JESÚS. Regresé a la mansión muy entrada la noche, todos ya deberían estar dormidos pero vi una luz provenir de la sala. Fui hasta allá y encontré a una dormida Nicolle en el gran mueble con un libro tirado en el suelo. Me acerqué para observarla, traía el mismo vestido de hoy en la mañana, su cabello estaba totalmente suelto y libre, con mis dedos sostuve un pequeño mechón, su pelo era suave y ondulado, con un buen aroma. —Muchacha tonta, mañana seguro te dolerá todo por dormir ahí. —ella solo arrugó un poco su nariz respingona, la cargué en mis brazos con cuidado de no despertarla, recostó su cabeza sobre mi hombro y subí con ella hacia arriba.Nicolle era demasiado esbelta y muy ligera, no era un problema llevarla en brazos, entré a su dormitorio y la acosté en la cama con cuidado, quité sus zapatos y fui a mi habitación para cambiarme y dormir. Tuve que salir todo el día para no estar en compañía de mí ahora esposa, y evitar la incomodidad que ella provocaba a nuestro alrededor.
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