Cuando el destino quiere te daña la vida, quizás ando echandole la culpa al destino y fuí yo misma quien se condenó a esto. Quizás yo apresuré las cosas aunque pensé conocerlo en casi dos años, descubri que nadie termina de conocer a nadie. Odio llorar, mis ojos ya arden y siento que no me quedan lágrimas, pero tengo ese dolor ahí que oprime mi pecho y siento que me ahoga. Escucho el timbre y bajo a ver quien es. Abro la puerta y es él, vuelvo a cerrarla y mis lágrimas empiezan a salir de nuevo descontroladamente. —Ally, yo puedo explicártelo. Ella y yo no fuimos nada, te lo juro. Sí, nos vimos ese día en la playa, pero no pasó nada. Ella se me insinuó, pero no cedí y se enojó. Te juro que no pasó nada con ella ni con nadie, ella es parte de mi pasado y tu eres mi presente y mi futuro, princesa. Solo abre esa puerta y escúchame, hablemos. Yo te amo, Allyson; te amo como
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