Estoy en un momento en el cual no sé cómo sentirme, en el momento que crees poder, pero hay una fuerza que quiere mantenerte en el piso. La vida parece querer deshacerse de mí, pero día por día lucho para que no sea así. El padre de Sebastián cayó en coma después de caerse por las escaleras ayer. Siento en verdad que el mundo conspira contra mí, contra mi felicidad. Sebastián no para de caminar en círculos, yo solo miro como lo hace. Estamos en la sala de espera del hospital esperando un diagnóstico que tienen más de dos horas por entregar y no se dignan a decir si estará o no bien.
—Sebastián, ya para. Me estas estresando más. —lo tomé de las manos.
—No puedo, Ally. Los nervios no me dejan.
—Te entiendo ¿Okey? Sé que es duro, entiendo por lo que estas pasando, pero haciendo esto dañaras tu propia salud y no podrás cuidar de tu padre.
—No entiendes, si él se muere no sé qué será de mí.
—Serás el mismo chico fuerte que salió adelante solo una y mil veces.
—No podré, Allyson. No puedo solo. Si él me deja estaré solo en el mundo, no sabré que hacer con mi vida si mi padre me falta ¿Es que no lo entiendes?
—¿Quién te dijo que estarás solo?
—Siempre lo estuve y él fue mi motor.
—No estás solo, estoy yo. Quizás no de la manera que lo quieras, pero sí de la que yo puedo estar. Si no le dan de alta hoy nos quedamos acá y — trató de interrumpirme, pero no lo dejé. — y no, no digas nada. Odio cuando me agradeces por cosas que no debes hacerlo. Esto lo hago porque eres especial, porque solo contigo siento... Siento esto, Sebas, no sé lo que es, pero es lindo y no pretendo dejarte solo nunca. Pase lo que pase siempre seremos tu y yo por encima de todo ¿Te quedó claro? Que conste, no acepto un "No" por respuesta.
—Eres única, Ally. En serio le agradezco al destino por a verte puesto en mi camino. Allyson, eres lo mejor que me ha pasado. — sonreí y él me tomó de las manos. — y sobre eso que sientes yo también lo siento, pero todavía no sé qué es. No puedo decirte lo que es porque empecé a sentirlo hace poco. Esa sensación de necesidad hacía ti, esas ganas de besarte de repente, ese deseo de no dejarte ir nunca; esas ganas de hacerte mía. — mi respiración agitada frente a él delataba mis nervios, delataba todo lo que sentía cuando estaba con él.
—Sebas, no es momento d-de h-hablar eso— dije con respiración agitada, estábamos tan cerca que podía sentir su respiración, tan cerca que podía besarlo como había deseado tanto, pero este no era el momento y debíamos entenderlo.
—Prométeme que en algún futuro no muy lejano continuaremos con esta conversación. — asentí y él tomó la iniciativa; me besó. Un beso dulce y tranquilo, uno de esos que te hacen llegar a la luna en tan solo segundos, de esos que te dicen todo lo que con palabras no puedes decir. Nos separamos y besó mi frente, iba a decir algo, pero nos interrumpió el doctor.
—Disculpen, jóvenes. ¿Ustedes son los familiares del señor Rodrigo Lerrie?
—S-si yo soy su hijo— tomé su mano y la apreté en forma de fortaleza. Él la besó y se paró junto al doctor. Se alejaron a hablar sobre lo que tenía el padre de Sebas y yo me quedé sentada esperando la respuesta de ellos; mientras me puse a pensar en todo lo que me había dicho él, no sé lo que somos ahora mismo, pero lo que sea que seamos me siento muy bien al serlo. Después de unos minutos pensando Sebastián regresó, pero ahora se le veía más feliz.
—Oiga ¿Por qué tan feliz, jovencito?
—Primeramente, porque—tomó mi mano— tengo a la chica más hermosa de toda la galaxia a mi lado. —sonreí y temo pensar que hasta me sonroje— y también porque mi papá está bien, solo fue el impacto del golpe que lo dejó inconsciente, pero ya para el lunes a la tarde puede regresar a casa. — al escuchar eso lo abracé y el hizo lo mismo, nos quedamos un buen rato así hasta que decidimos soltarnos, pero no por completo. Miró mis ojos y me besó nuevamente, sus besos eran como droga, era como un vicio. Un vicio que podía tener por el resto de mi vida. —Tus besos son adictivos. Una adición que no dejaría por nada ni nadie.
—No sé lo que siento, pero no pretendo sentir esto por nadie más; nunca.
—¿Por qué tan segura? —preguntó mirándome a los ojos.
—Porque creo en el destino mas no en las casualidades. Si las cosas pasan, pasan por algo. Ya sea porque el destino así lo quiere o porque Dios lo permite, pero nunca te llamaría casualidad. Las casualidades en mi mundo no existen; si llegaste a mi vida fue con un propósito: amarme o destruirme.
—Nunca te destruiría, siempre te amaré. No de la manera que ambos queremos por el momento, pero sí de la manera que lo mereces.
—¿Qué pasa si tu "siempre" se convierte en un "Nunca"?
—Me encargaré de no ser tan estúpido para dejarte ir. Y si un día me voy, no me atajes déjame ir. Porque regresaré, regresaré a recuperarte. Por encima de todos, pase lo que pase, Allyson.
—El que se enamora pierde, Sebas.
—Ya perdí, Allyson.
Narra SebastiánNo sé cómo hacerle para pedirle esto a Allyson, odio quedarme estancado en momentos así, no sé cómo diablos hacer las cosas. Cuando estoy delante de ella quiero decirle tanto y no me sale ni mierda ¡Puta vida! mi nivel de desesperación llega al extremo de ponerme a hablar solo.—¿Qué pasa, Compa? — dice Michael sentándose en la silla de enfrente. Él se convirtió en una clase de mejor amigo para mí cuando llegué acá.—Necesito invitar a Ally a salir, pero cada vez que lo voy hacer mi maldita mente se pone en blanco, me pongo nervioso ¡ESO NO ME PASA CON LAS DEMÁS! — él soltó una carcajada— Maldito bastardo este, yo valiendo mierda y tu burlándote. Púdrete.—¿Sabes cómo se llama eso que tienes?—Ajá ¿Como a ver?—Se llama "Estar enamorado" Compa, piénselo y reaccione. Le gustas a esa niña, aprovéchalo. Te lo digo, ella no es de estar de chico en chico teníamos cl
Entre risa y risa anoche fué la mejor noche de mi vida, no es como que pusiera en duda que lo sería, pero él sabe como sorprenderme.—¿Qué tanto piensas, Ally? — preguntó mi padre poniendo la mesa para el almuerzo.—Nada importante, papá. — cojo los utencilios para la comida y me siento en mi puesto de la mesa.—Hija, tengo una duda y necesito que me la aclares.—Claro, papá. ¿Qué pasó?— de momento me puse nerviosa, no sabía si te pasaba algo que no me había dicho.—No es nada de que preocuparse, es sobre tí y este muchacho ¿Sebastián?—¿Qué quieres saber sobre eso, papá? — y me puse nerviosa y nisiquiera sé porque.—¿Tienen
Me moví y sentí como mi espalda me dió una punzada. Todo el cuerpo me dolía, sentía como si me hubiese arrollado un camión. Abro los ojos de a poquito y la luz es tan fuerte en la habitación que me obliga a cerrarlos de nuevo. Intenté abrirlos por segunda vez y sentí un peso en mi brazo. Miré y estaba él allí, acostado con la cabeza en mi mano y sentado en una silla. Se veía tan hermoso allí dormido. Con mi otra mano intenté acariciarle el pelo, pero estaba conectada a unas maquinas y no podía hacerlo. Al parecer el sintió mis movimientos y despertó asustado.—¿Qué pasa? ¿Qué pasó? ¿Tienes algo? ¿Te duele algo? — dijo todo bobo y medio dormido. Sonreí al verlo así, pasé mi mano suavemente por su mejilla.—Estoy bien, hermoso.—pude notar como bajó la tensión de sus hombros y besó mi mano.
Cuando las personas llegan a tu vida te da cierto miedo dejarlas entrar porque temes a que se vayan y no regresen más. Ese es mi mayor temor con Sebastián, él se ha convertido en ese "todo" que siempre busque. No eramos nada y ahora somos todo sin serlo. Es un trabalenguas que tengo en mi mente y quizá así como lo pienso de difícil así mismo es plasmarlo en la vida real. ¿Cómo seguirle el juego sin enamorarme? ¿Cómo saber si está jugando o lo está haciendo en serio? Son muchas las preguntas que pasan por mi mente en un momento como este. Es difícil descifrar lo que las personas en la actualidad quieren, pero mi pregunta es ¿Qué es lo que en verdad quiero yo? Es una de las más difíciles de responder porque sé, pero, no sé. Otro trabalenguas que solo yo entiendo.En este momento me encuentro acostada con Sebas en el sofa. Esta posición me acuerda a cuando estaba en el hospital. Él está acostado y yo con mi cabeza encima
Hacen dos días que evito a toda costa encontrarmelo en los pasillos de la universidad, no quisiera verle la cara de nuevo. No quisiera tener que saludarlo y pensar que le dije a lo que temia y sin importarle nada se fué, se fué y no dijo ni adiós y es lo que más dolió.—Tierra llamando a Allyson. Niña, te la pasas en la luna ¿Todavía andas pensando en mi primo? Eres masoquista, bebé.—Es que lo creí diferente. Lo imaginé otra persona, pero una vez más me fallaron.—Ay, Ally. Siempre te dije que creer en hombres nunca ayuda. Siempre hacen la cagada del milenio y nosotras terminamos perjudicadas porque nos enamoramos de esos pendejos. — Anahí siempre sabia sacarme de mi trance emocional con sus locuras.&nbs
Llega un momento en la vida en que escojes arriesgar todo por alguién y ese alguién se convierte en tu todo en tan poco tiempo que ni te das cuenta cuando te enamoraste y te preguntas ¿Cuando sucedió? Y ves que ocurrió antes de que te dieras cuenta que siempre estuviste enamorada y solo era cuestión de abrir un poco los ojos para darte cuenta de que siempre estuviste amarrada a esa persona.—Mi reina ¿Qué tanto piensas? — estabamos en la sala de espera del hospital, esta vez quien se enfermó fue él y es tan terco que tuve que chantajearlo para que viniera conmigo.—En nada. —mentí, últimamente en lo único que pensaba era en él, solo en él y nada más que él. Lo sentia como mi oxígeno, pero algo me decía que era malo darle ese puesto en mi vida, aún así me arriesgaré.&nbs
Desperté porque por alguna razón el sol daba en mi cara, pero en mi habitación NO me daba el sol en la cara, siento un brazo super gigante que pasa por mi cintura. Intento voltearme, pero al moverme este me pega más a él, apretando el agarre. Y me pongo a pensar, si estoy en casa de Sebas.—¡Oh no! ¡Sebastián! ¡Despierta!—grito y este despierta asustado.—¿¡QUÉ PASÓ, AMOR!? — se le veía bien exaltado.—¡Mi padre! Me matará porque no avisé que me quedaría aquí a dormir.—Ay por Dios, Allyson ¿Para eso me despiertas? — lo miré mal.— Mi reina, tu padre llamó anoche y mi papá lo contestó y me pasaron el teléfono a mi. Le dije que l
Dicen que el amor cuando es puro y verdadero sobrepasa todo obstáculo, todo límite. Creo que en eso tienen razón, las cosas con Sebas van extraordinariamente bien. Dentro de poco cumplimos un mes y somos la envidia de toda relación en la universidad. Muchos apuestan que terminaremos la carrera y nos casaremos, otros dicen que nuestros hijos serían hermoso, pero estan locos apenas tenemos semanas casí un mes, en todo este tiempo pueden pasar muchas cosas, que claro. Espero sean todas buenas.—¿Quieres la tarta de chocolate o de vainilla o ambas?—estabamos comprando tarta porque se me antojó de la nada.—¿Se puede de ambas? O ¿Una y una? Es que quiero mucha mucha, para mi solita.—me miró mal— Bueno, hermoso. La compartiré contigo ¿Te parece? —me miró por unos segundos, asintió y regresó a pedir las tartas.<