Un año después.Vamos llegando al cementerio, justamente hoy hace un año que nuestra pequeña se nos fue, un año que la alegría se nos marchito. Mi padre aun no lo supera, dice que todas las noches lamenta no poder estar con ella cuando le decía: "Papi, duele. Te necesito". Y sé que duele, sé lo que es lamentarse de no poder verla por el simple hecho de no tener una economía estable.—¿Ya nos vamos, Ally? — dijo Sebas abriéndome la puerta del co-piloto. Yo sólo asentí, entrando al auto en silencio, cuando él me tomó por el brazo y me abrazó.—Verás que todo estará bien, pequeña. — Sólo asentí y entré al coche.Sebas se había convertido en mi confidente desde esa noche; un chico atento, simpático, amistoso, chistoso; un grandísimo amigo. Cuando conoces personas como él te dan ganas de volver a confiar en el mundo, en las personas. Mis amigos a la hora de la verdad se volvieron desconocidos, después de esa noche en la
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