Un Soberbio Rendido
Un Soberbio Rendido
Por: Gabriela Jaramillo
Capítulo 1

ESPAÑA, MADRID. 1836. 

RESIDENCIA DE LOS BELMONTE

Jesús Castelo, estaba pensativo, su hermana lo sacaba de quicio pero su padre lo ponía de peor humor. El viejo solo sabía dar órdenes, cuando quiso que fuera a la casa de la familia Belmonte en su nombre, quiso negarse. Pero amenazó con suspender su viaje a América y recortar su mensualidad.  

Ahora estaba prácticamente oculto en el gran jardín de la casa para escapar de las exageradas atenciones y amabilidades de la señora Belmonte. Hasta que escuchó uno torpes pasos acercándose, la persona debía creer que en serio era silencioso y que no lo notaba. Rodó los ojos, volteó, encontrándose con aquellos grandes y curiosos ojos marrones.

—Largo de aquí niña. —ordenó con brusquedad. Y la pequeña sintió un poco de temor.

—Yo... Lamento interrumpirlo Milord.

—Tu padre te debe estar buscando. 

—No lo creo. —respondió con seguridad. Jesús ya estaba lo suficientemente irritado para aguantar ahora los ataques de rebeldía de una mocosa.

—Deseo estar solo por ahora. —la niña lo miró con esos grandes ojos marrones. 

—No haré ruido.

—Por más que te corra no te irás ¿cierto?—ella negó muy decidida —De acuerdo, solo no hables. 

Muchas cosas tenían en mente y vio como ella se sentaba a su lado. 

— ¿Qué haces mocosa?

—Solo me siento.

—Eso veo, ¿Por qué a mi lado?—la niña miró sus pequeñas manos.

—Usted dijo que podía estar aquí, solo que no debía hacer ruido, nunca me dijo que no podía sentarme a su lado.

—Pues ahora te lo digo,

—Pero no quiero. 

— ¿Qué pretendes niña?

—Nada.

— ¿Huyes de algo? ¿Rompiste algo especial? —Sus mejillas se volvieron rojas—Acerté, dime qué rompiste.

—Manché con tinta un documento especial de papá. ¡Pero fue sin querer, lo juro milord! —reí.

—Esconderte aquí conmigo no te salvará de tu castigo niña. 

— ¡Usted me puede ayudar! —por primera vez en días, se rió con ganas.

— ¿Cómo podría ayudarte yo?

—Diciéndole a papá que no me castigue, si usted le explica tal vez no me pegue. 

—Las medidas disciplinarias que tome tu padre sobre ti no son de mi incumbencia, estoy seguro que eso lo enojara muchísimo.

— ¡Por favor, se lo pido! —los ojos de la niña ya se habían aguado y casi parecía dispuesta arrodillarse. Que molestia.-pensó irritado. 

—De acuerdo, hablaré con tu padre. Pero te pido que nunca más vuelvas a poner la cara de esa manera, ¿de acuerdo? —con una gran sonrisa la niña asintió feliz. 

Mocosa manipuladora.

Jesús Castelo a sus veintinueve años, siendo persuadido por una mocosa, si Elena lo viera se reiría hasta el cansancio.

NICOLLE. "12 años"

El señor Castelo habló con mi padre y me alivió al no recibir ningún castigo o reprimenda. Mientras los adultos cenaban en la mesa del comedor, yo me colaba a escondidas y los miraba, sobre todo al señor Castelo, era muy lindo hasta parecía sacado de las pinturas que mamá siempre cuelga en la casa. 

Corrí de nuevo a mi dormitorio antes de que me descubrieran. Mi hermana mayor Esmee, ya estaba dormida, así que en silencio fui hasta mi cama con una vela encendida. Saqué mi diario y la pluma que le había sacado a papá de su despacho y comencé a escribir.

"Hoy el día estuvo muy lindo, cuando manché el documento de mi padre, me asusté, quise correr y esconderme pero sabía que eso solo lo haría peor que un dragón, entonces vi al señor Castelo, se veía molesto por algo y pasaba el rato en el jardín. Le pedí que me ayudara y él aceptó, no me castigaron.

El señor Castelo, es muy bonito, lo que más me gusta de él es su mirada y la forma poco inusual que tiene para expresarse. A veces parece que no quiere nadie, pero yo de verdad siento que podría llegar a querer alguien. 

Él no es malo. 

Papá dice que un soberbio pero yo lo veo como un caballero que necesita de una princesa a la cual rescatar y proteger, pero a la que todavía no ha encontrado.... ¿Podría ser yo esa princesa?"..

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