Un año después.
Vamos llegando al cementerio, justamente hoy hace un año que nuestra pequeña se nos fue, un año que la alegría se nos marchito. Mi padre aun no lo supera, dice que todas las noches lamenta no poder estar con ella cuando le decía: "Papi, duele. Te necesito". Y sé que duele, sé lo que es lamentarse de no poder verla por el simple hecho de no tener una economía estable.
—¿Ya nos vamos, Ally? — dijo Sebas abriéndome la puerta del co-piloto. Yo sólo asentí, entrando al auto en silencio, cuando él me tomó por el brazo y me abrazó.
—Verás que todo estará bien, pequeña. — Sólo asentí y entré al coche.
Sebas se había convertido en mi confidente desde esa noche; un chico atento, simpático, amistoso, chistoso; un grandísimo amigo. Cuando conoces personas como él te dan ganas de volver a confiar en el mundo, en las personas. Mis amigos a la hora de la verdad se volvieron desconocidos, después de esa noche en la pizzería no volví a recibir mensajes de ellos. Sebas me dijo que Anahí se había ido de la casa con un chico, Lucas se enojó porque no le pedí a él que me acompañara esa noche y perdí a mis amigos por una estupidez.
—Bella dama, ¿Qué tanto pasa por esa cabecita? — preguntó él sacándome de mis pensamientos.
—En cómo me quedé sin amigos. —él solo me miró y regresó su vista a la carretera.
—¿Los extrañas?
—Sí, eran mis amigos de infancia y por el simple hecho de que no les avisé cuando me iba todos dejaron de hablarme; no es justo. No lo veo justo— se escapó una lágrima de mi ojo, la cual limpie rápidamente.
—En los momentos difíciles es que sabes quienes son tus amigos y quiénes no. Los amigos no son los que solo están en las buenas, para juntes y parrandas; los amigos son familia que tú eliges para que estén contigo en las buenas y en las malas. Esos son los amigos, Ally. No quisiera juzgarte, pero elegiste mal tus amigos y ¿Ahora qué? Te quedaste sola porque ellos no tienen el valor, la madures y la valentía de venir a darte el pésame, de venir a consolar tus dolores. No a cualquier persona le llamas amigo, Ally. —sus palabras dolían, pero es la realidad.
—Gracias por estar conmigo, Sebas. — él tomó mi mano y dio un corto beso.
—Siempre estaré contigo, pequeña. —dijo soltando mi mano y regresando su vista a la carretera.
Luego de llegar a casa y ponerme cómoda, invité a Sebas a quedarse para cenar. Mi papá como de costumbre no llegaría hasta la hora de la cena, pero ellos se llevan muy bien y mi padre nunca ha tenido problema con que Sebas nos acompañe en la mesa.
Sebas conectó la Laptop del televisor y se puso a indagar por Repelis a ver que estreno encontraba; mientras yo solo lo miraba discutir con la página que no quería abrir.
—Listo, señorita. ¿Qué película quieres ver?
—La bella y la bestia, por favor. —dije acercándome al sofá donde él estaba sentado.
—Es un honor ver esta conmovedora película con usted, bella dama. —imitó la voz de un mayordomo de esos de las películas antiguas y no pude evitar reír.
—Estás loco, niño. —dije golpeando suavemente su hombro.
—Así me quiere usted, su alteza. —dijo este haciendo una reverencia y me reí más fuerte, es bien cómico cuando quiere subirme el ánimo, sabe a la perfección cuando me siento mal o cuando simplemente estoy triste o desanimada.
Me conoce mejor que muchos que llevan años conociéndome.
— ¿No piensas darle Play a la vaina esa? — dije y este sonrío.
—¿De qué te ríes ahora?
—De que en un momento estas feliz y el otro te pones toda agresiva, niña.
—Contigo hay que ser así, pon la vaina esa y cállate.
—¿Y si no la pongo? ¿Qué hará la princesita? —sabe que odio que me diga princesa, es una de las labias más baratas que pueden decir.
— Haré esto. — empecé a hacerle cosquillas y él se paró del sofá, quedando él más alto que yo.
— ¿Ahora quién le hará cosquillas a quién? — dijo él mirándome. Me paré encima del sofá.
— ¿Ahora quién le hará cosquillas a quién? — imité su voz y él se río. —¿Ves? Soy más alta que tú.
—Ni en tus sueños, enana. —me tomó por la cintura y me sentó en el sofá. Yo me crucé de hombros fingiendo estar enojada y él se sentó al lado mío. Estaba mirándome, sentía su vista en mí.
—¿No dirás nada? — dijo preocupado y yo negué con la cabeza. —Sabes que solo es broma. —lo miré por encima de los hombros y él sonrió. —Eres mi pequeña, Ally. — me volteé a mirarlo y él soltó una carcajada.
—Bien orgullosa que eres, enana. —dijo abrazándome y despeinando mi pelo.
—Así me quieres. —me acurruque en su pecho.
—Y siempre será así, princesa.
Todos los días él me sorprendía más, este chico es como una cajita de sorpresas. Ahora nos encontramos en la cafetería de la universidad, él comprándome un café y yo sentada esperando que regrese.—Jovencita, deje de pensar tanto que se le explotará la cabecita. —dijo sentándose a mi lado y besando mi frente.—Sabes que la mayoría de veces me la paso en la luna. — me encogí de hombros.—Esa es una de las cosas que me mantienen a tu lado. —me miró. Estábamos cerca, bastante cerca para decir verdad. No me había dado cuenta de la belleza de sus ojos, su cantidad de pestañas ni del hermoso rostro que tiene. Su piel me tienta a tocarla y no puedo resistirme a eso. Pongo mi mano con delicadeza en su mejilla y él se sorprende, pero de inmediato se relaja.Como todo no es color de rosa y la puta vida está en mi contra, escucho como alguien carraspea. Sebas y yo nos separamos para encontrarnos con la cara confusa de Lucas. Y
Estoy en un momento en el cual no sé cómo sentirme, en el momento que crees poder, pero hay una fuerza que quiere mantenerte en el piso. La vida parece querer deshacerse de mí, pero día por día lucho para que no sea así. El padre de Sebastián cayó en coma después de caerse por las escaleras ayer. Siento en verdad que el mundo conspira contra mí, contra mi felicidad. Sebastián no para de caminar en círculos, yo solo miro como lo hace. Estamos en la sala de espera del hospital esperando un diagnóstico que tienen más de dos horas por entregar y no se dignan a decir si estará o no bien.—Sebastián, ya para. Me estas estresando más. —lo tomé de las manos.—No puedo, Ally. Los nervios no me dejan.—Te entiendo ¿Okey? Sé que es duro, entiendo por lo que estas pasando, pero haciendo esto dañaras tu propia salud y no podrás cuidar de tu padre.—No entiendes, si él se muere no sé qué será de mí.—Serás el mis
Narra SebastiánNo sé cómo hacerle para pedirle esto a Allyson, odio quedarme estancado en momentos así, no sé cómo diablos hacer las cosas. Cuando estoy delante de ella quiero decirle tanto y no me sale ni mierda ¡Puta vida! mi nivel de desesperación llega al extremo de ponerme a hablar solo.—¿Qué pasa, Compa? — dice Michael sentándose en la silla de enfrente. Él se convirtió en una clase de mejor amigo para mí cuando llegué acá.—Necesito invitar a Ally a salir, pero cada vez que lo voy hacer mi maldita mente se pone en blanco, me pongo nervioso ¡ESO NO ME PASA CON LAS DEMÁS! — él soltó una carcajada— Maldito bastardo este, yo valiendo mierda y tu burlándote. Púdrete.—¿Sabes cómo se llama eso que tienes?—Ajá ¿Como a ver?—Se llama "Estar enamorado" Compa, piénselo y reaccione. Le gustas a esa niña, aprovéchalo. Te lo digo, ella no es de estar de chico en chico teníamos cl
Entre risa y risa anoche fué la mejor noche de mi vida, no es como que pusiera en duda que lo sería, pero él sabe como sorprenderme.—¿Qué tanto piensas, Ally? — preguntó mi padre poniendo la mesa para el almuerzo.—Nada importante, papá. — cojo los utencilios para la comida y me siento en mi puesto de la mesa.—Hija, tengo una duda y necesito que me la aclares.—Claro, papá. ¿Qué pasó?— de momento me puse nerviosa, no sabía si te pasaba algo que no me había dicho.—No es nada de que preocuparse, es sobre tí y este muchacho ¿Sebastián?—¿Qué quieres saber sobre eso, papá? — y me puse nerviosa y nisiquiera sé porque.—¿Tienen
Me moví y sentí como mi espalda me dió una punzada. Todo el cuerpo me dolía, sentía como si me hubiese arrollado un camión. Abro los ojos de a poquito y la luz es tan fuerte en la habitación que me obliga a cerrarlos de nuevo. Intenté abrirlos por segunda vez y sentí un peso en mi brazo. Miré y estaba él allí, acostado con la cabeza en mi mano y sentado en una silla. Se veía tan hermoso allí dormido. Con mi otra mano intenté acariciarle el pelo, pero estaba conectada a unas maquinas y no podía hacerlo. Al parecer el sintió mis movimientos y despertó asustado.—¿Qué pasa? ¿Qué pasó? ¿Tienes algo? ¿Te duele algo? — dijo todo bobo y medio dormido. Sonreí al verlo así, pasé mi mano suavemente por su mejilla.—Estoy bien, hermoso.—pude notar como bajó la tensión de sus hombros y besó mi mano.
Cuando las personas llegan a tu vida te da cierto miedo dejarlas entrar porque temes a que se vayan y no regresen más. Ese es mi mayor temor con Sebastián, él se ha convertido en ese "todo" que siempre busque. No eramos nada y ahora somos todo sin serlo. Es un trabalenguas que tengo en mi mente y quizá así como lo pienso de difícil así mismo es plasmarlo en la vida real. ¿Cómo seguirle el juego sin enamorarme? ¿Cómo saber si está jugando o lo está haciendo en serio? Son muchas las preguntas que pasan por mi mente en un momento como este. Es difícil descifrar lo que las personas en la actualidad quieren, pero mi pregunta es ¿Qué es lo que en verdad quiero yo? Es una de las más difíciles de responder porque sé, pero, no sé. Otro trabalenguas que solo yo entiendo.En este momento me encuentro acostada con Sebas en el sofa. Esta posición me acuerda a cuando estaba en el hospital. Él está acostado y yo con mi cabeza encima
Hacen dos días que evito a toda costa encontrarmelo en los pasillos de la universidad, no quisiera verle la cara de nuevo. No quisiera tener que saludarlo y pensar que le dije a lo que temia y sin importarle nada se fué, se fué y no dijo ni adiós y es lo que más dolió.—Tierra llamando a Allyson. Niña, te la pasas en la luna ¿Todavía andas pensando en mi primo? Eres masoquista, bebé.—Es que lo creí diferente. Lo imaginé otra persona, pero una vez más me fallaron.—Ay, Ally. Siempre te dije que creer en hombres nunca ayuda. Siempre hacen la cagada del milenio y nosotras terminamos perjudicadas porque nos enamoramos de esos pendejos. — Anahí siempre sabia sacarme de mi trance emocional con sus locuras.&nbs
Llega un momento en la vida en que escojes arriesgar todo por alguién y ese alguién se convierte en tu todo en tan poco tiempo que ni te das cuenta cuando te enamoraste y te preguntas ¿Cuando sucedió? Y ves que ocurrió antes de que te dieras cuenta que siempre estuviste enamorada y solo era cuestión de abrir un poco los ojos para darte cuenta de que siempre estuviste amarrada a esa persona.—Mi reina ¿Qué tanto piensas? — estabamos en la sala de espera del hospital, esta vez quien se enfermó fue él y es tan terco que tuve que chantajearlo para que viniera conmigo.—En nada. —mentí, últimamente en lo único que pensaba era en él, solo en él y nada más que él. Lo sentia como mi oxígeno, pero algo me decía que era malo darle ese puesto en mi vida, aún así me arriesgaré.&nbs