Todos los días él me sorprendía más, este chico es como una cajita de sorpresas. Ahora nos encontramos en la cafetería de la universidad, él comprándome un café y yo sentada esperando que regrese.
—Jovencita, deje de pensar tanto que se le explotará la cabecita. —dijo sentándose a mi lado y besando mi frente.
—Sabes que la mayoría de veces me la paso en la luna. — me encogí de hombros.
—Esa es una de las cosas que me mantienen a tu lado. —me miró. Estábamos cerca, bastante cerca para decir verdad. No me había dado cuenta de la belleza de sus ojos, su cantidad de pestañas ni del hermoso rostro que tiene. Su piel me tienta a tocarla y no puedo resistirme a eso. Pongo mi mano con delicadeza en su mejilla y él se sorprende, pero de inmediato se relaja.
Como todo no es color de rosa y la puta vida está en mi contra, escucho como alguien carraspea. Sebas y yo nos separamos para encontrarnos con la cara confusa de Lucas. Y ya sabía por dónde venía esto.
—¿Entonces cuando pensabas decirme que estas saliendo con él? — se le notaba muy enojado a Lucas.
—Lucas, cálmate. Sebas y yo no somos más que amigos.
—¡ESAS ACCIONES NO SON DE "¡SOLO SER AMIGOS", ALLYSON! — gritó y todos voltearon a mirarnos. Vi como los puños de Sebastián se empezaron a formar, se estaba enojando y esto se pondría feo. Tomo a Sebas de las manos para relajarlo, lo hago mirarme a la fuerza.
—Cálmate, por favor. — le susurro
—No voy a permitir que ese estúpido venga a hablarte como se le da la maldita gana, Ally.
—Solo, cálmate. Por favor. —asintió y pude ver como sus hombros empezaron a relajarse, le sonreí y me paré para enfrentar a Lucas.
—Te voy a decir algo y espero que te quede claro ¿Okey? Tú eras mi amigo hasta el momento que mi hermana murió y por estupideces te alejaste, el único que se dignó a estar, el único que me acompañó en ese momento fue él y eso que en ese momento solo era un desconocido. Si tengo o no algo con él es mi problema, porque soy yo que me lo voy a coger no tú. Ahora si me disculpas MI AMIGO y yo tenemos cosas que hacer. —Tomé la mano de Sebas y lo saqué de ahí. Ya cuando estábamos en las gradas de la universidad nos sentamos en silencio por un buen rato.
—No sabía que tuvieses ese carácter. —me miró.
—Nadie termina de conocer a nadie, niño. —sonreí
—Me encanta cuando sonríes.
—Ay por Dios, ahora vas a venir de meloso. — solté una carcajada.
—¿Por qué arruinas el momento, enana?
—Oye a mí no me digas enana, soy bien alta.
—Claro, muy alta.
—Te odio ¿Lo sabes?
—Me amas.
—Claro que no.
—Mírame a los ojos y dímelo.
—Te jodes p... — miro el reloj y ya casi empezamos la siguiente clase. —Oye, debemos irnos, ya empieza la siguiente clase y ya sabes. Vamos. —me paré y caminé delante escuchando como él soltaba una carcajada.
—¿Por qué tienes miedo a decirme que soy irresistible y que me amas?
—Por Dios te dije que no y apúrate mejor que vamos a llegar tarde a clase.
—Eres un caso, Ally.
—Hum, así me quieres, Sebas.
—Más que a mi vida, pequeña.
—JAJAJAJA así le dices a tus seguidoras y se caen rendidas a tus pies, conmigo no te sale.
—¿Celosa?
—Para nada.
—No parece, Ally, parece.
—Ay eres un caso. — entré al aula primero y tomé asiento delante. —Mira allí está tu futura novia—señale a la rubia de farmacia que estaba de fondo y él me miró mal. —Ay ¿Qué pasa? No seas amargado. — se fue a sentar al lado de ella y empezó a susurrarle cosas en el oído y luego me sonrió. Que estúpido, me senté y me puse a atender a la clase, pero mi mente no sólo estaba en la clase, sino que también en lo que él me preguntó ¿Me gusta? No, no y no. No me gusta y no puede gustarme. Nunca me gustaría mi mejor amigo y es aquí donde entra la frase que tanto me decía mi papá:
"Nunca digas nunca, Ally"
Estoy en un momento en el cual no sé cómo sentirme, en el momento que crees poder, pero hay una fuerza que quiere mantenerte en el piso. La vida parece querer deshacerse de mí, pero día por día lucho para que no sea así. El padre de Sebastián cayó en coma después de caerse por las escaleras ayer. Siento en verdad que el mundo conspira contra mí, contra mi felicidad. Sebastián no para de caminar en círculos, yo solo miro como lo hace. Estamos en la sala de espera del hospital esperando un diagnóstico que tienen más de dos horas por entregar y no se dignan a decir si estará o no bien.—Sebastián, ya para. Me estas estresando más. —lo tomé de las manos.—No puedo, Ally. Los nervios no me dejan.—Te entiendo ¿Okey? Sé que es duro, entiendo por lo que estas pasando, pero haciendo esto dañaras tu propia salud y no podrás cuidar de tu padre.—No entiendes, si él se muere no sé qué será de mí.—Serás el mis
Narra SebastiánNo sé cómo hacerle para pedirle esto a Allyson, odio quedarme estancado en momentos así, no sé cómo diablos hacer las cosas. Cuando estoy delante de ella quiero decirle tanto y no me sale ni mierda ¡Puta vida! mi nivel de desesperación llega al extremo de ponerme a hablar solo.—¿Qué pasa, Compa? — dice Michael sentándose en la silla de enfrente. Él se convirtió en una clase de mejor amigo para mí cuando llegué acá.—Necesito invitar a Ally a salir, pero cada vez que lo voy hacer mi maldita mente se pone en blanco, me pongo nervioso ¡ESO NO ME PASA CON LAS DEMÁS! — él soltó una carcajada— Maldito bastardo este, yo valiendo mierda y tu burlándote. Púdrete.—¿Sabes cómo se llama eso que tienes?—Ajá ¿Como a ver?—Se llama "Estar enamorado" Compa, piénselo y reaccione. Le gustas a esa niña, aprovéchalo. Te lo digo, ella no es de estar de chico en chico teníamos cl
Entre risa y risa anoche fué la mejor noche de mi vida, no es como que pusiera en duda que lo sería, pero él sabe como sorprenderme.—¿Qué tanto piensas, Ally? — preguntó mi padre poniendo la mesa para el almuerzo.—Nada importante, papá. — cojo los utencilios para la comida y me siento en mi puesto de la mesa.—Hija, tengo una duda y necesito que me la aclares.—Claro, papá. ¿Qué pasó?— de momento me puse nerviosa, no sabía si te pasaba algo que no me había dicho.—No es nada de que preocuparse, es sobre tí y este muchacho ¿Sebastián?—¿Qué quieres saber sobre eso, papá? — y me puse nerviosa y nisiquiera sé porque.—¿Tienen
Me moví y sentí como mi espalda me dió una punzada. Todo el cuerpo me dolía, sentía como si me hubiese arrollado un camión. Abro los ojos de a poquito y la luz es tan fuerte en la habitación que me obliga a cerrarlos de nuevo. Intenté abrirlos por segunda vez y sentí un peso en mi brazo. Miré y estaba él allí, acostado con la cabeza en mi mano y sentado en una silla. Se veía tan hermoso allí dormido. Con mi otra mano intenté acariciarle el pelo, pero estaba conectada a unas maquinas y no podía hacerlo. Al parecer el sintió mis movimientos y despertó asustado.—¿Qué pasa? ¿Qué pasó? ¿Tienes algo? ¿Te duele algo? — dijo todo bobo y medio dormido. Sonreí al verlo así, pasé mi mano suavemente por su mejilla.—Estoy bien, hermoso.—pude notar como bajó la tensión de sus hombros y besó mi mano.
Cuando las personas llegan a tu vida te da cierto miedo dejarlas entrar porque temes a que se vayan y no regresen más. Ese es mi mayor temor con Sebastián, él se ha convertido en ese "todo" que siempre busque. No eramos nada y ahora somos todo sin serlo. Es un trabalenguas que tengo en mi mente y quizá así como lo pienso de difícil así mismo es plasmarlo en la vida real. ¿Cómo seguirle el juego sin enamorarme? ¿Cómo saber si está jugando o lo está haciendo en serio? Son muchas las preguntas que pasan por mi mente en un momento como este. Es difícil descifrar lo que las personas en la actualidad quieren, pero mi pregunta es ¿Qué es lo que en verdad quiero yo? Es una de las más difíciles de responder porque sé, pero, no sé. Otro trabalenguas que solo yo entiendo.En este momento me encuentro acostada con Sebas en el sofa. Esta posición me acuerda a cuando estaba en el hospital. Él está acostado y yo con mi cabeza encima
Hacen dos días que evito a toda costa encontrarmelo en los pasillos de la universidad, no quisiera verle la cara de nuevo. No quisiera tener que saludarlo y pensar que le dije a lo que temia y sin importarle nada se fué, se fué y no dijo ni adiós y es lo que más dolió.—Tierra llamando a Allyson. Niña, te la pasas en la luna ¿Todavía andas pensando en mi primo? Eres masoquista, bebé.—Es que lo creí diferente. Lo imaginé otra persona, pero una vez más me fallaron.—Ay, Ally. Siempre te dije que creer en hombres nunca ayuda. Siempre hacen la cagada del milenio y nosotras terminamos perjudicadas porque nos enamoramos de esos pendejos. — Anahí siempre sabia sacarme de mi trance emocional con sus locuras.&nbs
Llega un momento en la vida en que escojes arriesgar todo por alguién y ese alguién se convierte en tu todo en tan poco tiempo que ni te das cuenta cuando te enamoraste y te preguntas ¿Cuando sucedió? Y ves que ocurrió antes de que te dieras cuenta que siempre estuviste enamorada y solo era cuestión de abrir un poco los ojos para darte cuenta de que siempre estuviste amarrada a esa persona.—Mi reina ¿Qué tanto piensas? — estabamos en la sala de espera del hospital, esta vez quien se enfermó fue él y es tan terco que tuve que chantajearlo para que viniera conmigo.—En nada. —mentí, últimamente en lo único que pensaba era en él, solo en él y nada más que él. Lo sentia como mi oxígeno, pero algo me decía que era malo darle ese puesto en mi vida, aún así me arriesgaré.&nbs
Desperté porque por alguna razón el sol daba en mi cara, pero en mi habitación NO me daba el sol en la cara, siento un brazo super gigante que pasa por mi cintura. Intento voltearme, pero al moverme este me pega más a él, apretando el agarre. Y me pongo a pensar, si estoy en casa de Sebas.—¡Oh no! ¡Sebastián! ¡Despierta!—grito y este despierta asustado.—¿¡QUÉ PASÓ, AMOR!? — se le veía bien exaltado.—¡Mi padre! Me matará porque no avisé que me quedaría aquí a dormir.—Ay por Dios, Allyson ¿Para eso me despiertas? — lo miré mal.— Mi reina, tu padre llamó anoche y mi papá lo contestó y me pasaron el teléfono a mi. Le dije que l