Sentirlo tan cerca solo le provocaba náuseas, su aliento rozó su cuello y a pesar de que sabía que no podía demostrarlo, quería llorar. Sin embargo, las sonrisas maliciosas de quienes observaban continuaban sobre ellos. El alcohol, la música y las otras parejas que se atrevieron a ir más allá frente a todos, lo envalentonaron y él la invitó a recostarse sobre el enorme sillón que más parecía una cama. Se sentía observada, pero a él no parecía molestarle. Su cabello rubio le cubrió parte del rostro cuando se inclinó sobre ella para lamerle la piel sobre su seno derecho, pero lejos de sentirse atraída por él, quería deshacerse de su toque. Sus gemidos inundaron sus oídos cuando se acercó a su cuello y la mordió, pero cuando ella se quejó y quiso apartarlo, él perdió la razón y la empujó hacia atrás. Sin pedirle permiso, introdujo su mano con violencia entre sus piernas y sin ninguna sutileza enterró su dedo entre sus pliegues mientras su sonrisa se expandía y la expresión de su rostr
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