Cuando Kerr llegó a la fábrica, a pesar de la hora, la mayoría de la manada estaba reunida en el comedor esperando atentos la llegada de su Alpha, y cuando lo vieron entrar sus rostros se llenaron de esperanza, era la primera vez en la vida de Kerr que lo miraban de esa forma, pero cuando le vieron el rostro las expresiones cambiaron de nuevo.Kerr había intentado no llorar, de verdad que lo había intentado, y hacía años que no lo hacía, pero le fue imposible contener las lágrimas de toda la ira que tenía, y aunque no lloró de forma desgarradora, su pálida piel y sus claros ojos se enrojecían bastante, así que se restregó la nariz bajo la atenta mirada de los demás y corrió por las escaleras hasta el duro catre que era su cama, levantó el colchón de paja y tomó la mochila que tenía debajo y comenzó a empacar sus cosas, no se quedaría ahí, claro que no, no le importaba lo que pudiera pasarle a la manada, si ellos no lo protegían, él no los protegería a ellos.Empacó sus cosas de dos gr
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