—No me toques, Dev.Rápidamente retrocedí los pasos que él había avanzado y lo vi apretar sus puños lleno de frustración.—Cariño, por favor escúchame —pidió recorriendo con su mirada las maletas que sostenía.—No, no tengo nada que escucharte, Dev. Ultrajaste nuestro hogar, trajiste mierda aquí, lo ocultaste en la misma habitación en dónde dormíamos, en dónde hacíamos el amor y te atreviste a mentirme diciéndome que trabajabas como seguridad en un jodido club, cuando lo que realmente hacías era vender tu porquería.—Lo hice por nosotros, amor, por favor, escúchame. Vivimos bien, no tienes que trabajar y te doy todo lo que necesitas.Reí de forma incrédula al escuchar sus pobres excusas.—Dejé de trabajar porque tú me lo pediste, no porque realmente quisiera hacerlo. Y prefiero mil veces tener una vida más decente que tener una llena de opulencias dadas con el dinero sucio. Así que apártate de mi camino, Dev o gritaré hasta que los vecinos llamen a la policía y se encuentren con tu mi
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