1. Un Cigarrillo
¡Fantástico! La crecida había alcanzado la Interestatal, obligando a los ómnibus a volver por donde vinieran, y el servicio había sido cancelado hasta nuevo aviso. La noticia le provocó unas ganas locas de fumar. Como estaba diluviando, los empleados de la terminal de ómnibus fingían ignorar a aquellos adictos a la nicotina que aún conservaban un mínimo de instinto de supervivencia, y les permitían fumar en el corredor de acceso, puertas adentro y a salvo del viento y la lluvia. Le dedicó una mirada aprensiva a su equipaje: mochila, bolso, guitarra. ¿Por qué diablos se había traído la guitarra? No quedaban más que unas pocas personas en la terminal, pero la crueldad de las matemáticas indicaba que una sola bastaba y sobraba para dejarla sin nada. Se dio cuenta que ése era un pensamiento tercermundista, por completo inadecuado en el ombligo del primer mundo. En caso de que hubiera algún otro tercermundista por ahí, le preguntó al empleado de la
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