenía los hombros y la parte posterior del cuello completamente tensos. Las nevadas en Colorado podían ser tan peligrosas en primavera como en pleno invierno, y durar una hora o un día; además, aquella habí
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#2:
—De verdad que siento causarle tantos problemas, y le agradezco muchísimo que quiera ayudarme —empezó a decir Laurent.— Si puedo llamar desde su casa y conseguir que venga alguien a remolcar mi coche, a lo mejor arreglaremos esto rápidamente.Kevin no oyó ni una palabra de lo que le estaba diciendo, incapaz de apartar la vista del bulto cubierto por su abrigo oscuro.—¿Está segura de que está bien?, no sabía que estaba… ¿necesita un médico?—No, no hay problema —su rostro, que había recuperado el color gracias al frío, se iluminó con una amplia sonrisa—. El niño está perfectamente, aunque por las patadas que me está dando, yo diría que se ha molestado un poco con todo este revuelo. No hemos chocado con la valla, más bien nos hemos deslizado contra ella, así que apenas hemos notado el impacto.—Puede que haya… —sin saber demasiado bien cómo seguir, Kevin optó por decir: Que la sacudida le haya… dañado algo.—Estoy bien —repitió ella—. Tenía puesto el cinturón de seguridad, y la nieve
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#3:
Se volvió cuando sintió que la puerta de la cabaña se abría, y vio que Kevin dejaba un montón de bolsas apiladas en el suelo antes de quitarse el abrigo y colgarlo en una percha que había junto a la entrada.Estaba tan delgado como había supuesto por su cara, y aunque debía de medir poco menos de un metro ochenta, gracias a su complexión fuerte y poderosa parecía mucho más alto. Mientras veía cómo se sacudía la nieve de las botas, pensó que tenía más pinta de boxeador que de artista, que aquel hombre parecía encajar mejor al aire libre que en suntuosas mansiones.A pesar de la ascendencia aristocrática que sabía que él tenía, la ropa de franela y pana que llevaba conjuntaba a la perfección con aquella rústica cabaña. Ella provenía de un ambiente mucho más modesto, y sin embargo se sentía fuera de lugar en su voluminoso jersey de punto irlandés y su falda de lana hecha a medida.—Kevin Braxton —dijo, mientras señalaba con un gesto las paredes—. El golpe debe de haberme dejado confundid
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#4:
Laurent siempre prefería buscar el lado bueno de las cosas cuando no le quedaba otro remedio, así que le dio vueltas a la idea de que a lo mejor la tormenta había sido una bendición. Nadie podría seguirle la pista con aquel tiempo, y dudaba que a alguien se le pasara por la cabeza buscarla en una pequeña cabaña perdida en medio de las montañas. Allí podía sentirse más o menos segura, y decidió aferrarse a ello.Oyó que el se movía en la habitación de al lado, el ruido de sus pasos en el suelo de madera, y el sonido de un tronco en la chimenea. Después de tantos meses de soledad, incluso el mero sonido de otro ser humano la reconfortaba.—Señor Braxton… ¿Kevin? —se asomó por la puerta, y lo vio colocando bien la pantalla protectora que había delante del fuego—. ¿Podrías despejar una mesa?—¿Para qué?—Para que podamos comer… sentados.—Ah, sí.Ella volvió a meterse en la cocina, mientras él intentaba pensar en lo que iba a hacer con las pinturas, los pinceles y demás objetos que cubrí
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#5:
En el sueño estaba sola, pero no tenía miedo, ya que se había pasado gran parte de su vida en soledad y se sentía más cómoda así que rodeada de gente. Estaba inmersa en una atmósfera etérea, aterciopelada… como el paisaje marítimo que había visto colgado en una de las paredes de la cabaña de Kevin.Curiosamente, podía oír el murmullo del océano en la distancia, aunque en algún rincón de su mente sabía que estaba en la montaña. Iba caminando por una niebla perlada, con la cálida arena bajo los pies. Se sentía a salvo, fuerte y extrañamente despreocupada; hacía mucho que no se sentía tan libre, tan tranquila.Sabía que estaba soñando; de hecho, eso era lo mejor de todo, y de haber podido se habría quedado para siempre en aquella dulce fantasía. Sería increíblemente fácil mantener los ojos cerrados, y aferrarse a la paz del sueño.Entonces el niño empezó a llorar, a gritar, y las sienes comenzaron a palpitarle al oír su llanto desesperado. Empezó a sudar, y el puro color blanco de la nie
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#6:
Se despertó en medio de un silencio absoluto, abrió los ojos y esperó a recordar dónde estaba. Había dormido en tantas habitaciones distintas, en tantos sitios diferentes, que estaba acostumbrada a sentirse desorientada al despertar. Entonces lo recordó todo…Kevin Braxton , la tormenta, la cabaña, la pesadilla, y la experiencia de despertarse asustada y encontrar la protección de su abrazo; pero sabía que aquella seguridad era temporal, y que sus abrazos no eran para ella. Se volvió hacia la ventana con un suspiro y vio que, por difícil que fuera de creer, la nieve seguía cayendo, aunque no con tanta fuerza. Era obvio que aún no podría marcharse. Colocó una mano bajo la mejilla, y siguió contemplando la cortina blanca que caía suavemente. Era fácil desear que la nieve no parara nunca y que el tiempo se detuviera para poder quedarse allí cobijada, aislada de todos y a salvo. Pero el bebé que llevaba dentro era prueba inequívoca de que el tiempo nunca se detenía, asíque se levantó y
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#7:
La vio apretar las manos con fuerza, pero cuando habló su voz contenía tanto miedo como furia.—No tengo por qué contarte nada.—Tienes razón.Kevin siguió dibujando, pero sintió un estremecimiento de agitación y deseo que lo sorprendió y sobre todo le preocupó. Decidido a apartar de su mente la extraña reacción que ella le provocaba, y a concentrarse en sacarle a aquella mujer las respuestas que quería, añadió:—Pero como no voy a dejar el tema, será mejor que confieses de una vez.Él era un experto en observar y leer las expresiones de los demás, así que consiguió captar el sutil juego de emociones que se sucedieron en el rostro de ella.Enfado, frustración, y aquel extraño miedo que seguía sacándolo de quicio.—¿Crees que te llevaré a rastras hasta ellos? Piensa un poco, no tengo ninguna razón para hacerlo.Él había creído que no podría contenerse y que empezaría a gritarlez porque lo estaba sacando de quicio, pero se sorprendió tanto como ella cuando la tomó de la mano, y su aso
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#8:
El sabía que debería olvidarse del tema, dejarla tranquila para que siguiera su propio camino, ya que todo aquello no era de su incumbencia. No era su problema. Liberó una maldición, porque sabía que de algún modo, cuando ella se había aferrado a su brazo para poder cruzar la carretera, sus problemas habían pasado a ser asunto suyo. —¿Tienes dinero? —Un poco. Bastante para pagar la factura del médico, y para comprarle algunas cosas al bebé. Él vsabía que se estaba buscando problemas, pero por primera vez en casi un año sentía que algo era realmente importante. Se sentó en el borde de la chimenea, y la contempló mientras intentaba convercerse de no interferir. —Quiero pintarte —dijo con tono brusco—. Te pagaré el sueldo de una modelo, además de darte cama y comida. —No puedo aceptar tu dinero. —¿Por qué no? Después de todo, parece que crees que tengo demasiado. —No he querido decir eso —dijo ella, sonrojada de vergüenza. Él hizo un gesto con la mano, como si aquello careciera
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#9:
—Me pregunto lo que has visto a lo largo de tu vida —añadió él.Los dedos de Kevin le acariciaron la mejilla como por voluntad propia. Eran largos y delgados, ideales para un artista, pero también duros y poderosos. Ella se dijo que, como iba a pintarla, era posible que él sólo estuviera familiarizándose con sus facciones, con la textura de su piel.Sintió un intenso anhelo en su interior, el deseo absurdo e inalcanzable de ser amada, abrazada y deseada por la mujer que era en su interior, y no por su cara ni la imagen que podía verse desde el exterior.—Estoy un poco cansada —dijo, mientras intentaba mantener la voz firme—.Creo que me iré a dormir.Kevin no se apartó de ella de inmediato, y su mano permaneció en su rostro unos segundos más. No habría sabido decir qué fue lo que lo mantuvo allí, contemplándola, intentando ahondar en aquellos ojos que tanto lo fascinaban, pero finalmente retrocedió un paso y le abrió la puerta.—Buenas noches, señor Braxton.—Buenas noches.Él se qued
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#10:
—Tienes un rostro completamente femenino —dijo él, más para sí que para ella—. Atrayente a la vez que sereno, y suave a pesar de la forma pronunciada de los pómulos. Tus rasgos no son amenazadores, pero resultan increíblemente impactantes. Esto invita al sexo —dijo, mientras su dedo recorría con naturalidad su labio inferior—, pero tus ojos prometen amor y devoción. Y el hecho de que estés madura…—¿Madura? —dijo ella, riendo. Sus manos, que había apretado con fuerza en su regazo cuando él había empezado a hablar, se relajaron un poco.—Me refiero a tu embarazo, que aumenta aún más la fascinación que despiertas. Una mujer en estado refleja una promesa, una plenitud, y a pesar de la educación y del progreso de hoy día, un misterio irresistible. Igual que un ángel.—¿Qué quieres decir?Él empezó a hacer pruebas con su pelo, se lo echó hacia atrás, lo apiló sobre su cabeza y finalmente lo dejó caer de nuevo.—Vemos a los ángeles como seres etéreos y místicos, por encima de los deseos y l
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